Albares escala la crisis argentina para ganar posiciones dentro del Gobierno

Dejar a la embajada de España en Argentina sin un representante de alto nivel es algo insólito, que no se producía desde que se establecieron las relaciones diplomáticas entre países hace 160 años. Desde el ministerio de Asuntos Exteriores deslizan que la crisis no irá a más y que la embajada seguirá funcionando con normalidad. El Ejecutivo sabe que no puede dar un paso más y romper relaciones diplomáticas, porque eso supondría cerrar la jefatura de misión y que deje de haber interlocución entre Gobiernos, con todas las repercusiones que eso supondría a nivel económico.

La situación, hoy por hoy, con Argentina se ha quedado estancada. Y, mientras Javier Milei afirma que retirar a la embajadora es «un disparate», los diplomáticos consultados solo explican esta decisión del Gobierno si detrás hay un interés personal de Albares por afianzar su posición al lado de Sánchez, quien desde que comunicó su decisión de paralizar el país cinco días «para reflexionar» sobre su futuro al frente del Palacio de la Moncloa, no ha recibido de su núcleo duro de confianza el respaldo que esperaba y que pasaba por una defensa sin fisuras a su mujer, Begoña Gómez.

«Albares tendrá muchos defectos, pero hay algo que hace muy bien: leer las necesidades de la gente y manejarlas a su favor», explica un compañero del ministro que le conoce bien. Y añade: «Sánchez está a la deriva y ahora lo más importante para él es ver quién defiende a su mujer. Y eso Albares sabe olerlo, por eso ha defendido en varias ocasiones públicamente a Begoña. Pero el ministro mete mucho la pata y lo de Argentina ha sido un error con el que ha arrastrado al presidente».

En las últimas tres semanas se han dado dos hitos que explican esa «deriva» del presidente: la pausa de cinco días y llevar al país a una crisis diplomática con Argentina. Y en las dos existe una misma línea roja (Begoña Gómez) y la misma arma para ganar una batalla personal: el Palacio de la Moncloa.

Desde la carrera diplomática lamentan que el presidente utilice todos los medios a su alcance para una batalla personal. Un embajador en ejercicio cree que «hay que ser idiota para entrar al trapo con un tipo como Milei, que ha hecho del espectáculo su razón de ser política» y la única explicación que encuentra es que Albares, «que cada vez tiene más poder», haya dado este golpe sobre la mesa para reconfortar a Sánchez. El ministro, según argumenta, «es el único que ha puesto al presidente en el centro del universo, en un momento en el que nadie le ha apoyado y justo cuando necesitaba ver muestras de solidaridad con Begoña».

«Para ganar esa batalla personal», Sánchez «se ha dejado guiar» por el que se ha erigido dentro de su Gabinete como «su mayor apoyo»: un jefe de la diplomacia española que ha actuado «de forma irresponsable» al no calibrar que en un momento de tensión política con un país siempre es conveniente que exista una interlocución de alto nivel. Y es que, por encima de todo, «hay que mantener siempre las relaciones diplomáticas con todos los países». «Incluso con el demonio tienes que tener relaciones diplomáticas, porque es un cauce que siempre se debe mantener abierto», explica un diplomático de la promoción de Albares, que observa «estremecido» lo ocurrido en los últimos días. «Es tremendo», dice, al tiempo que señala que ya no reconoce a Albares. No le sorprende que se acabe cumpliendo la teoría cada vez más extendida de que en la próxima crisis de Gobierno el ministro de Exteriores suba posiciones en el organigrama del Gabinete de Sánchez: «No es disparatado lo que se dice de que acabe de vicepresidente del Gobierno. Lo único que está claro es que tenemos Albares para rato».

Dentro del PSOE comparten también esta teoría y explican a este periódico que Albares es «muy próximo a Pedro y de su confianza». Le consideran «muy sereno y sensato» y que de cara a Sánchez «le refuerzan mucho» sus decisiones con Argentina, Palestina «y en general el papel exterior de España».

«Albares se ha demostrado como un servidor leal, y eso es lo que más valora un líder que lleva siendo presidente ya seis años», apunta un alto cargo del PSOE. Un líder regional sitúa su figura «a la par» que la de Félix Bolaños. «Son figuras que acaban con Sánchez. Son figuras que ostentan ahora las máximas cotas de poder que van a tener en su vida», expresa llanamente un dirigente que ha apoyado siempre al presidente. Y que reflexiona como, los líderes, «cuando asoma el desenlace de alguna forma siempre pretenden controlarlo y recelan de las figuras que aspiran a la sucesión».

En el partido está asentada la idea de que tras las europeas Sánchez tratará de dar algún golpe de efecto. Y que si no convoca elecciones generales y quiere alargar la legislatura se producirá con toda probabilidad una reestructuración del Consejo de Ministros. Es ahí donde el nombre de Albares y también el de Bolaños aparecen en los mentideros socialistas como posibles vicepresidentes.

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Todo dependerá de lo que ocurra en las elecciones al Parlamento Europeo. En este sentido, parece que la decisión de retirar a la embajadora de Buenos Aires puede responder también a «una operación de política interior española». «Lo que ha pasado en Argentina demuestra hasta qué punto este Gobierno no tiene escrúpulos. Y se ve que todo está medido con fines electorales y para polarizar el ambiente», apunta otro avezado diplomático. «El problema que tiene Sánchez es que la desmovilización de sus votantes es lo que le puede matar», explica, al tiempo que afirma que «no se pueden hacer las cosas de una forma peor»: «El problema que tienen es que ni Sánchez ni Albares entienden nada sobre Latinoamérica. Allí no puedes escalar porque los latinoamericanos son muy orgullosos. Y la embajadora de España en Buenos Aires es una figura muy importante y de peso y siempre —sea el país que sea— tiene que haber una línea abierta con los embajadores».

Sobre esta vertiente política, todos los diplomáticos consultados coinciden al decir que se trata de «una operación orquestada para polarizar la campaña electoral», pero «desde el punto de vista diplomático es un desastre total». «Con Iberoamérica siempre ha existido la máxima de que la relación se mantiene independientemente de los gobiernos. Cuando eres presidente del Gobierno te la tienes que tragar y tener una relación pragmática con Iberoamérica». De ahí la importancia de que haya un embajador, que «tiene que tender puentes»: «Es crucial que estén en los sitios donde la sintonía entre gobiernos no es buena. Y con Iberoamérica no te puedes pelear en lo personal ni escalar. Tienes que ser muy prudente».