Cosmopoética 2023
Antonio Muñoz Molina: «La poesía enseña el sentido de la forma y el cuidado de las palabras»
El escritor confiesa en Córdoba que el arranque le da el tono que después define a la novela, y sin él no tiene nada
Muñoz Molina: vidas rotas, oportunidades perdidas
Córdoba
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLos periodistas hablaban de artículos de opinión y de la reacción de los lectores y en eso entró, silencioso y sonriente, Antonio Muñoz Molina (Úbeda, 1956). Quizá sea sugestión pensar que hubiera querido unirse a la charla, porque ha cultivado el género y porque ... después lo menciona. Al notar la naturalidad con que hablaba de todo lo propuesto, pudo ser una oportunidad perdida no haberlo hecho. A un novelista que participa en Cosmopoética hay que preguntarle por la poesía.
«La poesía es como el manantial de todo. Es una cosa muy honda, que tiene mucho que ver con lo fundamental del ser humano. Con respecto a mi trabajo, lo que quiero es conseguir como una intensidad parecida a la que tiene un buen poema. Conseguir una forma que sea así de intensa, de clara y de poderosa», dice, y en su obra, desde 'El jinete polaco' hasta ahora, se nota la preocupación de la forma.
Ana Castro vuela por encima del dolor con la poesía de 'La cierva implacable'
Luis MirandaLa autora pozoalbense vuelve a Córdoba para leer en la cita cultural su libro premiado
Más: «La escritura de una novela muchas veces tienen que ver con la escritura de un poema, sobre todo en su arranque. Yo tengo proyectos de novelas en los que he trabajado mucho tiempo, borradores, y nunca he llegado a escribir la novela, y si no he llegado a escribirla es porque no tengo un arranque. Si no tengo el arranque no tengo el tono. Es una necesidad fundamental, tener un principio, una frase, unas palabras que te marquen».
Tiene que ver con la inspiración, porque es algo que no se puede ser elegir voluntariamente. «Puedo elegir hacer un artículo de algún tema, y eso es deliberado. Una novela no puedo escribirla así. No puedo decidir escribir una novela; la novela tiene que llegar y creo que en eso se parece al poema. Luego hay otra cosa que es el sentido de la forma. El poema, como el cuento, tiene una forma muy precisa. La novela puede perderse, pero sí lees un buen artículo o un buen cuento, tiene que tener una forma tan cerrada como la que tiene un poema. La poesía te enseña un sentido de la intensidad de las palabras y de la forma, el cuidado de cada palabra».
¿Y ese arranque no se puede dejar para otro momento o es como los cimientos del edificio? No para él: «Sin eso no tengo nada». Para Antonio Muñoz Molina empieza en una historia que se intuye, en la primera fase. Le ha pasado desde el principio, desde 'Beatus ille', cuando empezó a tener la novela y una mañana vio «una voz que hablaba y eso ordenaba todo».
El título
Y algo importante es también el título. Le desorienta no contar con él. Cuenta otra historia: «A veces tengo buenos títulos sin tener libro. Lo guardas y lo tienes ahí, y de pronto puede llegar. Imaginé una novela que se iba a llamar 'La noche de los tiempos', pero la dejé. Y al empezar a escribir la que se llamó así, me vino a la cabeza. Un buen título no es una etiqueta, sino una síntesis de lo que va a ser el libro».
Ama la poesía, pero se detiene respetuoso ante el poema, porque sabe a lo que obliga. Si se le pregunta por sus poetas tiene bastantes. Antonio Machado, desde luego, Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez a veces, Manuel Machado.
Fue para él importante el descubrimiento de la poesía americana: «En Estados Unidos hay una poesía extraordinaria, muy poco formal, poco retórica, con mucha naturalidad, pero con una naturalidad que no es vulgar. Walt Whitman, Emily Dickinson. Me gusta mucho Frank O'Hara, que tiene un libro llamado 'Lunch poems', los poemas a la hora del almuerzo, muy coloquiales. Es un hombre que trabajaba en el MOMA y muchos eran sobre la parte de Nueva York que está cerca, y tienen una naturalidad coloquial de ternura absoluta». A Idea Vilariño le debe el título de la última novela, 'No te veré morir'. Le gustaban portugueses como Ana Roisa Amaral y al final logra que no se le olvide uno de los cruciales: Borges.
«En mi trabajo quiero conseguir una forma tan intensa, tan clara y tan poderosa como la que tiene un buen poema»
Antonio Muñoz Molina
Escritor
Por ahí llega la conversación a la novela. 'El jinete polaco' (1991) es la historia de un hombre joven. 'La noche de los tiempos' (2009) el relato de alguien maduro. La reciente 'No te veré morir' es de una persona mayor, aunque él puntualiza que «afortunadamente» todavía es mayor que él.
¿Por qué? «La novela la vas haciendo con lo que tienes a mano y de una manera bastante inconsciente. Mi literatura tiene mucho que ver con quien yo soy, con mis circunstancias, con las de mi vida, mi origen, el país en que vivo. Cuando conocí a Felipe Benítez Reyes, él tenía un primer libro de mucho dominio técnico y elocuencia. Había un poema titulado 'Al cumplir 23 años', y era como senequista (risas), como una mirada de madurez», recuerda. Y luego mira con la experiencia y sabe que es difícil «tener conciencia plena de lo que significa el paso del tiempo». «He escrito novelas en que los personajes se veían con 30 años más, y eso lo puedes imaginar, pero cuando lo has vivido sabes más», dice.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete