Rosell se agarra al victimismo para anunciar su dimisión

La judicialización del coste del fichaje de Neymar fuerza la salida del ya expresidente del Barcelona, que cede el mando de la entidad a Bartomeu

Rosell se agarra al victimismo para anunciar su dimisión INÉS BAUCELLS

XAVI HERNÁNDEZ

Exactamente 1302 días. Una cifra casi redonda pone fin al mandato del 39º presidente de la historia del Barcelona . Escudado por motivos personales y empujado por los últimos giros del caso Neymar, Sandro Rosell presentó ayer su dimisión irrevocable: «Mi etapa aquí ha acabado, ... no quiero que ataques injustos afecten a la imagen y gestión del club». Sus compañeros no lograron convencerle. Tampoco Josep Maria Bartomeu, que asumirá el cargo. No quiere seguir. No puede seguir . Decisión drástica, repentina y sorprendente. Así es el Barça, un club que consume los capítulos de su historia a una velocidad de vértigo y cuya vocación crítica ha propiciado que Jordi Cases, un socio anónimo y sin padrinos proclamados, se haya llevado por delante al presidente más votado de la historia de la entidad. Tan pequeño y tan grande que cuesta creérselo. Además, tampoco es habitual ver a un dirigente dimitiendo con tanta presteza. En eso, Rosell ha sido un ejemplo.

A más de un aficionado del Barça se le atragantó ayer el desayuno al comenzar a circular la noticia sobre la posible dimisión pocas horas después de que el juez Pablo Ruz admitiera a trámite la querella de Cases. La noticia, ya de por sí impactante, incorporaba un componente aún más desconcertante teniendo en cuenta lo sucedido días atrás. Era imposible olvidar las palabras que el ya expresidente azulgrana pronunció el pasado lunes sobre el caso Neymar, el tema que lo ha terminado atropellando, en las que pidió públicamente la admisión de la demanda para poder explicarle «al señor juez» los pormenores del fichaje del delantero paulista sin reparar en las supuestas cláusulas de confidencialidad que, según él, le impedían ser transparente a través de los canales habituales. Parecía dispuesto a coger el toro por los cuernos e ir hasta las últimas consecuencias para defender su honorabilidad. Todo ello sin renunciar al palco. No obstante, sucedió todo lo contrario.

Un dirigente «quemado»

En una jornada de auténtico vértigo informativo, Rosell reunió por la mañana en su domicilio particular a sus colaboradores más cercanos. Bartomeu, Javier Faus (vicepresidente económico), Antoni Rossich (director general) y Albert Montagut (director de comunicación) escucharon los planes de dimisión del presidente, harto de las acusaciones recientes que ponen en duda la limpieza del fichaje de Neymar y en general «quemado» –palabra muy repetida en su entorno– por el desgaste de un mandato, el suyo, tremendamente intenso a nivel de confrontación social. Notaba que le tenían ganas aquí y allí, más allá de la futura incompatibilidad que le hubiera supuesto su imputación por presunta apropiación indebida. De hecho, podría haber delegado sus funciones a la espera de que se resolviera el caso Neymar, cosa que le pidieron sus colaboradores más fieles, pero prefirió cortar por lo sano.

Tras una Junta directiva más larga de lo previsto, Rosell se enfrentó por última vez a uno de sus mayores enemigos: los discursos en público. Por ello, compareció junto a Bartomeu –sin aceptar preguntas– con un escrito en la mano. Leyó, escuchó a «Barto», le abrazó y se fue sin derramar lágrimas. Apenas le tembló la voz, pese a la gravedad del momento y a la presencia de su mujer Marta en el auditorio, cuando mencionó implícitamente los dos motivos que le llevan a dejarlo. Uno: «Mi familia y yo hemos sufrido amenazas en silencio». Y dos: «Una injusta y temeraria acusación de apropiación indebida ha desembocado en una querella contra mí en la Audiencia Nacional». Sobre el segundo añadió: «Desde el primer momento he dicho que el fichaje de Neymar Junior es correcto y que la contratación ha provocado la desesperación y la envidia de algunos de nuestros adversarios». Referencia clara al Real Madrid , por si había dudas. «Ha sido un privilegio ser presidente del Barcelona. Deseo lo mejor al nuevo presidente (Bartomeu) y pido a los socios que le den todo el apoyo. Doy las gracias a los empleados del club, a los jugadores y a los técnicos. Mi agradecimiento a los directivos que me han acompañado en este viaje».

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