Cataluña: tres elecciones en menos de cinco años

El objetivo del presidente es maquillar el fracaso de la consulta fallida del 9-N y su gestión al frente de la Generaltiat, que en dos legislaturas —que apenas han superado los dos años cada una— no ha logrado materializar ni el pacto fiscal ni un referéndum en toda regla sobre la independencia, como pretendía.

Artur Mas se ha visto obligado a ceder a las presiones de su socio de Gobierno , que año tras año le roba votos entre el electorado independentista, y lo ha hecho pese a que en el último sondeo de la Generalitat se impuso por primera vez el rechazo a la independencia y nuevos partidos no soberanistas como Podemos ganaron apoyo ciudadano.

Se trata de una estrategia a la que Mas parece haberse vuelto asiduo: convocar elecciones para intentar que CiU, mellada por importantes escándalos de corrupción —casos Pujol, ITV o Palau—, saque rédito político erigiéndose líder del proceso soberanista.

En los comicios de 2010, Artur Mas logró desalojar al tripartito de la Generalitat. Pero no se hizo con la mayoría absoluta. Su propuesta estrella entonces era el pacto fiscal, un sistema avalado por la mayoría del Parlament que permitía a Cataluña recaudar todos los impuestos y negociar con el Estado la aportación para la solidaridad interterritorial. En septiembre de 2012, el presidente catalán acudió a la Moncloa a negociar la propuesta , pero el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la rechazó al considerar que era contraria a la Constitución.

Fue entonces cuando Mas pasó rápidamente de defender el pacto fiscal a posiciones independentistas, con una nueva propuesta de una consulta y un «Estado propio» para Cataluña. Tras una Diada que el presidente catalán interpretó como un sentimiento inequívoco de anhelos soberanistas, decidió adelantar las elecciones para intentar salir reforzado de su posición como «Mesias» de la independencia catalana.

Pero no lo logró. El 25 de noviembre de 2012 quedará en el recuerdo por el fracaso electoral que supuso para CiU. Ganó las elecciones pero, lejos de alcanzar la mayoría absoluta, perdió doce escaños. El resultado fue el ascenso vigoroso de ERC, con quien debió asociarse para formar gobierno y a quien ha acabado encomendando su futuro político: los votantes prefirieron el original independentista a la copia.

Así, Artur Mas no completó su primera legislatura, reduciéndola a tan sólo dos años. Pero aquel fracaso electoral y las presiones a las que ha sido sometido por el líder de ERC, Oriol Junqueras, lo han llevado a volver a izar la bandera del independentismo y convocar de nuevo a las urnas a los catalanes, sin haber completado tampoco la segunda legistura.

La idea del presidente catalán era disfrazar el adelanto electoral de elecciones plebiscitarias, de llamamiento a las urnas para alcanzar la independencia , y pedía para ello una candidatura unitaria independentista. Pero ERC se resistía a quedar absorbida por la lista de Mas justo cuando los sondeos le daban por primera vez la opción de lograr la victoria. Finalmente, el presidente vuelve a mandar a los ciudadanos catalanes a las urnas, la tercera vez en cinco años, con una lista separada de la de su socio de Gobierno y en medio de una crisis interna en CIU, con una UDC descolgada de CDC precisamente por sus anhelos independentistas.