Eurocopa | Inglaterra - Alemania
Sterling y Kane despiden a Alemania
Inglaterra pasa a cuartos de final sin recibir un gol. Pésimo partido de los germanos en el adiós de Low
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Crónica
Clásico entre los clásicos, el duelo severo entre Inglaterra y Alemania se resuelve por detalles de imaginación. Dos conexiones de creatividad, dos goles de Sterling y Kane empujan a los británicos a los cuartos de final. Alemania, triste e insolvente, se despide de la Euro ... y cierra sin brillo la etapa de su técnico, Joachim Low.
Llega un partido de vecinos europeos, potencias mundiales en cualquier orden, y hay que elegir. La eficacia alemana, sus ciudades impolutas, su industria y sus autopistas, su gastronomía excesiva en calorías... O la Inglaterra autosuficiente del Brexit, su historia incomparable, su urbanismo añejo y fascinante, su restauración incalificable... Dos gigantes del fútbol que se juntan en unos octavos de final. Los británicos inventores del balompié, con su pasado de aristócratas contra obreros en la posesión del balón, su Premier caladero de figuras y su abundancia económica... Los germanos que definen un deporte en el que siempre gana su selección, su Bayern de Múnich símbolo de la pujanza, su retrovisor vintage con figuras únicas en la historia del fútbol...
Es un clásico que se retroalimenta con las décadas, la final del Mundial 66 con el gol que no entró, el penalti que falló el ahora seleccionador Southgate en la Eurocopa de 1996 y el último partido entre ambas selecciones, Mundial de Sudáfrica 2010 con victoria sin paliativos de los teutones (4-1) con dos goles de Thomas Muller, también presente en el choque de ayer en Wembley. Los medios británicos suelen hacer referencias a la Segunda Guerra Mundial cuando hablan de Alemania y su selección de fútbol. Se ha popularizado el término ‘huno’ para mencionar a los germanos.
Historia y tradición, frente a frente en un duelo que nace en el nuevo Wembley con ambos equipos con la rodilla al suelo en una honrosa declaración global contra el racismo. Inglaterra deja tanto material de primera calidad en el banquillo (Rashford, Foden, Moud, Sancho, Grealish... ) como incorpora a su alineación, en la que su entrenador apoya al inédito Harry Kane con Sterling y Saka en labores creativas. Dos acompañantes con estilo que no conectan con el máximo goleador y mejor asistente de la Premier, a quien se le hace bola la Euro, sin brillo, sin participación y sin acierto. Falla un gol cantado por exceso de requiebros en el último minuto de la primera parte, cuando ya el estadio londinense preparaba las palmas.
Inglaterra quiere gobernar el partido con una defensa de pívots NBA, un par de creadores por el centro y los puntas mencionados. Alemania no comete errores, se muestra sólida en su zaga y en su posición por el centro y los británicos buscan soluciones alternativas. Los centros a balón parado de Trippier , una delicia convertida en caramelo para sus compañeros, siempre dulce y templado el balón listo para el remate. Es Maguire, aspecto de camorrista, el que más interviene por alto. Dos cabezazos del central del Manchester United encienden a la grada y soliviantan a los gigantes defensores germanos.
Pocas oportunidades
Alemania fabrica poco porque Kroos está rodeado de piernas enemigas, Goretzka no tiene espacio para correr, y solo Kimmich aparece como un balín por la derecha para asistir a sus socios. Es un partido con pocas oportunidades y escasos fallos defensivos. Por eso se antoja trascendental el error de Werner, habilitado por Havertz, solo ante Pickford. Estrella el balón en las piernas del portero pelirrojo.
El duelo deriva en mediocridad porque ni unos ni otros aportan continuidad al juego. La tarde es una semblanza de pérdidas de balón, cuerpos chocando y faltas tácticas. No avanza Alemania. Pickford se ha estirado como una goma elástica para despejar, pletórico de reflejos, un zurdazo magnífico de Havertz. Es toda la aportación germana en el arranque de la segunda parte, tan maniatada por los británicos como por su propia inacción.
No hay nada del grupo enérgico que acostumbra, que penetra por las bandas y remata lavadoras si hace falta. Un partido espeso de los teutones, abocados a sufrir. Tampoco Inglaterra hace el partido de su vida. Necesita algo más para generar vértigo. Southgate recurre a Grealish , fantasía para el ataque del jugador anárquico y genial.
Casualidad o no, el delantero del Aston Villa asume la pelota, finta a los rivales y busca huecos. Wembley empieza a creer cuando una arrancada de grupo, culminada en una buena apertura hacia Shaw, acaba con un servicio muy potable al corazón del área, donde no la encuentra Kane sino Sterling para enviar a la cazuela.
Tercer gol de Sterling, tercer tanto británico y otra victoria de la selección ‘british’ porque en la euforia marca al fin Harry Kane. Es el epílogo de un partido maldito para Alemania, que pudo construir la remontada en un mano a mano de Muller , de pésima resolución contra Pickford. Wembley enloquece porque su país avanza a los cuartos de final.
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