Un porvenir refrescante con Juan Ayuso

«Yo no hago las cosas que son normales en mi edad, nunca he salido de fiesta, no tengo un grupo grande de amigos con los que compartir, llevo una vida muy tranquila en Andorra, solo centrada en el ciclismo y en entrenar. Se puede pensar que es aburrida, pero a mí me compensa», dice el ciclista.

Ayuso ha alcanzado el podio de una grande con 19 años, un trance que enlaza con la precocidad tan en boga en el pelotón y que augura un porvenir refrescante para el ciclismo español.

El ciclista global (nació en Barcelona, ha vivido en Atlanta, su familia se asentó en Asturias y luego en Xávea, él vive ahora en Andorra) es una combinación de fuerza y ambición. Un tipo que ganaba por avasallamiento en cadetes y juveniles en España junto a Carlos Rodríguez y que en los profesionales no pierde la estela del éxito. Debut en la Vuelta y podio, tercer clasificado.

Un deportista que no cumple los parámetros de sus semejantes. Su padre era directivo, ya retirado, de una multinacional (Randstad) y su discurso es más elocuente que el de la mayoría de los ciclistas. Habla inglés e italiano y se expresa con gran propiedad.

«Antes de empezar la Vuelta, una parte de mí me decía que podía aspirar al podio -comenta-. Y aunque yo soy ambicioso, quería correr tranquilo. No sentir que era un fracaso si no hacía podio. Mi entorno me decía que solo debía ofrecer destellos de calidad, el resultado era secundario. Pero una parte de mí sí pensaba en el podio».

La pareja que ha formado con Carlos Rodríguez, siempre ambos muy cerca en los puertos y en la general, se quebró con la caída del granadino en la última semana. Los dos representan el futuro del ciclismo español, junto a Raúl García Pierna (Kern Pharma). «Nos conocemos desde cadetes y es un grandísimo corredor», dice Ayuso de Rodríguez, 22 años.

Dispuesto y siempre amable, Juan Ayuso ha puesto en evidencia sus virtudes, un gran escalador que se mide y funciona en la contrarreloj y tiene capacidad para ganar al esprint. Cualidades que hacen soñar a los aficionados españoles. «Nadie me pone más presión que yo mismo -asegura-. Cambio el enfoque de la presión por el cariño que me demuestra el público. La gente tiene ganas de verme triunfar y lo aprecio como algo positivo, no negativo».

En el Mundial de ciclismo que se celebrará en Australia (25 de septiembre) será el líder de la selección junto a su compañero en el Emirates Marc Soler.