«Hay un aumento generalizado del consumo de sustancias tóxicas y agrava muchísimo la enfermedad mental»
Matilde Blanco, directora del Plan Estratégico de Salud Mental y Adicciones de Andalucía, asegura que esta iniciativa da una respuesta pragmática, coherente y sincrónica a las nuevas demandas de la sociedad
«Me preocupa mucho que la esperanza de vida de las personas con trastornos mentales graves sea menor que la de la población general»
El 70% de las personas con trastornos de salud mental grave también presenta algún tipo de adicción
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Iniciar sesiónLa salud mental es uno de los principales desafíos de la sanidad. Desatendida históricamente, en estos últimos años se ha proyectado la luz suficiente para ponerla en el foco; ahora, 'sólo' falta trabajar para ofrecer la debida atención a los pacientes que sufren estar ... enfermedades silentes y estigmatizadas.
Matilde Blanco es la directora del Plan Estratégico para la Salud Mental y Adicciones (PESMA), una iniciativa que recoge todo el conocimiento anterior, se amplía con la experiencia y conocimiento de los actuales profesionales, e intentará cohesionar los distintos departamentos y especialidad para traer el orden sobre tanto caos. Proyectado para los próximos cuatro años (2025-2029), responde de manera pragmática a los grandes retos del presente, de una sociedad todavía en pañales y con un terreno yermo sobre el que actuar,
-¿En qué punto de la tramitación se encuentra ahora mismo el Plan Estratégico de Salud Mental y Adicciones de Andalucía?
-Ya se ha publicado en el BOJA y estamos recibiendo sugerencias y posibilidades de mejora que se puedan incorporar ya que es una versión provisional. Sabiendo la necesidad que tiene la población, hemos corrido lo máximo posible para completar esta primera fase bastante técnica y participativa. Existe la voluntad de que se haga de una manera ágil. La intención es que salga lo antes posible, si bien son plazos de tramitación política. El proceso de un plan tan ambicioso como este no es fácil, pero será a la mayor brevedad posible.
-¿En qué consiste este plan y qué es lo más novedoso?
-En determinar las líneas de trabajo que se van a llevar en salud mental y adicciones para los próximos cuatro años. Damos respuesta bastante pragmática a los problemas de salud mental que se han detectado mediante las fases de diagnóstico.
Es muy novedoso en Andalucía que, por primera vez, se está hablando de salud mental y adicciones bajo el mismo paraguas, sentando las bases para que haya pues una atención que sea coherente, sincrónica.
Otro elemento importante es el peso de la coordinación y la coherencia en las distintas intervenciones. Es un sistema de intervención por pasos en el que se utilizan todos los recursos de la red, desde los sociales, atención primaria hasta recursos extremadamente especializados, como las hospitalizaciones domiciliarias, la unidad de salud mental infanto-adolescente...
-Una de las claves es esa relación entre la salud mental y las adicciones.
-La comorbilidad, así es. El 70% de las personas tienen diagnóstico de problema de salud mental grave y a su vez un dato de consumo. La comorbilidad es un fenómeno progresivamente creciente.
La importancia de la visión es que muchas personas que tienen diagnóstico, como por ejemplo la psicosis, si no tienen consumo su pronóstico es muy bueno. Conforme nos vamos desplazando hacia casos más graves, lo que sí que observamos es que el consumo tiene mayor peso. Es uno de los determinantes que se incluyen por primera vez dentro del mismo plan estratégico, esas actuaciones en salud mental y en adicciones.
Las adicciones son también la expresión de un malestar psíquico. Y en enfermedades mentales como en adiciones, tanto los condicionantes, ambientales, sociales, laborales, ocupacionales, son igual de importantes, tanto en el origen como en la necesidad del desarrollo de ese soporte dentro de lo que son las actuaciones terapéuticas.
La naturaleza de los problemas y parte de las soluciones son comunes.
-¿Ese 70% se refiere a todos los trastornos mentales?
-No, a trastornos mentales graves. Una de cada cuatro personas tienen problemas de salud mental, pero conforme más leve es el problema, menos peso tiene el consumo. La ansiedad es un espectro leve. Si hubiera consumo claro que importa, pero no es tan frecuente. Es muy importante en una psicosis, un trastorno de personalidad, porque complica mucho el tipo de intervenciones. El consumo suele ser uno de los factores desencadenantes de brotes psicóticos.
