Todos los Pujol vuelven a estar libres
A Oriol le pillaron planeando cómo robar y le condenaron sin que hubiera llegado a disfrutar de ninguna ganancia, lo que habla tan bien de la vigilancia de la Justicia como mal de la inteligencia del personaje
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Iniciar sesiónSale Oriol Pujol tras quince días en el Hostal Royal Brians 2. Entró como un tonto y ha salido como un Pujol. Fue tan estúpido lo que hizo, y el modo en que lo llevó a cabo, que hasta el concepto mismo de corrupción palidece ... ante la calamidad de que de todos los hijos del presidente Pujol fuera precisamente al más breve al que dedicaran a la política.
Seguro que no es técnicamente ilegal la concesión del tercer grado con que ha sido agraciado, tan seguro como que la «alarma social» que sirvió para encarcelar a condenados por corrupción, como en su día le ocurrió a Javier de la Rosa aunque su pena fuera inferior a los dos años, es la otra cara de la moneda de una Justicia aplicada de un modo muy desigual y por lo tanto muy injusto.
A Oriol le pillaron planeando cómo robar y le condenaron sin que hubiera llegado a disfrutar de ninguna ganancia, lo que habla tan bien de la vigilancia de la Justicia como mal de la inteligencia del personaje. El naufragio moral de Cataluña se concreta en que todos los Pujol vuelven a estar libres. Antes de ingresar en prisión, el condenado explicó a diversos periodistas que tenía la firme intención de regresar a la política cuando le dejaran libre.
Siempre fue él el candidato de la familia para suceder al padre al frente de la Generalitat. A Mas lo eligieron como a una interina, para ganar tiempo mientras el joven cachorro acababa de madurar. Oriol había demostrado su «patriotismo» en acciones de agitación callejera: junto a sus amigos de las juventudes de Convergència (JNC) y de la FNEC (Federació Nacional d’Estudiants de Catalunya) había derribado un par de toros Osborne y se contó entre los organizadores de la famosa pitada al Rey Juan Carlos durante la inauguración oficial del Estadi Olímpic, en 1989, durante la celebración de la V Copa del Mundo de Atletismo.
En aquel entonces su limitación intelectual no había quedado acreditada, ni la trama corrupta de su familia, ni su personal disposición a robar, que la tenía, aunque fuera tan burro que le acabaran pillando con el carrito de los helados antes de haberse podido comer ninguno. En lo que queda de Convergència, Puigdemont y Torra no confían en la familia Pujol pero no es seguro que puedan oponerse a sus designios, y Artur Mas, que también quiere volver de las tinieblas, no dispone de la fuerza ni de los apoyos para ni siquiera plantearse un enfrentamiento directo con un hijo del expresident, aunque sea el más cortito.
Este tercer grado es indicativo del largo camino de regeneración moral que le queda a Cataluña: el presidente Rajoy propició que el Estado ganara la batalla judicial, policial y política, pero el agua no corre y continúa estancada y podrida. La puesta en libertad de Oriol Pujol y su espectral regreso a la política es la enfermedad propagándose por el cuerpo debilísimo, casi moribundo.
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