28-F. Día de Andalucía

Almería 1980: la autonomía llegó a Andalucía con el VAR

Escenarios para una autonomía

Los caminos de 72 años de autonomismo confluyeron en el referéndum del 28-F, que se saldó con un triunfo moral pero una derrota oficial al no superar Almería el 50% de síes. La revisión de la Ley permitió el autogobierno andaluz

Recuento de los votos del referéndum del 28-F en la sala de la Audiencia provincial de Almería, la única circunscripción donde no se logró el requisito del voto afirmativo del 50% del censo ABC

Un (tosco) simil futbolístico: el equipo marca el gol decisivo en la final. La afición lo celebra, pero el árbitro anula el tanto y aboca la disputa a la prórroga. Los jugadores rodean al árbitro y protestan, la grada ruge. Tras un tiempo de tensión ... e incertidumbre, desde el VAR corrigen la decisión y dan validez al gol, que sube al marcador. El equipo celebra la victoria.

Algo así ocurrió con el proceso de autonomía de Andalucía. Los andaluces estaban llamados a refrendar en las urnas la voluntad popular en el camino hacia el autogobierno. El Título VIII de la Constitución planteaba dos vías para el acceso autonómico; una lenta, contemplada en el artículo 143, y una rápida, la del 151. En realidad, se había diseñado un Estado autonómico de dos velocidades, de forma que Cataluña, el País Vasco y Galicia —considerados territorios 'históricos' al haber aprobado su Estatuto de Autonomía en la Segunda República— obtuviesen rápidamente el derecho a regirse por un gobierno regional mientras que el resto de España quedaba abocado a un futuro político incierto, ya que era muy dudoso que las comunidades que accedieran a la autonomía por la 'vía lenta' llegasen a gozar de los mismos derechos que las tres comunidades 'históricas'. Rafael Escuredo, presidente de la Junta, se referiría a la vía del artículo 143 que defendía UCD como «el Estatuto prêt a porter».

En realidad, Andalucía ya había reclamado con contundencia en la calle su voluntad de gozar de los mimos derechos que Cataluña, el País Vasco o Galicia. El 4 diciembre de 1977 cerca de dos millones de andaluces ya habían salido a la calle en las ocho provincias para reclamar un Estatuto de Autonomía por la vía rápida y con plenas competencias, tal y como se recoge en páginas anteriores. El 2 de diciembre de 1979, se organizó nuevamente una masiva concentración en toda la región en la que miles de ciudadanos exigieron el acceso inmediato a la autonomía por el artículo 151 de la Constitución.

Clavero rompe la baraja

Pero el Gobierno de Adolfo Suárez había pactado con los nacionalismos una posición de privilegio de las comunidades 'históricas' frente al resto de regiones que iban a componer el Estado autonómico. La negativa del Ejecutivo a facilitar un modelo igualitario provocó el 16 de enero de 1980 la dimisión del ministro de Cultura, Manuel Clavero, por discrepancias con la política gubernamental. Clavero, quien fue sustituido por Ricardo de la Cierva Hoces, abandonó también la UCD y se dedicó a recorrer pueblos de toda Andalucía pidiendo el 'sí' para el referéndum del 28-F. Clavero había sido ministro para las Regiones entre 1977 y 1979 y fue el creador del término de 'café para todos' que terminaría regulando el modelo definitivo del Estado español.

Dos semanas después de la dimisión de Clavero, el presidente de la Junta, Rafael Escuredo, se declaró en huelga de hambre para reivindicar la igualdad de Andalucía con las comunidades históricas. La protesta duró del sábado 2 al jueves 7 de febrero, y no despertó un apoyo unánime en el panorama político andaluz: Alejandro Rojas Marcos, líder del PSA, pidió explicaciones a Escuredo por ponerse «en eso que él llama huelga de hambre» y propuso formalmente al resto de partidos, incluido el PSOE, una acción conjunta y sin personalismos. Entre las bambalinas de la lucha por el artículo 151 se mantenía también un pulso para dilucidar qué partido político iba a amortizar la pulsión autonomista.

La preguntita

El Gobierno de Adolfo Suárez confiaba en que las trabas dispuestas en el camino a la autonomía fuesen suficientes para abocar a Andalucía —y el resto de las regiones que reivindicasen la vía rápida del artículo 151— hacia el artículo 143, el equivalente a la prórroga en el simil futbolístico. La piedra más importante era el duro requisito recogido en la ley electoral: «si no llegase a obtenerse la ratificación por el voto afirmativo de la mayoría absoluta de los electores de cada provincia, no podrá reiterarse la iniciativa hasta transcurridos cinco años».

