Caos burocrático para abrir la frontera de Marruecos a los trabajadores

El Gobierno informa que sólo hay 80 personas con los papeles en regla en Melilla y unos 150 visados en Ceuta para poder volver a sus empleos

Los trabajadores de la frontera de Ceuta: «Aquí no entra ni una bolsa de tomates»

Frontera de Ceuta con Marrucos este mes de mayo Francis Silva

J.J. Madueño

La segunda fase de apertura de fronteras terrestres entre España y Marruecos está dando problemas. Los trabajadores transfronterizos denuncian un caos burocrático que no les deja regresar a sus empleos, muchos perdidos tras el cierre unilateral del país alauí por la pandemia. Desde hoy pueden regresar los que tengan la documentación en regla , algo que supone una odisea de difícil resolución . El Gobierno de España ya anunció que los trámites iban a ser gratuitos para regularizar la situación, pero lo que no dijo es que había que resolver una maraña legal y lidiar con aumento de impuestos que hace inviable, en muchos casos, el regreso de estos empleados.

Los números cantan. La delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, tasó en unos 80 trabajadores los que tienen todo en regla para poder regresar. Por su parte, la Delegación del Gobierno en Ceuta, aseguró que no se han expedido más de 150 visados especiales para poder entrar a trabajar en empresas asentadas en la ciudad autónoma. Números escasos, cuando en sólo en Ceuta se han llegado a contabilizar hasta cerca de 5.000 contratos a marroquíes que vivían al otro lado de la frontera y que cruzaban cada día.

El proceso tiene una complejidad burocrática que no es fácil de resolver. La mayoría tienen que renovar la Tarjeta de Identidad de Extranjero (TIE) y tener el pasaporte en vigor. Algunos tienen estos documentos caducados, ya que se han quedado a un lado y a otro de la frontera y no han podido pasar a renovarlo durante más de dos años. Una vez salvado ese escollo, cogen cita en el consulado para conseguir el visado especial para este tipo de trabajadores .

La solicitud debe ir acompañada por el pasaporte en vigor del trabajador, el contrato de trabajo firmado por ambas partes, el certificado de antecedentes penales del trabajador y el de residencia en la provincia de Nador o de Tetuán, expedido con una antigüedad máxima de tres meses antes de la fecha de la presentación de la solicitud. Además, se debe acompañar con el certificado médico que acredite que el trabajador no padece enfermedades susceptibles de tener que cumplir cuarentena y el justificante del pago de las tasas de la autorización.

Una vez todo en regla se concede el visado y luego hay que ir a Extranjería para que le tomen la huella. «Las citas van por el 14 de junio» , lamenta Rachida Jraifi, quien denuncia que España les está «complicando mucho la vida» para volver a trabajar. «No sé por qué se han inventado este visado de un día para otro», señala esta trabajadora, que está en Ceuta y que tendrá que salir a Marruecos para poder volver a entrar.

Y es que los que tengan la documentación en regla tampoco tienen libertad de movimientos. Cuando acabe su jornada laboral tienen que regresar a Marruecos, no pueden pasar la noche ni en Ceuta ni en Melilla. A esto se añade un aumento de los impuestos para contratar. «No han subido la cotización a la seguridad social y el IRPF está a un 25%, sin derecho a desempleo y sin ERTE ni nada» , señala esta empleada marroquí del hogar en Ceuta.

Ahí, los empresarios hacen cálculos. No va a ser fácil, por ejemplo, tener una empleada de hogar por los contratos que se exigen. Algunos dueños de empresas con trabajadores transfronterizos a su servicio, que tuvieron que cortar los contratos por la pandemia y ahora pretendían recuperarlos, señalan que no les salen los números. Estiman que con las nuevas condiciones impositivas uno de estos trabajadores les puede costar 1.500 euros más el sueldo.

Un dineral que invita más a mirar las bolsas de desempleados que hay en las oficinas del Servicio Público Estatal de Empleo, donde los trabajadores 'nacionales' salen más baratos y, además, están sujetos a bonificaciones en casos especiales, como los mayores de 50 años parados de larga duración. Complicaciones a los trabajadores que cruzan la frontera que pueden ayudar a aligerar las tasas de desempleo que rondan el 30% en las dos ciudades autónomas.

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