Arranca el juicio a los «barbudos» que boicotearon el Chupinazo 2013 con una ikurriña gigante

Este hecho provocó que, por primera vez en la historia, el Chupinazo se retrasara 20 minutos ante la imposibilidad de lanzar el cohete anunciador de las fiestas. La ikurriña, de 5,54 por 6,50 metros, se extendió a muy escasa distancia de la fachada del Ayuntamiento por lo que de haber sido lanzado el Chupinazo, éste habría impactado contra la bandera con el consiguiente peligro de desviarse o de que la ikurriña cayera en medio del gentío.

Los cinco juzgados están acusados de un delito de desórdenes públicos, según el juez instructor, tanto por las reacciones que la colocación de la bandera podría provocar, ya que es «notorio» que existen discrepancias sobre la presencia de la ikurriña en ese acto, como por «el peligro que hubiera generado la caída incontrolada de la bandera, muy pesada y de grandes dimensiones, sobre los congregados lo que podría haber colocado escenas de pánico y movimientos de la masa de consecuencias inimaginables».

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, desde el 11 de junio y hasta el 5 de julio de 2013 Iker G., Íñigo R. e Ignacio B. adquirieron en distintos establecimientos sendas cañas de pescar y rollos de sedal, candados, artículos de disfraz y gafas de sol. Además estudiaron la forma de acceder a los tejados de los inmuebles situados en el número 2 de la plaza Consistorial y 2 y 4 de la calle San Saturnino.

Según el fiscal, «a punto de tirarse» el cohete, Mikel V. y otra persona accedieron al tejado de la calle San Saturnino con el rostro oculto, pelucas, gorros, gafas y con una caña de pescar, mientras Josu G., Íñigo R. y un tercero no identificado, igualmente disfrazados, avanzaron por los tejados desde Mercaderes hasta el número 2 de la plaza Consistorial portando asimismo una caña y cuerdas, con las que ataron la ikurriña una vez desdoblada. El siguiente paso, según la Fiscalía, fue lanzar con la ayuda de una caña desde San Saturnino hasta el tejado de la plaza Consistorial un sedal enganchado a varios mosquetones y seguidamente colocar en ellos la ikurriña y desplegarla sobre la plaza.

Por este motivo, el fiscal solicita una pena de 5 meses de cárcel para cada uno de los acusados y la prohibición de asistir a eventos o espectáculos multitudinarios durante dos años, mientras que la acusación particular, ejercida por el propio Ayuntamiento de Pamplona, pide una condena de 2 años de cárcel para cada uno y tres años sin acudir a eventos multitudinarios.