Roca Rey, sobre su cambio de apoderado: «Si un torero se juega la vida, tiene el derecho a ser libre»

Después de su histórica y mágica tarde con seis toros en Lima, la gran figura mundial del toreo recibe a ABC en su suite del hotel, acompañado por su familia y sus amigos más íntimos. Rebosa la emoción y el cariño de los suyos: «Cuando me estaba vistiendo de torero, con mi música peruana de fondo, se me enchinaba la piel. Nunca me había pasado eso vistiéndome de torero»

Roca Rey culmina por la puerta grande su gesta

La felicidad de Andrés Roca Rey en Acho Alex Romero

Rosario Pérez

Enviada especial a Lima

Roca Rey era anoche un hombre roto y feliz. Había entregado todo, había recibido el calor de su Perú. «Siempre contigo». Como la música criolla con la que lo despidieron antes de la salida a hombros después de su histórico gesto con seis toros. La ... primera encerrona de su vida para conmemorar su décimo aniversario de alternativa. En la suite del Country, cuartel general del mundo taurino –el epicentro de la Fiesta giraba en torno a Lima este invierno y la madrugada fue larga–, Andrés recibía a su familia y sus amigos más íntimos. «Quiero estar con mi gente», decía aún con su batín de seda, recién salido de la ducha tras la sesión del fisio. Matar seis toros es un esfuerzo heroico, una paliza con la recompensa del cariño de su Perú, de todos los que vinieron de fuera, de España, México, Ecuador, Puerto Rico... Con la satisfacción de llegar al hotel habiéndolo dado todo. «Ha sido una tarde que hemos preparado con muchísimo cariño mi equipo y yo. Yo creo que era el año perfecto para hacerlo; se han juntado muchos sueños, también se han juntado muchas emociones. Nunca había matado seis toros y me alegro mucho de que haya sido hoy, a mis diez años de alternativa y con mi hermano Fernando».

El brindis al hermano fue el momento más emotivo, el abrazo de dos hombres con la misma sangre, con los mismos apellidos, tras un año de apoderamiento. «Teníamos el sueño de vivir juntos una temporada y lo hemos cumplido». Echa la vista atrás a cuando con dieciséis años dejó su país: «Me daba mucha pena dejar mi tierra. Mi hermano Fernando me vio tan triste que me dijo: 'Tranquilo, que vas a regresar'. Me dijo que tenía que estar diez años de matador de toros y volver». Y Andrés, el hermano, el hijo, el torero, el amigo, ha vuelto. Pero no para quedarse. «La vida va pasando y cambia todo. Amo a mi Perú, te habrás dado cuenta. Tengo muchos amigos en España, tengo mi casa en España. Estoy muy feliz en España porque me han acogido. Y la verdad que provoca quedarse un tiempo más. Y ya cuando llegue el momento de irse, el toro, Dios y yo lo diremos. De momento, quiero seguir toreando», reconoce en un rincón de la suite presidencial, donde hay copas de champán para brindar por el torero al que todos admiran.

Su legión de partidarios celebra fuera su triunfo, su caminar en los ruedos. «Son tardes importante en las que uno va creando su historia». Se emociona, hace una pausa y una confesión: «Te voy a contar algo que nunca me había pasado. Cuando me estaba vistiendo de torero, con mi música peruana de fondo, se me enchinaba la piel, se me ponía con los pelos de punta. Nunca me había pasado eso vistiéndome de torero, la verdad». Y continúa: «Lo he vivido con mucha emoción y muy contento de poder haber recibido el cariño y que hayan podido ver parte de mi entrega. Se lo merecía mi gente y también me lo merecía yo».

Algunos pensábamos que podría ser su (pen)última vez, un broche para cerrar una etapa y hacer el descanso del guerrero. «La vida va pasando y lo que pensabas hace diez o quince años va cambiando. Tu mente puede cambiar de un año para otro, de un día para otro». Su propósito: «Quiero hacer lo que pocas veces he podido conseguir, que es disfrutar de mi profesión. Y poder seguir viviendo con intensidad, pero sintiendo y disfrutando. No solamente pensando en las metas que uno se propone tan altas y sufriendo hasta conseguirlas, sino viviendo el momento con intensidad, con pasión. Y como mi familia me ha enseñado. Y mi profesión, claro».

Cuenta que ha sido un «año duro, pero muy bonito y bastante romántico. Fíjate, cuando me dijo mi hermano eso de los diez años, yo le cogí y le dije: 'Fernando, entonces cuando yo cumpla 10 años y antes de volverme vamos a pasar una temporada juntos. Y es lo que hemos hecho, hemos cumplido eso. Y ahora obviamente cada uno se va a ir por su lado». Profesionalmente, la relación fraternal permanece intacta. «Hemos cumplido ese sueño que teníamos. Y yo me siento muy completo, muy lleno. Y ahora pues eso, a disfrutar, a sentir mi profesión. Y siempre con intentar tener el compromiso que llevo dentro. Porque sin compromiso, pues no hay nada». ¿Y por qué Luisma Lozano ahora? «Porque siento que a mí siempre me ha gustado la libertad. Siento que tiene un pasado bueno como apoderado. Siento y creo que es una persona muy trabajadora, entregada a sus toreros, a los que ha cogido y a los que ha llevado. En este caso, ahora mismo, me lleva a mí. Creo que tiene experiencia y me gusta. Me gusta porque más allá de que venga de una casa de empresarios, está fuera del sistema. Creo que la libertad y todo lo que pueda hacer un apoderado por sus toreros, sin pensar en el después, es muy importante, ¿no? Un torero se juega la vida y todos los toreros tienen el derecho de ser libres. Y creo que con Luis Manuel Lozano lo soy».

Le comentamos que se ha quedado solo en la cima la próxima temporada para tirar del carro de la Fiesta tras la retirada de Morante. «Bueno, son momentos por los que pasa la tauromaquia. El año pasado, la verdad es que Morante ha tenido una gran temporada. Ha sido un privilegio ver a un torero con tantas cosas. En la plaza, todos los días, cuando se entrega con ese arte, ¿qué vamos a decir? Ha sido un privilegio para mí poder torear juntos. Se merece haberse ido en lo alto de su carrera. Creo que hay muchos compañeros con muchísimas cosas dentro y que la tauromaquia está viviendo uno de los mejores momentos. Y eso los aficionados lo tienen que disfrutar. Yo intentaré poner todo de mi parte. Ahora mismo estoy muy comprometido. Como creo que casi siempre lo he estado. Y quiero seguir estando comprometido con mi profesión. Y el día que no lo esté, pues me iré...»

Llegan sus amigos de la infancia, el cantante que lo abraza. Llega Tomás Páramo, su hermano en España. «Mis hijos lo quieren como a un tío». Y llega feliz su hermano Fernando. Es un gran día para el torero, para el Perú y para la familia Roca Rey.

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