-¿Cómo se implementa este plan? Entiendo que es clave la coordinación.
-Nosotros estamos ya trabajando. Se han seleccionado aquellas actuaciones que ya están funcionando dentro del territorio andaluz, pero que a lo mejor son puntuales o anecdóticas, la idea es ir generalizándolos para que no haya agravios equitativos entre los distintos puntos de Andalucía.
Con Educación, se está trabajando con el colectivo de los enfermeros referentes de centros escolares. También con la figura del psicólogo de Atención Primaria. El plan de prevención de conductas autolíticas a nivel andaluz... Hemos establecido un cronograma, empezando por lo que es más factible a día de hoy para ir obteniendo resultados a corto y medio plazo. Queremos ser muy realistas.
Entonces, la implementación va a ir desde aquellos elementos que ya están en marcha y sumándolo a la coherencia y la coordinación. Vamos a aprovechar todos los recursos.
-Hacen falta más, se apunta como primer problema.
-Sí. Pero incluso mejorando la eficiencia de los recursos existentes quizás no sea necesario un incremento de los recursos, que también está incluido en el plan. Lo que tenemos, que no son suficientes, y los que lleguen debemos optimizarlos. Si los recursos no están dentro de una estructura coherente, no obtienes los resultados más eficientes.
-Es un comentario recurrente, pero la atención primaria es esa puerta de entrada de todos los pacientes y la que sufre más por saturación. Faltan recursos, falta formación...
-Faltan muchas cosas, y sobre todo, orden. Cosas que se han empezado y no se han explotado. Por ejemplo, llevamos tiempo implantando los grupos de Afrontamiento de Ansiedad (AFRA), que llevan las enfermeras generalistas de Atención Primaria, para potenciar las intervenciones no farmacológicas. La medicación tiene una indicación, a veces es necesaria, pero raramente es suficiente. Y en muchos casos, la medicación puede que no sea la clave.
Sabemos que esto funciona, entonces hay que generalizar de manera que Primaria tengan sus propias herramientas de intervención, en coordinación con la salud mental especializada. Porque cuando detectamos que algo excede la capacidad de Atención Primaria, tenemos que tener circuitos muy rápidos para que llegue al siguiente nivel de atención.
-¿Es un reto principal reducir estos tiempos en los que se deriva al especialista?
-Efectivamente. Pero el gran reto ya no es solo la demora, sino poder dar luego la intensidad suficiente de tratamiento. Por ello es tan importante ordenar la demanda, para que cuando los pacientes lleguen a los dispositivos especializados, dispongan de una intensidad terapéutica mayor.
Eso es lo que intenta el PESMA: mejorar las actuaciones específicas en aquellos problemas de enfermedad mental que requieren una intervención más intensiva, porque si no existe esta graduación de actuaciones, se produce una llegada masiva a estos dispositivos que complica la asistencia y al final perjudica a aquellos casos de mayor gravedad. En el Plan hay un desarrollo de intervenciones específicas para aquellos casos muy graves aunque menos frecuente.
-El informe recoge la necesidad de estabilización laboral.
-El tratamiento de la salud mental y las adicciones se basan en la relación terapéutica. Las personas tienen que confiar en sus referentes para que podamos trabajar en algo tan sutil como esto. Entonces, no es solo cuestión de número, que evidentemente necesitamos incrementar el número de profesionales. La estabilidad de esos profesionales es básica. No es lo mismo si yo conozco al especialista de 12 años que si me ve una persona distinta cada mes.
-Ansiedad y estado de ánimo son las consultas más habituales.
-Sí, lo más prevalente es lo más leve. La ansiedad sería una entidad patológica, con lo cual tendría una intervención, mientras que el estado de ánimo no es una patología, es una característica del aparato psíquico. De hecho, este es un 'poquito' parte del problema, decir en qué punto de corte entendemos que atiende también lo que es la asistencia sanitaria.
Porque los estados de ánimo que no son patológicos no serían subsidiarios de tratamiento. Estaríamos hablando de un programa de prevención y promoción de la salud. Estar triste no significa que uno esté enfermo.
-Denuncian los profesionales el excesivo uso de benzodiacepina. Estamos muy medicados.
La medicación puede ser necesaria, pero no es suficiente y por eso el hincapié que se hace en el PESMA para desarrollar intervenciones no farmacológicas. Se está trabajando en distintas estrategias como 'Benzostop', que involucra tanto a Atención Primaria como la especializada en salud mental, como las farmacias. Que el uso de benzodiacepinas no se convierta en un problema mayor.
