Crimen de la gasolinera
El «padre coraje» de Jerez, ante su última encrucijada
Paco Holgado emprenderá una marcha a pie para reclamar Justicia por su «chiquillo Juan»
J. Padilla
Paco Holgado (71 años) se enfrenta a su última encrucijada: evitar que el asesinato de su hijo Juan en la gasolinera de Campsa de la barriada jerezana de la Constancia (ocurrió el día 22 noviembre de 1995) prescriba como delito porque se está ... a punto de cumplirse los veinte años de que ocurriera. Un crimen que conmocionó a Jerez por su brutalidad. Juan, un joven deportista, fue asesinado por varios individuos que le asestaron múltiples puñaladas cuando trabajaba por cuarta noche consecutiva en una estación de servicio que carecía de medidas de seguridad. Fue asaltado cuando limpiaba los surtidores. Un robo con violencia fue el móvil. Un crimen que, por otro lado, fue uno de los prolegómenos de la telebasura.
«El padre coraje» ha dicho hoy: « Quemaré hasta mi último cartucho» . Mantiene que el juzgado de instrucción número 1 de la ciudad tiene abiertas nuevas diligencias. Ante ello, Holgado iniciará el próximo lunes 28 una marcha a pie, él solo, desde la rotonda que el pueblo de Jerez dedicó a su hijo, hasta Madrid, «a plantarme donde haga falta. No tengo apoyo ninguno. Le he dicho a varias personas que me acompañaran (incluso pagándoles 500 euros y comida), pero nadie se atreve».
Sin embargo, Holgado confía en que se solidaricen con él familiares y amigos de otras víctimas de delitos violentos en España. «No tengo una ruta fija, no sé qué camino cogeré, pero por la memoria de mi chiquillo llegaré a Madrid a pedir Justicia». Un crimen sin anales (en aquellos tiempos) de la crónica negra del país pues el juicio contra los cuatro sospechosos se celebró dos veces en la Audiencia Provincial de Cádiz: fueron absueltos los acusados por falta de pruebas en ambas ocasiones. Dos de ellos siguen perjurando que no tuvieron nada que ver.
«La investigación policial y judicial fueron un desastre», mantiene Holgado hoy a ABC . Él mismo decidió investigar por su cuenta, disfrazado con una peluca y con una ropa no habitual a la que usaba -«coño, si es que me conocía ya media ciudad por salir en la tele»-, los bajos fondos del Jerez de hace dos décadas. «Todo aquello ya ha desaparecido: Rompechapines (histórico barrio chino), el puente de la carretera de la Cartuja, Las Angustias… Eran puntos calientes de una ciudad muy azotada por la heroína -aquel «caballo» de muerte que cantaban Miguel Ríos o los Chichos- que devastó decenas de vidas. O por sobredosis o por sida.
Holgado no niega que el crimen terminó su relación con su exmujer, Antonia Castro, que reivindica también Justicia para su hijo Juan: «Lo que debe importar entre los dos es nuestro hijo, no las denuncias mutuas».
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