Balanzas fiscales: la estadística que desata pasiones entre los barones autonómicos
Los presidentes de las regiones que más reciben temen que se conviertan en un indicador clave para la próxima reforma del modelo de financiación, prevista para 2014
Unai mezcua, víctor ruiz de almirón
Las balanzas fiscales son una herramienta que pretende arrojar la diferencia entre los ingresos por impuestos que el Estado recibe de una Comunidad Autónoma y los gastos que acomete en ese mismo territorio. Estos cálculos se realiza a instancias del Gobierno central, y es ... una herramienta más para elaborar un presupuesto o un modelo de financiación.
En el año 2008, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero decidió publicar por primera vez estas balanzas, correspondientes al ejercicio 2005. La motivación de la publicación pretendía, por un lado contentar a las comunidades nacionalistas, ya que aparecían reflejadas como contribuidoras, pero también para desmentir que Cataluña era la región que más aportaba .
Madrid, Baleares, Cataluña y la Comunidad Valenciana fueron por este orden las autonomías que presentaron un mayor déficit fiscal con la Administración Central. Aunque dependiendo de la metodología utilizada las posiciones pueden cambiar, estas regiones son las que más aportan, y las que se consideran «las más perjudicadas».
Problemas metodológicos
El problema recurrente con las balanzas fiscales es la metodología utilizada a la hora de establecer el cálculo . Hay varios métodos para determianr si el saldo del Estado es positivo o negativo respecto a las regiones. Uno de los más utilizados es el de flujo monetario, que imputa el gasto donde se realiza. El ejemplo más usado para explicar esto son las estaciones del AVE, que en este caso solo se imputarían en Madrid. Otro sistema es el de coste beneficio, trata de medir el impacto sobre el bienestar de los ciudadanos. En este caso, las estaciones del AVE en Madrid deben imputarse a varios territorios , ya que generan bienestar en todo el Estado.
Una de las cuestiones más conflictivas es la «territorialización» sobre la imputación de ciertos tributos. Por ejemplo, en el caso de algunas sociedades empresariales que operan en varios territorios pero su domicilio fiscal reside solo en una de esas regiones. En el año 2008, el por entonces presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara , criticó la publicación de las balanzas que hizo el Gobierno de su propio partido por este motivo. Para ello recordó que en la región extremeña había «muchos ejemplos» de empresas que producen en la región pero tributan fuera, siendo la más emblemática la Central Nuclear de Almaraz, pero también algunas industrias agroalimentarias que producen en Extremadura pero luego la comercializan y tienen su domicilio fiscal en Cataluña o Madrid. «Rechazo el contenido de esas balanzas y no les otorgo valor alguno porque parte de una idea de España que a mi juicio no cabe en la Constitución ».
«El problema es que los resultados de decisiones metodológicas que pueden dar lugar a resultados muy diferentes»Su precepto es sencillo: es lógico que las Comunidades con mayor poder adquisitivo sean las que más aportan , pues tributan más, tanto a través de los impuestos al consumo como a través del impuesto sobre la renta. Además, numerosas empresas tienen producción y distribución en todo el país, especialmente las grandes, pero solo tributan en su domicilio fiscal, habitualmente Madrid y Cataluña.
El profesor de la Universidad Complutense y subdirector de Fedea, José Ignacio Conde Ruiz, estima que las balanzas sí aportan una información que «puede ser útil a la hora de diseñar la nueva ley de financiación autonómica. No digo que deba basarse en el resultado de las balanzas, pero con mejor información mejor haremos el diseño».
Podría decirse que las balanzas fiscales sirven, entre otras cosas, para corroborar que la solidaridad interterritorial existe . Los críticos abundan en que no saben qué se pretende con su publicación, ya que entienden como evidente que existan diferencias entre las regiones. Conde Ruiz no entiende sin embargo que la publicación pretenda vulnerar la solidaridad autonómica: «la gran mayoría de los flujos de ingresos y gastos de la Administración Central se genera en función de características de las personas. Solo para una parte muy reducida de los ingresos y gastos se decide su cuantía en función de las características de los territorios. Pensemos en la imposición personal o sobre el consumo, en las pensiones o en el gasto en salud o educación. La cuantía de todas ellas se determina en función de características del individuo, como su renta, su consumo, su edad o su salud con independencia del lugar en el que habitan o en el que realizan sus actividades».
