FÓRMULA 1 - GP DE MÓNACO

Jaque mate de Aston Martin a Alonso: sin coche ni estrategia, el español abandona en Mónaco

Norris gana por primera vez en el Principado por delante de Leclerc y Piastri. Carlos Sainz (10º) puntúa tras un gran trabajo de Williams

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Alonso, cabizbajo, se retira tras la avería de su Aston Martin AFP

Tras firmar otro sábado milagroso, Fernando Alonso se las prometía moderadamente felices. Salía sexto en un circuito, Mónaco, donde es casi imposible adelantar. Además, la nueva norma que obliga a hacer dos paradas en la histórica carrera del Principado se presentaba como una oportunidad de ... usar la estrategia para intentar equilibrar las enormes diferencias con las escuderías dominantes.

Vamos, que el bicampeón mundial español se despertó este domingo con la ilusión de sumar los primeros puntos del Mundial. El sueño duró exactamente media carrera. Lo que tardó en certificar una vez más las carencias de su decadente equipo.

En la vuelta 38 (de un total de 78), Alonso aparcó el penoso bólido verde en una escapatoria. El motor, que llevaba unos cuantos giros dando problemas, se rompió del todo. El asturiano, incrédulo e irritado, resumió su sentir en dos nítidas palabras pronunciadas en castellano por la radio: «Es increíble». Se bajó del vehículo y su cuerpo, en el trayecto a pie hacia el garaje, escenificó una gestualidad de evidente enfado.

Y es que, además del enésimo desastre mecánico, la escudería inglesa había mostrado también al mundo las carencias que anidan en los despachos, delante de los ordenadores. En un día donde, como ya está dicho, la estrategia era especialmente importante, Aston Martin no quiso o no supo aprovecharlo.

Se trataba de planificar dos paradas en los momentos más adecuados, pero no dieron con la tecla. En la pista, y sobre todo en el muro, fueron barridos por la inteligencia de quienes dan órdenes en otras dos escuderías modestas.

RB (Racing Bulls) y fundamentalmente Williams sí entendieron lo que se ventilaba. Supieron jugar con sus respectivas parejas de pilotos tanto sobre el asfalto como en las obligatorias pasadas por boxes, y Hadjar, Lawson, Albon y Sainz acabaron entre los diez primeros. Es decir, sumaron unos puntitos siempre valiosos.

Por arriba, entre los grandes, nada nuevo. Verstappen exprimió un día más su portentosa clase para presionar hasta el último instante a los intratables McLaren y a Leclerc, príncipe de Mónaco a bordo de uno de los renacidos Ferraris.

Sabedor de que solo podía vencerles apurando al límite la segunda parada, eso hizo el holandés. Esperó por si aparecía un coche de seguridad, pero no apareció, así que Max entró a cambiar ruedas en la última vuelta.

Dejó vía libre para que se subieran al podio Norris, Leclerc y Piastri, los tres que habían partido en ese mismo orden de la parrilla. El esperado desenlace en una prueba con escaso margen para los sobresaltos. Mónaco no engaña. Aston Martin, tampoco.

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