El 70% de las personas con trastornos de salud mental grave también presenta algún tipo de adicción
El nuevo Plan Estratégico andaluz incide en que el consumo de sustancias son reflejo, causa y/o consecuencia de estas enfermedades
Matilde Blanco: «Hay un aumento generalizado del consumo de sustancias tóxicas y agrava muchísimo la enfermedad mental»
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Iniciar sesiónLa enfermedad mental es el enemigo silencioso, la pandemia del siglo XXI. Un amplio catálogo de calificativos y denominaciones pretende visualizar la delicada situación que padecen hombres y mujeres en una sociedad que ha avanzado a una velocidad mayor de la que podían soportar. ... Una de cada cuatro personas tienen problemas de salud mental, realidad que ha quedado sepultada durante décadas y que aflora en una selva donde verdaderamente los árboles impiden ver el bosque.
Falta trabajo previo. Faltan estudios, coordinación, cohesión; falta una estrategia, un rumbo con un enfoque holístico e integrador. Y con el objetivo de servir de brújula nace el Plan Estratégico de Salud Mental y Adicciones en Andalucía. El PESMA-A acaba de publicarse en el BOJA para consulta pública y se espera que antes de final de año quede aprobado por el Parlamento.
Más de 1.500 profesionales han participado en la elaboración de un extensísimo informe correspondiente a su fase preliminar de diagnóstico. Un documento que sirve de pilar para sustentar las actuaciones del próximo curso 2025-29 y que arroja datos sorprendentes y desconocidos.
Por vez primera, un plan sobre la salud mental la vincula con las adicciones. Las cifras son manifiestas: el 70% de los enfermos mentales graves son consumidores de sustancias tóxicas (alcohol, tabaco, cocaína) o presos de otras adicciones, que representan causa y/o consecuencia. La llamada comorbilidad. En ocasiones, son reflejo de ese malestar psíquico. En otras, agravan enormemente el trastorno, que tiene mucho mejor diagnóstico y tratamiento sin esta circunstancia. Por tanto, se refuerza la necesidad de abordarse de manera conjunta y no como fenómenos aislados.
Cuatro de cada cinco personas que piden tratamiento son hombres
Para la elaboración del Plan se han realizado numerosas encuestas y entrevistas con técnicos que ofrecen estadísticas cuanto menos novedosas. En las mujeres, la prevalencia del tabaco y de los cigarrillos electrónicos, pero también del alcohol es mayor que en los hombres, destacando el estigma que tiene este consumo especialmente en el género femenino y que se da en la mayoría de ocasiones en el entorno doméstico. También el consumo de ansiolíticos y antidepresivos (63,7% y 72,7%), una circunstancia en aumento que obliga a la Administración a ofrecer respuestas alternativas no farmacológicas al ser mayor el perjuicio que el beneficio.
Y pese a ello, cuatro de cada cinco personas que demanda tratamiento son hombres. El PESMA incluye por tanto una perspectiva de género pues entienden que sólo se conoce la punta del iceberg. La mujer (se detecta un mayor número de citas a partir de los 35 años) carga con un mayor estigma asociado al consumo y a la vez es más vulnerable. Los profesionales destacan las dificultades de acceso al tratamiento que presentan las féminas, y faltan campañas de sensibilización para reducir esa estigmatización.
Estamos 'sobremedicados'. El aumento del malestar emocional en la sociedad ha dado lugar a un incremento de la medicalización, aumentando el riesgo de un uso no racional, también entre la población infantil y adolescente. Se debe, además, a la dificultad de acceso a tratamientos psicoterapéuticos individuales y grupales y de actividades de terapia ocupacional. Los que más se prescriben son los antidepresivos (45,86%, de los que el 72% es para mujeres) y ansiolíticos (30,92%). «A veces es necesaria, pero raramente suficiente». El Plan Estratégico dará continuidad a sus programas para reducir consumo y prescripciones, con la unión de profesionales de Atención Primaria, especializada y las farmacias.
La Atención Primaria es la primera barrera, la puerta con la que se encuentran los pacientes nada más llegar al sistema. Faltan recursos y falta formación. Ya hay planes para, por un lado, reducir el tiempo de derivación de la AP al especialista; por otro, para formar al médico de familia. La mayoría de consultas de salud mental se relacionan con la ansiedad, que puede ser un trastorno patológico, y el estado de ánimo, que es una característica del aparato psíquico. Es parte del problema porque hay que establecer un patrón para trazar una línea de corte: qué merece tratamiento especializado y qué se ha de llevar por otros cauces para los que hay, por ejemplo, programas de prevención y promoción de la salud.
En el siguiente paso, el PESMA incidirá sobre la necesaria continuidad en la asistencia, pues resulta fundamental el seguimiento del facultativo y la confianza que genera el tiempo y la estabilidad entre médico y paciente. En ello se ha avanzado en los últimos años y se observa un incremento de intentos de suicidio (o auto lesión) y a la vez un descenso del 'éxito', de su desarrollo más traumático, así que el camino está marcado. También pide la compartición de información clínica entre los doctores y las personas atendidas en la Red de Adicciones.
Ha aumentado la petición de tratamiento de adicciones, principalmente por alcohol, cocaína y en menor caso por cannabis. Han crecido los ingresos voluntarios. A su vez, se incrementan los casos de salud mental que llegan a urgencias hospitalarias (por abuso de sustancias, por intentos de suicidio...), así que se considera necesario humanizar los espacios, contar con unidades de hospitalización específicas e independientes (para adultos y menores, para hombres y mujeres) y se lamenta que las personas con problemas muy graves y complejos no tienen alternativas residenciales.
El Plan enfoca su mirada a la población infanto-adolescente, origen en la gran mayoría de casos (70%) de los futuros casos de adicción. Aboga por la mejora para la detección y atención precoz, por la aportación de alternativas relacionadas con la inserción laboral, por el mayor celo en el tratamiento a poblaciones vulnerables y la atención en el entorno de estos colectivos.
En definitiva, este programa multisectorial tratará de involucrar a todos los sectores de salud, educación, justicia y servicios sociales para actuar de manera conjunta y coordinada y no de manera aislada. La salud mental impacta de manera considerable en la calidad de vida de todos y en el funcionamiento del sistema sanitario.
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