El Casco Histórico de Córdoba afronta semanas decisivas para los planes y medidas que blinden su futuro

El Ayuntamiento de Córdoba hace años que trabaja no sólo en obras, mejoras y conservación, sino también en dotarse de herramientas y en tomar medidas para la vida diaria con el fin de establecer unas normas para actuar.

Se hace con vocación de permanencia, aunque no se oculta que gran parte de las novedades se exhibirán en el Congreso Mundial de Ciudades Patrimonio, que se celebrará entre el 24 y el 27 de septiembre.

El Consistorio trabaja desde hace años en una cita que reunirá en la ciudad a representes de urbes monumentales de todo el mundo, y que será el mejor escaparate para mostrar el trabajo de los últimos años y el que se ha proyectado para el futuro. Llega además en el momento en que se cumplen 40 años de la declaración de la Mezquita-Catedral y 30 del Casco Histórico como Patrimonio de la Humanidad.

Para ese mes es posible que se conozca algo de contenido del Plan de Gestión del Casco Histórico de Córdoba, en el que el Gobierno local trabaja desde hace casi dos años, y contendrá 64 actuaciones específicas y 12 estratégicas para definir cómo se tiene que actuar en toda la zona antigua de Córdoba.

No será sólo, como precisó la teniente de alcalde de Transformación Digital, Lourdes Morales, para determinar cómo actuar, sino también para detectar necesidades y así notificar al Área municipal correspondiente la necesidad de actuar.

Será un texto normativo que fijará acciones para mejorar la habitabilidad, atraer empresas pequeñas y medianas, con especial atención para la artesanía, y definir el uso del tráfico rodado, entre otras cosas. En las próximas semanas se tiene que conocer el contenido del plan como llave maestra para los siguientes años.

Uno de los problemas del Casco Histórico de Córdoba tiene que ver con lo que se llama la habitabilidad y las condiciones de vida. La especial delicadeza de la zona tiene que conjugarse con la necesidad de que los vecinos disfruten de una vida parecida en comodidades a la que tienen quienes viven en barrios de nueva construcción.

La dificultad para circular por ciertas zonas, con restricciones muy severas para residentes y no residentes y la necesidad de recorridos muy complejos, es una de las quejas constantes, pero también la imposibilidad de instalar placas solares.

Muchos de los habitantes, que residen en viviendas unifamiliares, hace muchos años que piden poder instalar placas en las azoteas de sus casas con el fin de poder utilizarlas como fuente de energía, pero la normativa por el momento lo prohíbe.

El Ayuntamiento está estudiando la forma en que se pueda autorizar en ciertos lugares, porque en la zona declarada como Patrimonio de la Humanidad, es decir, en la Judería o el Alcázar Viejo, parece que sería imposible.

Sí podría hacerse, por ejemplo, en los barrios de la Ajerquía, que forman parte del conjunto aunque no tienen la protección. Un informe que tendrá que emitir la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía ayudará a intentar dar una solución a unos residentes que insiste en tener las mismas posibilidades que los demás cordobeses.

Relacionado con ello, y con los conceptos de habitabilidad, está la lucha contra los efectos del cambio climático. Es algo que tendrá un amplio reflejo en el Plan de Gestión del Casco Histórico, que tiene que hacer compatibles estas medidas con la protección de la zona.

Por ejemplo, para eso será necesario intentar definir qué materiales se puede emplear en una zona tan sensible, de forma que eviten los efectos de las altas temperaturas, o al menos no ayuden a hacerlas crecer, y a la vez respeten el entorno.

Fundamental ahí serían las zonas arboladas, que se tienen que ceñir casi siempre a calles muy concretas y a plazas. La actuación en Camposanto de los Mártires, como uno de los pulmones junto a la Mezquita-Catedral, debe ser fundamental.

Noticia Relacionada

El jardín de los Mártires, o el nuevo activo para la zona más turística

Francisco Poyato

La Junta tramita la cesión de seis mil metros cuadrados del alcázar califal para integrar zona verde y restos

El Ayuntamiento tiene en los últimos meses el proyecto de realizar una ampliación de esta zona en un solar situado detrás de la antigua Biblioteca Pública Provincial, en las proximidades del Palacio Episcopal. Puede ser una forma de conseguir protección contra el sol en lugares en que no hay otra forma que la propia arquitectura de calles estrechas que evitan la llegada del sol durante muchas horas del día.

El Ayuntamiento, eso sí, ha trabajado en dotarse de herramientas para trabajar con el Casco Histórico y para que sus vecinos tengan al menos cauces de atención en los que plantear sus problemas y pedir soluciones. La Gerencia de Urbanismo cuenta con un apartado específico, que es la Oficina del Casco Histórico, pero también tiene el Ayuntamiento una Mesa del Casco Histórico.