-Un dato estadístico sorprendente: la mujer tiene más problemas con el alcohol y fuma más que el hombre
-El alcohol ha sido siempre una patología muy silente. Además, con respecto a las adicciones y la salud mental en la mujer hay varios programas específicos que tienen en cuenta la perspectiva de género. El alcohol ha sido siempre una circunstancia avergonzante. De hecho, muchos de los consumos de alcohol en mujeres se hacen en el contexto doméstico.
Se están destapando situaciones que en otro momento puede que no viéramos. Y esta es una de ellas.
-El 80% de personas que piden tratamiento son hombres.
-Eso también es algo bastante sorprendente y que habla un poco de la necesidad de de establecer la perspectiva de género. Hay muchas cosas que afectan al género femenino que ni se ven ni se han estudiado. Hay que tener en cuenta las diferencias en el sufrimiento, y son necesarios dispositivos específicos para la mujer. La adicción en el género femenino tiene un potencial exponencial de vulnerabilidad, de fragilidad; tiene mucho riesgo de poder ser instrumentalizada, de entrada en red de prostitución, etc.
Hablamos de tratamientos diferentes y, por ejemplo, comunidades terapéuticas o pisos de tratamiento diferenciados por género.
-En la sociedad hay un aumento del consumo de cocaína que ya recogen las estadísticas médicas.
-Hay un aumento del consumo general de tóxicos. La cocaína sí ha aumentado, pero existen también otras sustancias estimulantes como drogas de síntesis. Hay un incremento de consumo de sustancias distintas de las habituales, tanto en sus formas (más atracones) como otros tipos más novedosos (chemsex).
-¿A qué se debe y qué se puede hacer para contrarrestarlo?
-Para la primera pregunta no tengo una respuesta concreta, sería una hipótesis. A veces se minimiza el potencial patológico que pueden tener las sustancias y se potencia el aspecto recreativo que puedan tener. Nosotros estamos trabajando en la formación específica en estos tipos concretos de consumo.
Hay unos proyectos dentro de prevención primaria y prevención secundaria que trabaja para que la población conozca realmente cuál es el efecto de los tóxicos. También incidimos en las poblaciones, en zonas de transformación social, que puedan tener un mayor riesgo de que ese consumo genere una adicción.
-¿Las adicciones suelen aparecer antes de cumplir la mayoría de edad?
-No, pero sí que es verdad que el coqueteo con la sustancia sí que es frecuente durante la adolescencia. Está el uso, el abuso y la adicción, y el joven puede ir llevando a cabo esa progresión. Estamos trabajando de forma intensiva en la población adolescente, que sea lo más sana posible con respecto al consumo y a su salud mental. Si estas personas que empiezan a coquetear pierden un poco el pie e incorporan esa sustancia a su vida, y tienen la mala suerte de tener también un diagnóstico de enfermedad mental, se agravaría mucho ese trastorno mental grave.
-Con respecto a las conductas suicidas, hay un descenso de la mortalidad pero a su vez un aumento en el número de intentos.
-Aquí, tal y como recoge el PESMA, es muy importante ese elemento de continuidad en este plan de prevención de conducta autolítica, para el seguimiento de las personas que han tenido un intento de agresión a uno mismo. Hemos puesto en marcha un circuito que garantiza una atención priorizada para ellas.
Esa continuidad está traduciéndose en una disminución de conductas suicidas consumadas.
-¿Reducir al mínimo el número de suicidios es el principal objetivo de los especialistas en la salud mental?
-Es un reto muy visible, porque la mortalidad derivada del problema de salud mental tiene una cara más clara aquí. Pero hay otros retos. Debemos poner el foco sobre su salud física, en que tengan una vida de calidad.
Me preocupa mucho que la esperanza de vida de las personas con trastornos mentales graves sea menor que la de la población general.
-Después de tantos años de experiencia y esos meses intensos en el diseño del Plan Estratégico, ¿qué le gustaría añadir?
-Que todas las personas somos vectores de la salud mental, la población general también. Es la gran desconocida y tiñe y condiciona la vida de todo el mundo. Es muy importante que, como sociedad, nuestra cultura en salud mental vaya poco a poco mejorando para tener una mejor calidad general de vida.
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