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La salida de los presos del «procés», un arma política de destrucción electoral de Sánchez en manos de Torra

Una foto de ellos en la calle hundiría al PSOE, pero al soberanismo siempre le ha ido mejor con el PP en Moncloa

Personal sanitario del Hospital Hospital de Sant Pau, la pasada semana Ep

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Oriol Pujol fue condenado a dos años y medio de cárcel y a los 70 días de encierro salió a la calle con un tercer grado penitenciario bajo el brazo , lo que implicaba solo ir a dormir a un centro de régimen abierto de lunes a jueves. Lo decidió el Serveis Penienciaris i Rehabilitació, es decir, la administración penitenciaria cien por cien dependiente de la Generalitat, pero el juez lo revocó atendiendo una petición de la Fiscalía. El poderoso quinto hijo de Jordi Pujol, tuvo que volver a prisión, aunque el Departamento de Justicia catalán le concedió enseguida en virtud de un artículo mágico -el 100.2 del Reglamento Penitenciario -un permiso para salir a diario a trabajar, en tanto su defensa recurría ese reingreso ante la Audiencia Provincial de Barcelona. Lo ganó. El auto dice que no hay que buscar «la venganza social, ni la conversión de los infractores en banderas y símbolos».

La meteórica transformación de Oriol Pujol de recluso en hombre libre de 8:00 a 22:00 es la referencia que anticipa lo que puede ser el recorrido penitenciario de los presos del procés , a los que la oposición desearía -y así lo ha exigido- que sean devueltos a prisiones del Estado para tener un control total sobre el cumplimiento de sus condenas. Ese traslado no va a suceder. Por mucho que tras el fallo del Tribunal Supremo, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, exigiera su «íntegro cumplimiento».

Se ha publicado que Joaquim Torra, al frente de la Generalitat, no podrá en marcha la maquinara administrativa que permitirá la salida de los reos hasta después de las elecciones del 10 de noviembre. Pero otras fuentes creen que no esperará tanto sino que, consciente de que es un «arma política» en sus manos, la utilizará los días previos si decide que con ello puede influir en el resultado : una foto de Oriol Junqueras paseando por Barcelona sería letal para las aspiraciones de Sánchez, pero bien mirado, al independentismo nunca le ha ido tan bien como con el PP en La Moncloa. Sus diadas y el respaldo al soberanismo alcanzaron la inflamación más rabiosa con Mariano Rajoy en el poder.

Segundo o tercer grado

Se da por hecho que las respectivas juntas de Tratamiento Penitenciario -los presos están repartidos en tres cárceles en tres provincias diferentes- propondrán, y será así aprobado por los servicios penitenciarios catalanes, clasificar inicialmente a los presos hasta ahora preventivos en un segundo o tercer grado. En el primero de los casos, tendrían a mano permisos de hasta 36 días al año pero siempre que hayan cumplido un cuarto de su condena. Los únicos que lo harán pronto son Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, el 14 de enero. El último, Oriol Junqueras en 2021. Al margen, de ser esta la vía elegida por el Serveis Penitenciari, con toda seguridad sería recurrida, lo que correspondería resolver al Tribunal Supremo autor de la sentencia. Si lo que se intenta es concederles directamente la semilibertad, el tercer grado, al igual que a Pujol, muy probablemente lo recurrirá el Ministerio Público, única instancia que puede hacerlo

100.2, Salidas a la carta

Ante cualquier de estos escenarios, y siguiendo el precedente de Oriol Pujol, nada impide al sistema catalán echar mano del atajo que está a su alcance y aplicar el artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario, llamado de la «flexibilización», que permite diseñar un completo «traje a medida» para cada condenado, de modo que pueden determinar un régimen de salidas para ellos que será de aplicación automática. Esto es, saldrían a la calle de forma inmediata. En ella esperarían la ulterior aprobación del juez de Vigilancia Penitenciaria que requiere este tipo de planes individualizados y también los posibles recursos de la Fiscalía, con la ventaja para los líderes del procés condenados de que sus excarcelaciones no acabarán en el TS, aunque la doctrina no es unánime al respecto.

Este artículo 100.2 exige que cada beneficiario tenga un «programa específico de tratamiento» que de otra forma no podría ser ejecutado, lo que va a justificar su vida fuera de la prisión. En el caso de Pujol, un supuesto empleo como autónomo en una fábrica de vidrio y la colaboración en un comedor social donde no dan demasiada razón de él.

Urdangarin: Sin riesgo de fuga

Por la proximidad en el tiempo, no ha faltado quien ha visto otro precedente en el reciente permiso dado al ex duque de Palma, Iñaki Urdangarín para salir dos veces en semana a razón de ocho horas máximo cada uno. El auto remite sobre todo al artículo 117 del Reglamento Penitenciario, previsto para clasificados en segundo grado sin riesgo de fuga. Un criterio muy a tener en cuenta en el caso de los presos catalanes.

El cumplimiento real

Excluyendo beneficios y privilegios, con las penas que se han impuesto a los líderes del procés en la mano, ya se ha mencionado que podrían empezar a obtener días de permiso entre el próximo enero los primeros y 2021 Junqueras. De la misma manera, sólo tendrían acceso a la libertad condicional adelantada a partir de octubre de 2023 los que han recibido las condenas más leves y desde junio de 2026 el presidente de ERC. Más allá, él podría solicitar la libertad condicional normal un año más tarde, en 2027 y los «Jordis», sentenciados a 9 años, una vez cumplidas tres cuartas partes de ese tiempo, en verano de 2024.

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