El calor y la sequía ponen en alerta a dos pulmones económicos
El turismo percibe que los viajeros comienzan a buscar temperaturas más moderadas en el norte
En el campo, las altas temperaturas echan a perder cosechas, sobre todo, de cereales y de olivar
El turismo aportará este año el 20% del crecimiento del PIB y del empleo
Las frecuentes olas de calor y la sequía que se está viviendo en España y parte de Europa ponen en alerta cada vez más a dos de los grandes pulmones económicos de nuestro país: el turismo y la agricultura. Y es que aunque ... el impacto es más evidente en el campo, donde las cosechas se están echando a perder por falta de agua, las altas temperaturas también comienzan a influir en las preferencias de los viajeros, modificando tanto las zonas elegidas como los meses en los que prefieren viajar.
Es una de las conclusiones que la semana pasada arrojó la encuesta de la Comisión Europea de Viajes (ETC, por sus cifras en inglés), que concluyó que ya cae un 10% la cantidad de personas que desean viajar a destinos mediterráneos entre junio y noviembre respecto al año anterior. En esta línea, dice el informe, el 7,6% de los viajeros contemplan las olas de calor como factor para evitar los viajes en estos meses. El turismo comienza ya a desplazarse a otras temporadas: sirva el ejemplo de Grecia, que ya registra un incremento de llegadas internacionales del 87,5% entre enero y marzo, fuera del verano.
El ministro de Sanidad alemán, el socialdemócrata Karl Lauterbach, está de vacaciones en Italia. Allí le ha pillado la ola de calor de turno y, en un calentón, tuiteó que «estos destinos de vacaciones no tendrán futuro a largo plazo». Se refería a los destinos turísticos del sur de Europa, entre los que incluye España, que en su opinión están siendo destruidos por el cambio climático. «La ola de calor es espectacular aquí», se quejó, y auguró que esta era turística «está llegando a su fin». La irritación que sus palabras han causado en el sector turístico italiano se ha dejado sentir en forma de llamada de atención diplomática en Berlín, pero el ministro ha seguido compartiendo impresiones desde sus «infernales vacaciones». En la basílica di San Francesco de Siena, por ejemplo, comentó que «las iglesias deberían abrirse como refugios climáticos durante las olas de calor y ofrecer ayuda». Desde la iglesia de Montepulciano comunicó que, junto a toda su familia, había decidido no continuar su viaje a Roma por las previsiones de cuarenta grados: «Mejor piscina para mis hijos y libros para mí».
Las televisiones alemanas han desplegado reporteros en los aeropuertos, a la espera de los turistas procedentes del sur de Europa, y la selección de testimonios parece respaldar al ministro. «Yo no volveré, no al menos en verano. Creo que son destinos para disfrutar en invierno, cuando se agradece el sol, pero no ahora, ahora es insoportable», es el veredicto de Sabine, al regreso de Mallorca junto con su marido y sus tres hijos. «Estuvimos en Palma en marzo y fue ya muy desagradable, por eso este verano queríamos probar en Grecia, pero ha sido todavía peor, no creo que repitamos este tipo de vacaciones», sentencia una pareja procedente de Atenas, donde, lamentan, ni siquiera pudieron visitar la emblemática Acrópolis a causa del calor.
«Es cierto que este verano hemos tenido una mayor demanda a destinos como la República Checa, Dinamarca, Irlanda o Bulgaria», reconoce Frtiz, en una agencia de viajes en el centro de Berlín, «pero creo que no se puede hablar de una tendencia seria o consolidada. También es cierto que con mayor frecuencia los clientes nos preguntan por las temperaturas que se esperan para las fechas de vacaciones que estamos ofertando, incluso en algunas publicidades se añade el dato si es favorable, pero también nos preguntan por cosas que hasta ahora no conocíamos, a las que nos resulta difícil contestar, como la sostenibilidad del viaje, el promedio de agua que utiliza por visitante el hotel donde se hospedarían... hay cambios de percepción, como por otra parte siempre los ha habido».
Estas nuevas preocupaciones de los turistas alemanes sobre las consecuencias sobre el clima de sus propias vacaciones han llevado al turoperador TUI, por ejemplo, a publicitar en sus paquetes de viaje ventajas como la red de autobuses de hidrógeno que ha desplegado en Mallorca para el traslado de sus clientes, para contrarrestar la publicidad negativa como la difundida por el documental 'planet e.: Wanderlust-Klimafrust', emitido por el canal público de la televisión alemana ZDF el pasado 16 de julio. «Si 16 millones de turistas vienen a una isla con un millón de habitantes, se pueden imaginar lo que eso supone para la isla y su naturaleza», sostiene en dicho documental Margalida Ramis, del Grupo Ornitológico Balear, que asocia el número de estrellas de un hotel con el creciente consumo de agua de sus huéspedes.
