El segundo palo

El peor

«La mediocridad es bella, escondamos al mejor peor del fútbol mundial, tengamos una coronación tranquila de Carlos III, seamos del City por patriotismo»

Trololo

Tchouameni, cariacontecido en la derrota en Anoeta EFE

Como el anterior, este año el Real Madrid vuelve a ser el peor. La temporada pasada eliminó al PSG siendo peor, fue peor que el Chelsea pero ganó, aunque el City fue mejor el peor llegó a la final y, ante un Liverpool bastante mejor, ... se llevó La Decimocuarta sin proponer. Y, como decía, tras dejar de nuevo fuera a un Liverpool que fue superior y sacando de la Champions a un Chelsea indudablemente mejor, este año el clásico peor vuelve a verse las caras con el nuevo mejor, uno reforzado con la megalómana guinda del goleador de moda.

Sí porque, antes que el City dentro de unos días, Juve, Valencia, Leverkusen, Atleti en dos ocasiones, otra vez Juve y de nuevo Liverpool fueron invariablemente mejores que el peor, que acabó ganando todas las finales desde 1988 después de haber superado previamente en octavos, cuartos y semifinal a equipos que el lector habrá dado ya seguramente por hecho a estas alturas del artículo que fueron mucho mejores que el peor campeón.

Siempre me ha llamado la atención que en España se espere tozudamente lo mejor del peor, que si no lo gana todo todos los años es incluso más malo. Ahora veremos cómo del 9 al 17 de mayo, y salvo honrosísimas excepciones, el periodismo deportivo español se convertirá en una ansiosa sucursal de Radio Manchester que adoptará el aspecto de Barbudo, el toro que mató a Pepe-Hillo.

El Real Madrid vuelve a estar perdido porque si, como sucedió la última vez, se le ocurriera volver a dejar fuera al modesto equipo de Guardiola habrá sido gracias a la diosa fortuna o, y eso en el mejor de los casos, lo habrá hecho de un modo vergonzante, «a la contra, escatimando esfuerzos y jugando con la calidad de sus jugadores», tal y como aseguró que hizo en su día uno de los popes de la Iglesia del periodismo al ganar La Novena. Únicamente a alguien tan desacreditado en el exterior como el catorce veces campeón de Europa se le ocurriría la frivolité de aprovechar la calidad de sus futbolistas pudiendo ficharlos más mediocres.

No sé qué hacemos dejando salir fuera al peor cuando el fútbol español podría exportar perfectamente a los mejores, por ejemplo al grupo folk Los Negreira. El peor nos avergüenza con esa insistencia suya en querer seguir siendo el mejor. La mediocridad es bella, escondamos al mejor peor del fútbol mundial, tengamos una coronación tranquila de Carlos III, seamos del City por patriotismo.

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