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Ana Pastor: «Lo peor en política es no querer reconocer los problemas»

En mitad de la peor crisis territorial, Ana Pastor aún ve espacio para el acuerdo. «Para ceder sin perder», defiende con el espíritu del 78. En la Transición, la democracia era el premio. Hoy es la unidad de España

Ana Pastor IGNACIO GIL
Ana I. Sánchez

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-Suárez dijo en 1978 que la Constitución convertía a cada español en protagonista de la historia, ¿cuál es la tarea de las generaciones de hoy?

-El futuro de España está en nuestras manos. Si queremos construir otros 40 años de paz, libertad y progreso, deberíamos hacerlo sobre lo mucho que hemos conseguido juntos y tomando como ejemplo el pacto que la sociedad hizo entonces y que ha permitido la transformación de nustro país. Desde ese legado, debemos proyectar la continuidad de una España moderna, solidaria, próspera... clave de una Europa cada día más integrada y partícipe en el liderazgo mundial de las políticas de la sociedad del bienestar.

-El multipartidismo ha elevado el papel del Congreso. ¿Qué le parece que hoy el Parlamento le pueda doblar la mano al Gobierno?

-España es una democracia avanzada donde existe una clara separación de poderes. La existencia de gobiernos que no gozan de mayoría absoluta ha ofrecido no solo mayor visibilidad a la tarea del poder Legislativo sino que le ha obligado a un esfuerzo de negociación con un importante número de interlocutores. Es algo a lo que no estábamos acostumbrados, pero que obedece a una mayor pluralidad.

«Hay que tener altura de miras y construir sobre lo mucho que hemos alcanzado juntos»

-La política española ha vuelto a dividirse en bloques antagónicos. ¿Peligra la reconciliación?

-Es un buen momento para reflexionar, tomar ejemplo y aprender de los padres constituyentes, de los hombres y mujeres parlamentarios que, a pesar de sus diferencias, lograron ponerse de acuerdo en un texto constitucional que nos ha traído 40 años de progreso, paz y prosperidad. Tenemos una gran responsabilidad. Si lograron entenderse en un momento tan complicado, hay que tener altura de miras y construir sobre lo mucho que hemos alcanzado juntos.

-¿Han perdido los políticos ese espíritu de superación que existía en la Transición?

-La sociedad necesita que sus políticos trabajen para mejorar la calidad de nuestra democracia representativa y que se ocupen de lo que realmente le preocupa a los ciudadanos. Es un buen momento para pensar sobre ello. En mi opinión, a pesar de las diferencias ideológicas hay un amplio espacio para el pacto , para el acuerdo, para ceder sin perder ni renunciar a tus principios. Y como no, garantizar la unidad de la nación, la soberanía nacional y la igualdad de los españoles que está recogida en la Constitución.

Ana Pastor,, ayer en su discurso en el Congreso de los Diputados EFE

-¿Coincide con Alfonso Guerra en que fuimos demasiado ingenuos al creer que los nacionalismos se conformarían con la Constitución?

-Afortunadamente, la inmensa mayoría de los españoles estamos muy orgullosos de esta gran Nación y como no, de celebrar el 40 aniversario de la Constitución. Piense que el proyecto que los españoles llevamos compartiendo las cuatro últimas décadas ha hecho posible el mayor progreso social y económico de nuestra historia. Fíjese lo que hemos hecho juntos: nuestro PIB se ha multiplicado por cinco y nuestro presupuesto en sanidad por diez. Hemos sido capaces de elevar el porcentaje de población universitaria desde el 4% a casi un tercio de los ciudadanos. Todo ello ha sido fruto de un esfuerzo común y solidario que, tengo el convencimiento, renovaremos día a día a lo largo de los próximos 40 años.

«Los medios de comunicación independientes son absolutamente esenciales en cualquier democracia»

-Hay un sector de la población que dice haberse dejado de sentir representado por la clase política. ¿Cuál es su diagnóstico?

-He oído muchas veces esa afirmación, pero algunos datos dicen lo contrario, como por ejemplo la participación electoral. Los ciudadanos de lo que sí nos hemos dado cuenta es de que lo peor en política es no querer reconocer los problemas; recuerde aquello de «no hay crisis» u ofrecer soluciones utópicas. La profunda crisis social y económica que vivió nuestro país y de la que salimos adelante gracias al tesón y trabajo de millones de españoles, ha sido clave. Le diría más. Ha sido un revulsivo frente al populismo y la demagogia para que los ciudadanos nos demos cuenta de que no todas las políticas ni los políticos son iguales. Nuestro empeño tiene que centrarse en construir sobre lo conseguido.

-El papel de los medios también ha cambiado mucho en estos 40 años. La proliferación de páginas web y los nuevos canales de comunicación, ¿trivializan el debate?

-Los medios de comunicación independientes son absolutamente esenciales en cualquier democracia. Los españoles necesitamos medios donde trabajen periodistas bien formados y bien documentados para asegurar la veracidad y la calidad de las informaciones. Medios que luchen denodadamente contra las «fake news», que se constituyen como una verdadera amenaza para el debate público y que deben combatirse principalmente con buen periodismo y con pedagogía . La credibilidad que tan necesaria es en la vida política y en los políticos, también debe serlo en los medios de comunicación. Y para mantenerla o alcanzarla se requiere profesionalidad e independencia.

-¿Es el desconocimiento el culpable de que los jóvenes de hoy no aprecien la Constitución?

-Uno de los principales retos de los numerosos actos conmemorativos de este 40 aniversario ha sido precisamente el de acercar a los más jóvenes a la Transición. Hemos querido mostrar a quienes han crecido en democracia que veníamos de un pasado muy diferente y que los cambios fueron posibles gracias a la generosidad de todos, al consenso y al esfuerzo del conjunto de la sociedad. Pero también que la democracia de la que ahora disfrutamos tenemos que cuidarla, porque es la que nos ha permitido alcanzar el Estado de bienestar que ahora tenemos y que, entre todos, queremos seguir perfeccionando para que quienes aún no han tenido las oportunidades que se merecen las consigan. El futuro de nuestro país está en manos de los jóvenes que, no me cabe ninguna duda, apuestan por la libertad, la solidaridad y la igualdad, que son los valores esenciales de nuestra Constitución.

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