Agrupa a todas las asociaciones que representan a quienes viven o trabajan en la zona, con la idea de tener en cuenta su opinión a la hora de tomar decisiones.

La acción más regente, que acaba de adjudicarse a una empresa, es la creación de lo que se llama un gemelo digital, es decir, una recreación virtual de toda la zona antigua de Córdoba.

A través de distintos sensores, como cámaras y algunos otros dispositivos, enviará información que permitirá a los técnicos que controlen el proceso información en tiempo real. Así se podrán tomar decisiones, tanto en jornadas normales como en otras que pueden tener más concentración de personas. Semana Santa, Cruces y Patios, por ejemplo.

Para conseguir que el Casco Histórico de Córdoba siga siendo habitable son fundamentales las actuaciones que le dan vida y que contribuyen a a que haya mayores actividades. Una de ellas puede ser continuar con la recuperación de la cultura del caballo, en lo que la asociación Córdoba Ecuestre ya tenía recorrida una buena parte del camino.

El Ayuntamiento ya es el dueño del edificio de Caballerizas Reales, cuna del caballo de Pura Raza Española desde que se creó el edificio por orden del rey Felipe II. El crecimiento de las actividades en los últimos años puede tener dos capítulos más: la declaración de la cultura ecuestre como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad (como lo es la fiesta de los Patios) y la unión entre el edificio con el vecino Alcázar de los Reyes Cristianos.

Precisamente las actuaciones patrimoniales han sido constantes en los últimos años y tienen que seguir, en la Mezquita-Catedral, el Alcázar y la Sinagoga, entre otros lugares. Aquí se dan por hecho, pero faltan otras que se licitarán en los próximos meses. La más próxima es la del antiguo convento de Regina, entre San Pedro y el Realejo, puede servir para dar más vida a otra zona del Casco Histórico.

Tiene que conjugarse con otras que no se realizan en la zona protegida, ni siquiera demasiado cerca, pero que sí forman parte del patrimonio de la ciudad, como la recuperación, entre la Universidad de Córdoba y el Ayuntamiento, de los enclaves arqueológicos de Cercadilla y del anfiteatro que está a la espalda del Rectorado.

La zona antigua de Córdoba se ha despoblado en las últimas décadas, como ha sucedido en una gran parte de las ciudades patrimoniales españolas, pero si hace no tantos años había muchas casas vacías o deshabitadas, desde hace tiempo estas viviendas que casi amenazaban ruina vuelven a tener habitantes, y no permanentes.

Son las viviendas de uso turístico, sea en bloques completos de apartamentos rehabilitados o en convivencia con viviendas convencionales. La pelota está ahora en el tejado de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento, que busca encontrar las zonas más tensionadas y decidir si se busca alguna forma para controlar el crecimiento exponencial que han tenido en los últimos años.

Ahí debe entrar la definición de una forma de convivencia con los vecinos permanentes en inmuebles que en muchos casos apenas tenían uso antes de que comenzara el momento en que este tipo de alojamientos fuesen una alternativa a los hoteles. El debate sobre el crecimiento del turismo sobrevuela su regulación.

Algo que preocupa mucho a los residentes es la presencia del turismo y de cierto tipo de visitantes que en ocasiones generan molestias. Por eso el Ayuntamiento trabaja desde hace semanas en una Ordenanza para la Convivencia, que tiene que poner coto a ciertas actitudes que resultan especialmente desagradables para quienes viven o trabajan en la zona.

Entre lo que se quiere restringir están las despedidas de soltero, que no crean una buena imagen, o los hábitos de beber en la calle, que traen muchas molestias.

Las acciones que se han hecho en los últimos años también tienen hitos en los que el Ayuntamiento y los vecinos han cooperado. El ejemplo más notable es el del alminar situado junto a la iglesia de San Juan y el colegio de las Esclavas.

Fueron los vecinos del Centro de Córdoba los que se cansaron de que amenazara ruina y promovieron un acuerdo en que participaron el Ayuntamiento de Córdoba, la Universidad, las Esclavas, el Obispado y ellos mismos para comenzar con su restauración.

Dio resultado, porque permitió eliminar los riesgos, consolidó el exterior y dio nuevo esplendor a un monumento de no poco interés en Córdoba: es un alminar de época emiral, del siglo IX, muy bien conservado, y con muchos elementos interesantes. En el futuro tiene que ser visitable en el interior.

Otras acciones recientes tienen que ver con las infraestructuras que ayudarán a mejorar la vida de los vecinos, y ahí sobresale la reciente recuperación del Mercado del Alcázar como centro de día para personas mayores. Está en el borde del Casco Histórico, pero de su actividad se pueden beneficiar también algunos de los residentes de una zona que a fuerza de ser monumental tiene que ahora que detenerse para volver a ser, como siempre lo fue, habitable.