Para que ganara el 'sí' en el referéndum del 28F se necesitaba, por tanto, obtener el apoyo de más del 50 por ciento del censo —no de los votos emitidos— en cada provincia. Además, se redactó un pregunta enrevesada que parecía diseñada para hacer fracasar el plebiscito. «¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo 151 de la Constitución, a efectos de su tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?».

Almería 1980

En el referéndum del 28-F la provincia oriental fue la única en la que no se logró el requisito del apoyo del 50 por ciento del censo a la opción del artículo 151, que garantizaba la llegada de la autonomía por la vía rápida y en igualdad de condiciones que catalanes, vascos y gallegos. Sin embargo, la contundencia del resultado obligó a Suárez a negociar con Felipe González una salida al problema.

28 febrero: ahogarse en la orilla

Las trabas para hacer fracasar el referéndum se superaron en todas las provincias excepto Almería. Hubo que 'rearbitrar' el partido

20 octubre 1981: el Estatuto, 48 años después

Una vez liberado el acceso a la autonomía por la vía rápida los andaluces aprobaron el Estatuto, 48 años después de la Asamblea de Córdoba

23 mayo 1982: primeras elecciones

No tuvo que pasar ni un año para que los andaluces eligieran al primer Parlamento de su historia. El PSOE arrasó en las urnas

La UCD se desmarcó pidiendo a sus votantes la abstención, bajo el eslógan de «Andaluz, este no es tu referéndum» con la voz de Lauren Postigo. El error de cálculo de los centristas, un partido dirigido desde Madrid y sin apenas estructura regional, no solo arruinó cualquier opción de UCD en Andalucía, sino que ha lastrado durante lustros al PP, heredero del centroderecha en el escenario político. El PSOE utilizó con habilidad el resultado del referéndum para consolidar en el ideario colectivo andaluz el dogma de que la derecha no cree en Andalucía.

Llegó el día de acudir a las urnas, un frío jueves, y Andalucía se ahogó en la orilla. El referéndum superó el cincuenta por ciento de los votos en todas las provincias a excepción de Almería, donde, con un porcentaje muy elevado de abstención, los apoyos sólo alcanzaron un 42,07% del total de electores. En un primer momento tampoco se superó el listón en Jaén, donde se anunció el 49,34% de síes, pero tras un recurso la Junta electoral terminó dando por válido un puñado de votos considerados nulos en prinmera instancia y el porcentaje se incrementó hasta el 50,07%.

El VAR

El autonomismo había tropezado en Almería, pero el apoyo a la vía del artículo 151 había sido abrumador. Como anécdota, el 'no' solo ganó en un municipio en toda Andalucía, el almeriense de Benitaglia, donde obtuvo 12 votos por 10 'síes'.

El resultado había sido suficientemente contundente como para convertirse en un problema sobre la mesa de Suárez. El Gobierno no tenía fuerza moral para imponer la vía del artículo 143. ¿Qué hacer? Entonces entró en funcionamiento el VAR. Se empezaron a barajar fórmulas para dar por bueno el gol y desatascar el problema. Se planteó repetir el referéndum en la provincia de Almería, crear una autonomía biprovincial con Murcia e incluso convertir a Almería en comunidad autónoma. Finalmente Felipe González y Adolfo Suárez pactaron modificar el art. 8.4 de la LO 2/1980, introduciendo la posibilidad de que, en caso de cumplirse el requisito del voto afirmativo del 50 por ciento del censo en toda la comunidad —como así había sido—, si en alguna provincia no se cumplía este requisito se solventase validando el triunfo del 'sí' si así lo solicitaba la mayoría de los diputados y senadores que los representaban. El camino quedaba expedito para el acceso a la autonomía por la vía rápida y en igualdad de condiciones con catalanes, vascos y gallegos.

Durante el mes previo a la cita con las urnas Manuel Clavero dimitió y Rafael Escuredo estuvo varios días en huelga de hambre

El pueblo andaluz aprobó su Estatuto de autonomía el 20 de octubre de 1981. En enero de 1982 se publicaba, y unos meses más tarde la Junta Preautonómica convocaba las primeras elecciones autonómicas para el 23 de mayo de 1982, que ganaría el PSOE. Finalmente, el 4 de agosto de 1982 se constituyó el primer gobierno autonómico de Andalucía.

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