con permiso

Los fondos europeos, otro 'gran desconocido' para Sánchez

El bloqueo del Gobierno y su incapacidad para desplegar los compromisos adquiridos con Bruselas dejan a España sin 93.000 millones de euros, entre subvenciones y préstamos. Pymes y autónomos agonizan en un mar de burocracia mientras el Ejecutivo oculta los datos de ejecución real del dinero de Europa y sus beneficiarios finales

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con uno de sus lemas de campañas: «Cumpliendo» EFE

El Gobierno pierde otra muleta para suplir la falta de Presupuestos. Los fondos Next Generation han sido la enésima víctima colateral del bloqueo legislativo que sufre España. 67.000 millones de euros en créditos y otros 26.000 millones en forma de transferencias directas ... se esfumarán en los próximos días después de que en el Ejecutivo hayan dado por hecho la imposibilidad de sacar adelante los compromisos exigidos por Bruselas.

España fue el segundo mayor receptor de ayudas de la UE lanzadas para recuperar las economías europeas de los efectos del Covid19. Bruselas asignó a nuestro país 163.800 millones de euros (79.854 millones en subvenciones y 83.160 en préstamos). De esa cantidad 93.000 millones se perderán como lágrimas en la lluvia toda vez que la legislatura está bloqueada y cerramos otro año sin Presupuestos del Estado que sirvan a las autoridades de Europa como hoja de ruta de los compromisos nacionales.

93.000 millones Los fondos europeos se van

España fue el segundo mayor receptor de ayudas europeas para recuperarse de los efectos del Covid: 163.000 millones de euros asignados por Bruselas en total, de los que 79.854 millones son subvenciones y 83.160, préstamos

Hasta ahora la gente no confiaba en los fondos Next Generation porque no los veía. A partir de ahora no los podrá ver porque el Gobierno de Pedro Sánchez ha renunciado a pedirlos, pese a haber montado flamantes estructuras administrativas para su gestión.

De fondo hay importantes incumplimientos que Bruselas se ha negado a pasar por alto, e incluso ha desechado conceder nuevas prórrogas para una puesta en marcha que se antoja irrealizable. Las principales reformas que se dan por imposibles, además de la cuentas del Estado, son: la Ley de Industria; la creación de un nuevo organismo público de evaluación; la Ley de Medidas para la Equidad, Universalidad y Cohesión del Sistema Nacional de Salud; la Ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios; la Ley de Mejora de la concesión de autorizaciones para la producción de energía renovable y la infraestructura de la red eléctrica… Y la Ley del Cine, para que los Almodóvar de turno y el resto del clan de la ceja tengan que dar explicaciones transparentes de las ayudas que perciben.

Sánchez ha dado varias ruedas de prensa de puro desparpajo bajo el eslogan «Cumpliendo», pero lo cierto es que España no cumple con los compromisos con la Comisión Europea para recibir más fondos. Se comprometió a un impuesto al diésel que no ha logrado implantar por la falta de apoyos parlamentarios debido a su minoría en el Congreso. Tampoco ha logrado reducir la temporalidad de los empleados públicos. No ha cumplido con otro hito relacionado con la digitalización de entidades locales y regionales... Si a todo eso se añade que es el único país que no ha presentado Presupuestos a Bruselas desde el año 2023, y que junto a Bélgica, es el único que no lo ha hecho para 2026, queda claro que de cumplir, como lo de ir como un cohete, más bien poco. Si acaso como el Sputnik, cuyo efecto final ya saben cuál fue y cómo terminó la cosa.

Una recuerda aquellas congregaciones multitudinarias de empresarios palmeros, jaleando a Sánchez y repitiendo la cantinela de que «España ha logrado un Plan Marshall mejorado». Qué tiempos. Algunos, incluso, creían ver al presidente de la patronal, Antonio Garamendi, haciendo, digamos, ojitos al presidente y su 'buenrollisno'...

Aquel plan con el que Estados Unidos contribuyó a la unificación europea con una mezcla de generosidad y egoísmo geopolítico -de allí viene la dependencia de Europa sobre tantas cosas- requería actores a la altura de la situación, y no los ha habido.

El caso es que a día de hoy poco se sabe de la ejecución de los fondos europeos y mucho menos de quiénes han sido los agraciados en el reparto. Los Next Generation y el cuento de la digitalización inclusiva son historia y su renuncia no nos va a salir gratis a ninguno, porque ahora habrá que ir a financiarse a los mercados y ya se sabe que ahí tienen bastante menos miramientos que los equipos de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

Por supuesto, desde el Ministerio de Carlos Cuerpo ni se confirma ni se desmiente nada, que estarán muy ocupados con la nueva oficina de control de las compañías estratégicas, mano a mano con ese otro gran George C. Marshall cañí que es Manuel de la Rocha. Por cierto, ¿sabe que todavía no tiene página propia en Wikipedia? ¡Ay! Si es que no le dará la vida, entre invasión e invasión del Ibex.

Recuerdan desde las huestes populares con voz en Bruselas que con el relato propagandístico habitual, el Gobierno nos quiere hacer ver que todo lo hacen por nuestro bien, amparándose en el supuesto éxito de la economía española. ¡Que le pregunten a los autónomos o a las pymes españolas que pierden la oportunidad de acceder a esta financiación! Es la confirmación del fracaso de su gestión, renuncian a estos fondos porque no pueden cumplir los compromisos que ellos mismos adquirieron con Europa. Acostumbrados que estamos. Es la pena.

Lo dicho, 93.000 millones -el 57% del total, ¡ahí es nada!-, que se dice pronto, se pierden por el desagüe de la desidia gubernamental. ¿Alguien de Moncloa ha pensado en proponer un pacto de Estado al PP para salvar esa cantidad que daría la vida a tantas y tantas empresas españolas? ¿Alguien del PP ha pensado en la forma de que esa cifra pueda ser rescatada y canalizada para la economía real? En algún momento alguien también debería proponer la creación de la Oficina de la Restitución, desde donde se revisarían las tropelías económico-financieras perpetradas por los políticos y los políticos disfrazados de ejecutivos y se les obligaría a restituir el patrimonio malogrado a contribuyentes y accionistas con su gestión negligente. De devolver los blindajes y sueldos millonarios ni hablamos, porque sería de oficio.

Los fondos europeos se van. Sánchez siempre podrá decir eso de que «los Next Generation siempre fueron un gran desconocido para mí». Al tiempo.

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