SOS Barça: una licencia oportuna a las puertas de la temida asamblea

El Barcelona obtuvo, bajo la presidencia de Josep Maria Bartomeu, las licencias necesarias, pero los inversores que van a pagar las obras y a explotar comercialmente durante los próximos 30 años el nuevo Camp Nou no estaban convencidos del nivel de ingresos de la operación. Para contentarles, Laporta improvisó añadiendo unos palcos VIP en la tercera gradería, y la añadidura fue de tal calibre que afectaba a los cimientos de la estructura, de modo que no bastó, tal como el presidente pretendía, solicitar un permiso específico para la añadidura sino que había que volver a revisitar la obra entera.

Una vez más improvisando, y una vez más a última hora, Laporta consiguió el dinero de los inversores. Otra cosa es si una ciudad como Barcelona y una comunidad como Cataluña van a dar para llenar los palcos construidos, y si los inversores van a recuperar el dinero que sobre el papel el club les ha prometido con la ampliación de estas estancias.

De momento el viejo estadio ha sido en parte desmontado y en parte derribado, que es la parte más sencilla de cualquier obra nueva. A la espera de las licencias, que nadie sabía cuándo iban a llegar, este derribo se ha realizado a cámara lenta para dar la sensación de que se hacía algo. Las quejas vecinales por los ruidos nocturnos se debían a la actividad de una sola excavadora. Fuentes del club admiten que los trabajos se han llevado a cabo con el freno de mano puesto y que con los permisos esperan alcanzar la velocidad de crucero.

El empresario Jaume Roures, aliado íntimo de Laporta y autor del museo provisional del Barça, ha reconocido que el plazo de finales de 2024, con los dos tercios del aforo, es prácticamente imposible.

La licencia de construcción llega a pocos días de la asamblea de compromisarios que ha de celebrarse el próximo sábado 21 de octubre. Esta asamblea, en una clara y escandalosa intención de evitar el debate abierto, la discrepancia y la transparencia, no será presencial. Entre otros espinosos asuntos se tendrán que aprobar unas cuentas sobre las que Marc Ciria, un economista del entorno Barça, ha dicho que el cáncer del no es la deuda, que también, sino el nivel desaforado de gasto. Se han incluido 800 millones de euros bajo el concepto de otros gastos. Cualquier CEO de cualquier compañía que se atreviera a hacer semejante cacicada sin dar más explicaciones sería inmediatamente expulsado.