gobierno de susana díaz
El «nuevo tiempo» de Susana Díaz regresa al modelo Chaves
La presidenta elige a un Gobierno muy político, cuidando los equilibrios territoriales y con la base de asentar su poder orgánico en el PSOE andaluz
stella benot
La flamante presidenta andaluza, Susana Díaz, ha dejado claro su estilo político con el nuevo Gobierno andaluz. Porque de un plumazo ha barrido toda la herencia de su mentor, José Antonio Griñán , como, por otra parte, ha hecho a lo largo de toda ... su carrera política con quienes la han ayudado a llegar hasta la cumbre en la que se encuentra ahora. Si Griñán apostó por un gabinete más técnico y profesional, Díaz se ha decantado por un grupo eminentemente político que, al igual que ella, se ha forjado en el PSOE. Y al desdén del expresidente por los equilibrios de poder interno, la presidenta ha afianzado el reparto entre todas las fuerzas en liza.
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Díaz ha optado por un modelo que ha funcionado mucho mejor que el de Griñán, el que permitió a Manuel Chaves ser presidente de la Junta de Andalucía durante 19 años además del líder indiscutible de los socialistas andaluces. Un Gobierno centrado en el partido, en el poder orgánico del partido, y que se visualiza en las cuotas territoriales de sus consejeros . Porque, más allá de méritos, capacidades y años de gestión, la presidenta ha medido tres cosas: la provincia de procedencia, las recomendaciones de los secretarios del PSOE en las provincias y el género del elegido.
Se trata de un Gobierno centrado en el partido y su poder orgánico
Y no ha dejado nada al azar. Díaz ha nombrado a dos consejeros de Málaga ( Luciano Alonso y José Sánchez Maldonado ), a otros dos de Sevilla ( María Jesús Montero y Emilio de Llera ) y a uno de Cádiz ( Manuel Jiménez Barrios ), Granada ( María José Sánchez ), Córdoba ( María Jesús Serrano ) y, sobre todo, Jaén ( Elena Víboras ). Casualmente, ha obviado a Huelva (la provincia de Mario Jiménez) y a Almería, aunque por muy distintas razones.
Control de las agrupaciones
Con esta composición, Díaz se asegura una valiosa guardia de corps que no sólo le permitirá conocer qué se cuece en los siempre tortuosos foros internos de las agrupaciones del PSOE sino, además, importantísimos apoyos para el congreso regional extraordinario que la llevará, tras la Conferencia Política que se celebrará en noviembre, a convertirse en la secretaria general del PSOE andaluz, cargo que todavía ostenta José Antonio Griñán.
Con el nombramiento de Manuel Jiménez Barrios en Presidencia —quien ha ocupado cargos en casi todos los gobiernos de Chaves— Díaz da el carpetazo definitivo a los siempre inquietos críticos de Cádiz (con Luis Pizarro a la cabeza quien, por cierto, también fue mentor de la propia presidenta) además de dejar la consejería más política en manos de una persona de su total confianza y que ha sido uno de los artífices de su rutilante éxito.
Otro hombre de Susana —como los llaman dentro del PSOE andaluz— es Luciano Alonso (que asume Educación y Cultura), en cuya veteranía ha confiado la nueva presidenta para tocar las teclas oportunas y pasearse en las «primarias» que han convocado a su medida. Para reforzar el papel de Málaga —que siempre ha sido importante en los gobiernos de Chaves— ha elegido como responsable de Economía a José Sánchez Maldonado, un catedrático pero que también cumple cuota orgánica.
Llamativas ausencias
La llamativa ausencia de un consejero de la provincia de Huelva tampoco ha sido al azar. Desde que Griñán la nombró consejera de la Presidencia, Díaz ha mantenido una batalla soterrada con Mario Jiménez , el número dos del PSOE andaluz y con quien se ha disputado el poder en todos los frentes posibles. La ausencia de su provincia —es el líder del PSOE de Huelva aunque no su secretario general por serlo del partido a nivel regional— es una manera de mostrar quién ha ganado la batalla.
Los nombres de los consejeros de la provincia de Sevilla también han sido cuidadosamente seleccionados a pesar de que ambos provienen del Gobierno anterior y de que María Jesús Montero lleva 11 años formando parte de los sucesivos gobiernos autonómicos. Pero ni la consejera ni Emilio de Llera tienen peso orgánico en el PSOE sevillano. Por esta provincia es la propia presidenta la que ostenta el control de los resortes internos. Y ambos consejeros tienen poco que decir en estos ámbitos.
Los consejeros de la provincia de Sevilla también han sido seleccionados con cuidado
También los descartes son llamativos. La presidenta no sólo ha querido mostrar su propio estilo sino zanjar definitivamente el asunto de los EREs y alejarlos de las esferas de poder institucional. No por previsto deja de ser relevante que haya expulsado a todos los salpicados por el escándalo como Martínez Aguayo o Antonio Ávila.
Susana Díaz piensa ahora en dar a los andaluces una sensación de actividad y de implicación en sus problemas y por eso ha dado orden expresa de que todos los departamentos mantengan a los cargos intermedios para que no haya más retrasos y la Junta empiece a funcionar.
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