Ferrovial, dos décadas preparando el salto a Estados Unidos

La empresa, que esta semana ha anunciado su salida de España, mudó su negocio extranjero a Países Bajos desde Londres por el Brexit. En el trasfondo de este movimiento estaba el sueño americano de Rafael del Pino

Ferrovial y el Gobierno del «¿y a ti qué más te da?»

Ferrovial lleva a cabo la ampliación de la autopista i-35 en Texas (Estados Unidos) ABC // Vídeo: EP

En el año 1999 Ferrovial dio un paso decisivo en su entonces muy incipiente proceso de internacionalización. Se hizo con la concesión para los siguientes cien años de la gestión de la autopista 407 ETR de Toronto (Canadá), la primera autopista con peaje electrónico ... de libre acceso del mundo. El hito no solo puso en manos de Ferrovial el que está considerado como el contrato de concesión más importante del mundo sino que le proporcionó una fuente de ingresos estable y le abrió las puertas del mercado norteamericano.

La relevancia de esta adjudicación, que precedió la salida a Bolsa de la compañía en 1999, en la construcción de la gran multinacional que Ferrovial es hoy, es incuestionable y quizá también lo es para su organización societaria. Diez años después de hacerse con la concesión, Ferrovial creó en 2009 una sociedad en Países Bajos (BV) para gestionar su concesión más emblemática: 407 Toronto Highway BV.

El sueño americano

El presidente ejecutivo de la compañía, Rafael del Pino, también eligió Países Bajos para instalar Rijn Capital BV, la sociedad patrimonial desde la que gestiona su participación mayoritaria en Ferrovial y allí decidió instalar la sociedad holding en la que aglutina los rendimientos de su negocio internacional, Ferrovial International, cuando el brexit convirtió su sede original del Reino Unido, donde se localizan algunos de sus activos más potentes como el aeropuerto de Heathrow, en un entorno jurídico de riesgo. Esa mudanza ocurrió en 2019.

Con estos precedentes, extraña menos que la cúpula de Ferrovial haya elegido nuevamente la protección jurídica de Países Bajos para afrontar su paso más ambicioso: el aterrizaje de la compañía en el mercado de capitales más exigente del planeta, el de los Estados Unidos.

El sueño americano de Ferrovial, o de Rafael del Pino, viene de largo, por lo menos desde que en 2004 su filial de gestión de autopistas, Cintra, se hiciera con la adjudicación de la primera autopista privatizada del país: la Skyway de Chicago. Al año siguiente, la tradicional carta a los accionistas del Pino se refería al hito en estos términos: «Estas operaciones abren nuevas posibilidades de desarrollo en un mercado prioritario, que demuestra nuestra capacidad para competir en los mercados más exigentes». En 2006 la aportación del negocio internacional de Ferrovial superó por primera vez la facturación del negocio español.

Desde esa primera adjudicación la presencia de Ferrovial en Estados Unidos no ha dejado de crecer hasta el punto de convertirse en 2022 en uno de los cuatro principales mercados de la compañía.

Países Bajos, la antesala

La entrada en Países Bajos era para Ferrovial un peaje obligatorio para asaltar los mercados en Estados Unidos. Lo justificó la empresa esta semana ante la CNMV. Primero con el argumento de la calificación triple A que ha recibido «sistemáticamente» el país desde principio de la década de los noventa y una prima de riesgo estable «frente a la de otros países». Esta seguridad es la que permite a las empresas financiarse de forma más barata y este es un factor primordial para una empresa que aspira a gestionar algunas de las infraestructuras más importantes de Norteamérica y que en su último informe anual ha señalado los riesgos políticos y regulatorios como el mayor riesgo estratégico para la operativa de la compañía.

El otro es el de cotizar en el país estadounidense, otro de los grandes anhelos históricos de Del Pino. Conquistar los parqués de Wall Street era para Ferrovial cuestión de fijar su sede en Países Bajos y entrar al mercado de valores del país neerlandés como han hecho anteriormente otras grandes empresas europeas.

¿No podía hacerlo a través de España? Según la compañía las acciones de una sociedad española cotizada en España solamente pueden negociarse en los Estados Unidos a través de los conocidos como ADR, unos títulos que sirven para que los inversores estadounidenses puedan comprar acciones de una empresa extranjera en la propia Bolsa de EE.UU., pero que «no son elegibles para acceder a los índices bursátiles estadounidenses». El plan es que la triple cotización a la que aspira le permita acceder a los niveles de liquidez necesarios para expandirse por todo el territorio norteamericano construyendo y administrando grandes autopistas, aeropuertos y otras infraestructuras.

No es solo cuestión de que exista un entorno fiscal y jurídico menos atractivo que el de otros países, sino que la propia involución del sector en España ha obligado a las grandes constructoras como Ferrovial a buscar su suerte fuera de nuestro país. El tijeretazo estatal a las inversiones en obra pública durante la última década aceleró la expansión internacional de las empresas del sector. Aquí se hicieron grandes, para luego convertirse en gigantes del desarrollo de infraestructuras por todo el mundo. Con el impulso de la entrada en la Comunidad Económica Europea construyeron cada rincón de España, dejando un legado de carreteras, puertos, aeropuertos y líneas de alta velocidad ferroviaria que son ejemplo en todo el planeta. Pero la crisis del ladrillo abrió una brecha insalvable en la inversión de obra pública que jamás se ha vuelto a cerrar. Ni siquiera con los fondos europeos de recuperación. Hoy Ferrovial, Sacyr y ACS tienen más del 85% de su negocio en el exterior.

Ferrovial aprovechó la experiencia de décadas en el extranjero para convertirse en un monstruo de la construcción y gestión de infraestructuras en todo el mundo. Hoy Ferrovial sigue levantando grandes proyectos de ingienería, pero también tiene en cartera más de 2.000 kilómetros en autopistas en Norteamérica, Australia y Europa, a través de Cintra. En Estados Unidos está especialmente focalizado en los managed lanes, que son carriles de pago ubicados en carreteras urbanas con altas densidades de tráfico. El año pasado siguió potenciando este negocio con la apertura de la I-66 en Virginia y el aumento de su participación en la I-77 en Carolina del Norte. Y en el segmento de aeropuertos entró en el consorcio que construirá y gestionará hasta 2060 la nueva terminal 1 del aeropuerto JFK de Nueva York. El 92% de las inversiones comprometidas para el período 2023-2027 están asociadas a esta geografía.

El año pasado Canadá y Estados Unidos representaron el 36% de sus ingresos. En España ganó la mitad y es su tercer mercado, con el 18% (diez años atrás rozaba el 40%), por detrás de Reino Unido con el 21%. El otro mercado relevante es Polonia con el 11% del pastel. Allí es uno de las constructoras líderes a través de su filial Budimex, para la que tiene grandes planes por los ambiciosos proyectos de infraestructuras que está fraguando el país canalizados a través de los fondos Next Generation. En España, vendió en 2021 su negocio de servicios a Portobello, por lo que sus ingresos provienen de la construcción.

Hoy, la realidad de Ferrovial poco tiene que ver con España. Su facturación, activos e inversores institucionales más relevantes están más allá de la Península Ibérica. En una economía globalizada, la patria de las empresas es la que mejores condiciones ofrece a sus intereses.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios