El Barça, un negocio tapadera

Además, que las cosas acabarían como han acabado se sabía desde el principio, y el club ha ido alargando la sopa todo el verano, fingiendo un misterio que nunca ha existido. De un lado, para tener alguna comidilla que tapara las miserias de dos meses sin fútbol. Del otro, para disimular que siempre son las mismas las fuentes del negocio y los mismos comisionistas. Tal como nunca existió una negociación real con Messi para su regreso ni el club le hizo ninguna oferta, el fichaje de Joao Félix estaba más que pactado con Jorge Mendes desde hace meses. Pero para darse tiempo para reunir el dinero y vender a Ansu, de modo que Xavi no tuviera más remedio que aceptar y hasta agradecer el refuerzo, el anuncio se hizo oficial en el último momento. Laporta conoce bien la elemental emotividad del socio barcelonista y sabe qué medicina darle y cómo administrarla.

Al Barça le ha quedado un equipo aparentemente competitivo pero es sólo un negocio tapadera. Laporta ha comprado como un nuevo rico que busca deslumbrar a los demás con cosas que brillen mientras por detrás hace lo que de verdad le importa. De fondo, este club no responde a nada más que a un grupo de amigos que están repartiéndose los restos de un animal herido con la esperanza de sacar tajada cuando de un modo o de otro la entidad no tenga más remedio que privatizarse y se acabe con la entelequia de que pertenece a los socios. Estos socios que en otra demostración de las breves entendederas que los caracterizan, creen que es posible poseer lo que no pagan.

En el Barça no hay ningún proyecto deportivo, económico ni institucional. No hay ninguna idea que, como en los tiempos de Núñez, del primer Laporta, de Pep y de Cruyff, marque el rumbo del club y le dé sentido. El problema de este equipo, y de este club, no es la calidad, ni siquiera el precio, de un jugador concreto. El problema es que todo se basa en la improvisación y en el beneficio de los comisionistas habituales. Lewandowski, cada año más caro según su contrato, da claros síntomas de agotamiento y de que los años le han caído encima. Yamal es una joven promesa que aún ha de cristalizar y cargarle el peso del equipo es no vivir en la realidad, además de una forma muy poco inteligente de quemarlo. El carácter de Cancelo no es fácil y Xavi, como ha demostrado en sus tensiones con Laporta, prefiere no tener líos que resolverlos. Todo brilla, pero veremos qué se sustancia.

Los inversores retrasan los pagos porque es tal el humo en que se basan las operaciones -Barça Media es un escándalo que en cualquier club normal marcaría un antes y un después- que la junta directiva ha tenido que contraavalar el aval del empresario alemán, que de momento no ha querido dejar tirado al Barça pero que no ve nada clara su inversión y reclama muchas más garantías. Parece un trabalenguas, pero más se traba la verdad. El contraaval lo garantiza el Banco Sabadell, cuyo subdirector general y director de Relaciones Institucionales y Seguridad Corporativa es Álvaro Echevarría, hermano de Alejandro Echevarría y ambos cuñados de Laporta. Un dato curioso -sólo digo curioso- es que la cantidad que han tenido que avalar Laporta y sus directivos es la misma por la que a última hora Mendes cerró el traspaso de Abde al Betis. Todo queda entre los de siempre, y sólo en este terreno el proceder de Laporta es meticuloso, constante y predecible.

Los jugadores son mercancía. Unos años más rancia, otros más bonita, pero en ningún caso el principal motivo que los acerca o los aleja del Camp Nou es el técnico, el deportivo o una apuesta de futuro. La verdadera alineación del Barça, la que siempre es titular y siempre gana, es Joan Laporta, 'Deco', Alejandro Echevarría, Jorge Mendes, Pinhas Zahavi. Y tú, Rafa Márquez, calienta que sales.