«El problema es que los estudios de balanzas fiscales dependen de un conjunto de decisiones metodológicas claves que pueden dar lugar a resultados muy diferentes según las opciones elegidas; sobre, quiénes soportan los impuestos, quiénes son los beneficiarios de los gastos públicos o qué tratamiento debe darse al déficit de la Administración General del Estado. Como ejemplo, puede mencionarse la dificultad para atribuir un gasto en infraestructuras ejecutado en una determinada Comunidad Autónoma que no favorecen especialmente a esa Comunidad (o no sólo a esa) sino a todas las de su entorno (una línea del AVE). Un ejemplo clásico de divergencia de resultados según enfoques es el de la imputación territorial del gasto estatal asociado a la casa real o a la política exterior: se localiza donde se pagan los salarios en el primer caso, básicamente Madrid, o se divide, con el criterio del beneficio, entre todos los territorios en función de algún indicador como el número de habitantes. Como la balanzas fiscales tienen que ver más con las personas que con los territorios, en mi opinión, el enfoque carga beneficio debería de tener superioridad analítica».
Barones enfrentados
La publicación de las balanzas fiscales no despierta el mismo entusiasmo para cada barón autonómico y provoca, como la política, extraños compañeros de cama pero también posturas que a priori pueden ser sorprendentes entre aliados. Las reacciones varían desde el entusiasmo de las comunidades autónomas que, según las balanzas de 2005, más perjudicadas resultaron, al rechazo de las que menos.
A la cabeza de los defensores de la publicación se encuentra, tras el Ejecutivo centra, el presidente de la Comunidad de Madrid. Ignacio González califica su publicación de «muy buena noticia» , ya que a su juicio supone un acto de transparencia. «Creo que es muy importante que nuestro sistema de financiación sea conocido por todos», explicaba recientemente. El presidente madrileño incluso va más all á , ya que también pide al gobierno de Mariano Rajoy la publicación de los anticipos a cuenta para el 2014 y de las liquidaciones en 2012, que también forman parte de los ingresos de las comunidades para el año próximo. «Se trata de conocer la situación de todos y la capacidad que se tiene» para después «hacer un reparto equitativo» y evitar que los madrileños reciban menos financiación por habitante «que otras comunidades que no aportan, sino que reciben del sistema» argumentaba González.
«Publicarlas supone un gran paso», dice BauzáTras el presidente madrileño, es otro barón “popular” el que se ha posicionado con más ahínco para que las cuentas vean la luz: el presidente balear José Ramón Bauzá . «Creo que es un gran paso el hecho de que a final de año el Gobierno publique las balanzas fiscales y que a partir de aquí se pueda seguir trabajando de cara al año que viene en el seno del Comité de Política Fiscal y Financiera para avanzar en el nuevo modelo del sistema de financiación», explicaba en un encuentro con periodistas celebrado el pasado día 14. Bauzá no está solo en su reclamación desde las islas, ya que otros grupos de la oposición como MÉS, la formación surgida en 2010 tras la integración de PSM-Entesa e Iniciativa Verds, también defienden con encono una medida que a su juicio «constatará el expolio fiscal que sufre Baleares».
Otro popular, el presidente valenciano Alberto Fabra , también apoya una iniciativa que permitirá dar a conocer «la falta de financiación que tiene la Comunitat Valenciana , donde en este momento sólo puede cubrirse el 85 por ciento de los gastos de los valencianos en sanidad, educación y servicios sociales, y eso no puede ser».
Precisamente Madrid, Baleares y Valencia fueron las autonomías que más perjudicadas segun las balanzas de 2005 . Falta, no obstante, una autonomía entre las dos últimas: Cataluña. La publicación de las balanzas fiscales ha sido una de las reclamaciones históricas de los nacionalistas —precisamente calmarlos fue uno de los motivos para su publicación en 2008—, aunque esta vez han acogido la iniciativa con frialdad y sin valorarla públicamente. Y es que en esta ocasión tras la publicación también subyace una respuesta a los nacionalistas, pero una que «Quizás nos llevemos sorpresas con las aportaciones a Cataluña»previsiblemente no les va a gustar: desmentir la cifra que Cataluña publicó en mayo cifrando el déficit de su balanza fiscal con la Administración central en 16.543 millones de euros. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro ya comentaba en junio que si se analizan bien las aportaciones a Cataluña «quizá nos llevemos grandes sorpresas» y eso es precisamente lo que teme el Ejecutivo de Mas.
En el otro bando, el de los que se oponen abiertamente a su publicación, hacen frente común tanto presidentes autonómicos populares como socialistas, y con idéntico entusiasmo. Entre los críticos se sitúan el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera , y la flamante presidenta andaluza Susana Díaz . El primero ha denunciado las «trampas metodológicas» detrás de la redacción de dichos informes, mientras que la presidenta andaluza ya ha dicho que se opondrá «con todas sus fuerzas» a que las balanzas fiscales sirvan como «coartada perfecta» para «perjudicar a unos españoles y beneficiar a otros». La postura oficial del Ejecutivo andaluz es no criticar abiertamente la publicación de las mismas pero sí defender que prácticamente no sirven para nada.
Posición similar es la del presidente extremeño José Antonio Monago, que se mostró crítico con la publicación de las balanzas durante el Comité Ejecutivo del PP del pasado 14 de octubre. Dos días después, en un acto en Badajoz afirmó que para el la balanza fiscal «no es palabra de Dios» , pues también hay una balanza de «déficit de infraestructuras», de «protección del entorno», de «envejecimiento de población, dispersión, emigración» o «hasta romana».
Miedo a la reforma
Las posturas de unos y otros, nacionalistas aparte, se explica por el temor a que las balanzas fiscales se conviertan en un indicador clave a la hora de afrontar la reforma de la financiación autonómica prevista para mediados de 2014, y que previsiblemente podría meter la tijera a las transferencias a las comunidades más beneficiadas. De ahí que precisamente sean los presidentes de las autonomías que más aportaron a la solidaridad interterritorial aquellos que defienden con más entusiasmo que salgan a la luz pública, y de ahí también que cuando unos y otros hablan del indicador saquen a colación la próxima reforma.
Así, en el mismo acto en el que Ignacio González defendía la conveniencia de conocer las balanzas fiscales también hacía hincapié en que éstas «no predeterminan nada» respecto a la manera en que se vayan a asignar los recursos a cada comunidad en el modelo de financiación, aunque señalaba que si son importantes para conocer «la capacidad de cada territorio y el esfuerzo que se está haciendo» y, a partir de ahí, establecer «los criterios de reparto».
De igual modo se expresaba el valenciano Fabra, que recordaba que a excesiva aportación de la comunidad en los últimos años «nos ha hecho acometer un esfuerzo mayor que el resto, y ello nos ha generado desequilibrios en los últimos años». Juan Vicente Herrera, por su parte, reclamó que también se tengan en cuenta otro tipo de balanzas , como la comercial o de la contribuciones y percepciones del sistema de pensiones y de desempleo, en las cuales otras comunidades más ricas no saldrían tan perjudicadas y se demostraría que las regiones más beneficiadas por las transferencias fiscales aportan en otros ámbitos su granito de arena a la cohesión territorial y la riqueza común.
Conde Ruiz cree que «aumentar la transparencia y acallar de una vez determinadas presiones , que invocan ocultismo como razón para no hacer balanzas, es razón suficiente para hacer balanzas fiscales oficiales. Más transparencia y más información siempre es bueno ».
Su conclusión es que el conflicto se produce «porque se asocia erróneamente con la financiación autonómica. Los resultados de las balanzas fiscales no deben alentar necesariamente conflictos entre Comunidades Autónomas o fundamentar demandas de revisión de la financiación territorial. El Gobierno debería hacer mucha pedagogía en este sentido», sentencia el investigador de Fedea.
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