Este cambio de preferencias e intereses de los visitantes comienza a ser palpable en varios países europeos acostumbrados a recibir turistas ingleses o alemanes. En el caso de España, y a la vista de las reservas de verano, el sol y la playa sigue siendo uno de los motivos más relevantes por los que los turistas viajan a nuestro país. No obstante, poniendo el foco en el turismo emisor, las altas temperaturas impactan tanto en cuándo reservamos las vacaciones los españoles como, cada vez más, a dónde vamos. «Está claro que las circunstancias meteorológicas son aspectos que afectan directamente a la hora de la toma de decisiones», cuenta el vicepresidente ejecutivo de CEAV, José Manuel Lastra, en conversación con ABC.
Lastra lo explica así: «En el caso que nos afecta, podemos decir que como mercado emisor conforme vamos viendo las olas de calor se nota una determinación del consumidor a la hora de contemplar sus vacaciones. Por ejemplo, cuando suele llegar la primera ola de calor, allá por junio (este año en mayo), hemos notado cómo el público acude a sus agencias de viajes de cara a que ven que las vacaciones están a la vuelta de la esquina y se plantean empezar a pensar y organizar las vacaciones».
Viajar de otro modo
Este no es este el único cambio: «Este año estamos sufriendo unos rigores climatológicos más intensos, y conforme se elevan las temperaturas los hábitos de consumo respecto a vacaciones pueden cambiar en algo. Principalmente el cliente se plantea reservar en lugares de playa, de litoral (tanto en Andalucía como Levante o Baleares) pero sin olvidarnos de la cornisa cantábrica».
El vicepresidente de la patronal de las agencias de viajes españolas reconoce que «muchas personas que van precisamente huyendo del calor deciden viajar al norte, y no son pocos los que se plantean viajes al norte de Europa buscando ese clima benigno de Irlanda, Inglaterra o Escocia». CEAV considera que, en el caso del turista español, «las olas de calor afectan al consumo del viajero en cuanto a cuándo acudir a la agencia de viajes y respecto al tipo de producto que reserva respecto a las circunstancias climatológicas». De momento, asegura, esto «afecta menos al turismo internacional. Sevilla en julio y agosto son probablemente los menos meses de turismo nacional, pero no se reciben menos turistas extranjeros».
Para los hoteles, el cambio de preferencias a la hora de viajar puede tener incluso un lado positivo, que es la desestacionalización. «El calentamiento global tiene que ver con todas las actividades del ser humano sobre la tierra, y por supuesto también va a afectar al turismo. En la cuenca mediterránea en verano son altas las temperaturas, y eso es lo que tradicionalmente ha atraído a los turistas», explica a ABC el presidente de la Cehat, Jorge Marichal, que reconoce que «en los últimos 70 años ha aumentado 1,4 grados la temperatura, lo que puede afectar a que personas decidan no venir, pero también hay que ver la vertiente positiva y eso significa que podemos ampliar temporada tradicionalmente no turística».
Para Marichal, esta inclinación hacia viajar otros meses puede suponer que «mejoremos la experiencia de cliente en épocas de alto calor y aumentemos la estancia media en épocas tradicionalmente bajas». La patronal de los hoteles tiene claro que el clima «va a afectar, y es importante tener en cuenta que muchos clientes han descubierto en estos años de pandemia el turismo de naturaleza, el de gastronomía, el de espectáculo... y que ha descubierto partes del país que antes no eran tan visitadas y ahora son una posibilidad».
Impacto directo
Esta visión positiva -que pasa por abogar por desestacionalizar el turismo- contrasta con la inquietud que comienza a palparse en el sector, consciente de que las cada vez más comunes olas de calor pueden perjudicar directamente en su negocio tal y como hasta ahora lo conocemos.
MÁS INFORMACIÓN
Un golpe en uno de los motores de la economía española que ve de lejos cómo otro de nuestros grandes músculos, el campo, ya sufre las consecuencias de las altas temperaturas y la falta de lluvia. Los agricultores piden más ayudas por una sequía que afecta al 80% del campo español, dando por perdidas cosechas de trigos y cebadas, complicando al olivar e impidiendo la cosecha de arroz.
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