Los trabajadores de la frontera de Ceuta: «Aquí no entra ni una bolsa de tomates»

Según explicó ayer la Delegación del Gobierno en Ceuta, hay dos órdenes ministeriales para regular el paso. Una sanitaria en la que se entablan exigencias como el pasaporte covid y otra para regular el tránsito. En esa se establecen tres fases para la reapertura gradual, que se deberán ir poniendo en marcha poco a poco. Eso aun cuando el paso no está terminado y la frontera inteligente se ve en la lejanía.

Desde esta pasada madrugada, pueden entrar de Marruecos a España por Ceuta y Melilla los europeos y los marroquíes que tengan un visado externo para estar en otro país. De España al reino alauí pueden pasar todos aquellos que tengan pasaporte. Y ese será el único flujo. No habrá más. El resto tendrá que esperar, porque el acuerdo es restrictivo en estos primeros compases de apertura.

Eso deja fuera a un grupo importante de personas: los trabajadores transfronterizos. Están estimados por las asociaciones empresariales en casi 3.000 en cada Ciudad Autónoma española. Ellos nos podrán pasar de momento, pese a que ya estaban preparados para regresar. Tanto los empleados de las empresas en España que están al otro lado de valla como las propias trabajadoras del hogar, no podrán regresar hasta el día 31 de mayo.

La decisión ha levantado ampollas. Algunos están atrapados en Marruecos, según los empresarios de Ceuta, sobreviviendo con el dinero que les mandan sus jefes mientras pueden regresar, ya que en su país tienen que subsistir con una bolsa de comida valorada en ocho euros que les da el Gobierno con arroz, legumbres y poco más. Por eso, esperaban la apertura para volver a trabajar, pero no será así. Por eso han protestado días atrás por sentirse sin derechos y pidiendo soluciones para volver a trabajar.

Pero tendrán que esperar, aunque ellos pasarán antes que las mercancías. Si España dice que no pasará «ni una bolsa de tomates», Marruecos asevera que «ni un danone». Ambos países han acordado acabar con el porteo y la economía sumergida de la frontera que avergonzó a Europa con la imagen de las porteadoras cargadas para ganar un puñado de euros y dirigidas por los pasos de mercancías como ganado.

De este modo, según las fuentes consultadas, la tercera fase será el paso de mercancías, que aún no tiene fecha porque requiere de un requisito indispensable: la aduana comercial. Es un acuerdo bilateral entre España y Marruecos que regule todo el tránsito de productos. En Melilla sólo hay que recuperarla puesto que el reino alauí la cerró de forma unilateral.

El problema es Ceuta, donde nunca ha existido este tipo de acuerdo y hay que crearlo. Supone que ambos países se deben sentar a negociar. Por un lado, la salida de productos de Ceuta hacia el país vecino con una regulación y unas tasas, que también se impondrían a la zona a Marruecos. País que los últimos años ha desarrollado un gran polígono industrial en Castillejos y habrá que ver qué encaje tiene en estos acuerdos para que no se quede en un fantasma sin vida como es ahora el Tarajal en la parte española.