Todo irá bien
Un problema fundamental en el Barcelona
«Culpar a la prensa de los malos resultados es el síntoma crucial de la decadencia. Los nervios por el juego pésimo no ayudan. Todo depende del azar y del rebote»
El feo gesto de Lewandowski
Lewandowski se dispone a tirar un penalti ante el Alavés
La mutua deslealtad entre Laporta y Xavi. La ausencia de un discurso futbolístico sólido y de alguien creíble que lo sostenga. No existe un modelo de equipo y de criterio a la hora de buscar los jugadores más adecuados para cada engranaje de la ... maquinaria. La desunión del vestuario. La falta de calidez y de cuidado de la directiva y del cuerpo técnico en su trato con los jugadores y su entorno...
Xavi no es el entrenador de Laporta pero lo aguantará todo lo que pueda. El detonante podría ser la eliminación de la Champions, sobre todo si no se supera la fase de grupos. También una derrota estrepitosa ante el Girona. De no producirse accidente remarcable alguno, el presidente no tomará decisiones drásticas, aunque sólo sea porque no tiene repuesto. Los entrenadores que más le gustan son demasiado caros o no están disponibles. Informalmente el Barça ha sondeado a Míchel, el técnico líder. Informalmente Míchel ha rechazado cualquier acercamiento. El Barça Atlètic es el segundo de su categoría. Su técnico, Rafa Márquez, es el preferido de Laporta. Es leal al presidente y hará lo que él le diga.
Ni Xavi ni Laporta están rodeados de los mejores para arriesgar y ganar. Están rodeados de los más leales para defenderse. Más que ambicionar, recelan. Su gobierno se basa en la desconfianza. Mutua y general. Rafa Yuste, que es una persona sobresaliente, no es creíble como vicepresidente del área deportiva. No tiene un discurso futbolístico como Guardiola o Cruyff. O Quique Cárcel en el Girona. Tampoco lo tienen Deco ni Alejandro Echevarría. Ni el propio presidente lo tiene. El hermano de Xavi y el tipo del chándal que aparece a su lado merecen todos los respetos, pero cuesta creer que el mundo del fútbol los tenga como referentes. Lo de Rafa Márquez es otra broma.
Algunos nombres conocidos dan la idea de que el Barça tiene una buena plantilla «y mejor que la del Madrid». Lo cierto es que Florentino Pérez ha renovado las piezas clave de su plantilla para los próximos cinco años y aún cuenta con Modric y Kroos por si acaso. El Barcelona no tiene ningún concepto futbolístico o de equipo. Ficha descartes de otros equipos y la carnaza que ofrecen los mánagers amigos del presidente y luego los pone juntos en el 11 sin saber exactamente a qué hacerles jugar.
Gundogan hace unos días y el domingo Lewandowski, haciéndole un feo innecesario a un chaval de 16 años, dan la medida de la desunión de un vestuario al que no une ninguna calidez, ningún proyecto. La frustración es general, cada cual hace la guerra por su lado. Los jugadores que alguna vez pertenecieron a la élite están muy decepcionados con el funcionamiento interno de la entidad.
El Barça tiene un problema fundamental, de base mal cimentada. Culpar a la prensa de los malos resultados es el síntoma crucial de la decadencia. Los nervios por el juego pésimo no ayudan. Todo depende del azar y del rebote. Puerta grande o enfermería. Cuando estás así normalmente lloras.