Sube a escena la última comedia de Cervantes aún sin representar

Cuatro siglos después, una de aquellas ocho comedias sigue sin representarse: 'La casa de los celos'. Es «un escándalo cultural», ha dicho Javier Gomá, director de la Fundación Juan March. «Las otras han tenido su oportunidad: 'Pedro de Urdemalas' [la montó incluso la Royal Shakespeare Company], 'La entretenida', 'La gran sultana' -que la hizo Adolfo Marsillach en un espectáculo emblemático-, 'Los baños de Argel', 'Laberinto de amor'. 'El rufián dichoso', 'El gallardo español'». Lo cuenta Ernesto Arias, que es quien le va a dar su oportunidad a esta obra -«difícil de leer» según reconoce-, que se mueve en dos terrenos, el caballeresco y el pastoril, la ilusión y la realidad».

La puesta en escena de 'La casa de los celos' tiene su origen en la invitación que la Fundación Juan March hizo a Ernesto Arias para que participara en su proyecto 'Dramaturgo invitado', que incluye el estudio e investigación de un texto y, después, la puesta en escena de la obra. Arias volvió su mirada hacia Cervantes y contó con la dramaturga Brenda Escobedo -autora de la adaptación-, con la que ha trabajado en varias ocasiones y con la que tiene «mucha complicidad», para poner en pie 'La casa de los celos y selvas de Ardenia', título completo de la comedia.

El montaje se estrenará el jueves próximo en el festival Clásicos en Alcalá; estará en la Fundación Juan March del 12 al 16 de julio dentro de la programación de los Veranos de la Villa -junto a EscénaTe, los coproductores del proyecto-, y los días 21 y 22 se podrá ver en el Festival de Almagro, antes de viajar a Peñíscola y Olmedo. Carmen Bécares, Jesús Blanco, Óscar Fervaz, Inés González, Gonzalo Lasso, Lidia Otón, Carlos Pinedo, Carmen Quismondo, Jesús Teyssiere y Samuel Viyuela componen el reparto. Diez actores que interpretan a treinta y dos personajes. «Yo al principio quería dieciséis -sonríe Arias-, pero el productor, lógicamente, me frenó. Quería además que los actores doblaran personajes con sentido, que creo que lo hemos logrado, y que los cambios tuvieran fluidez».

¿Existe una explicación para que 'La casa de los celos' no se haya representado nunca? Dice Ernesto Arias que «el propio Cervantes explicaba que Lope de Vega, al que llamaba 'monstruo de la naturaleza' ostentaba la monarquía teatral, y que su propio teatro no resultó interesante ante la eminencia de Lope. Es verdad que la crítica académica ha tratado muy mal el teatro de Cervantes, concretamente ha calificado esta obra como un auténtico disparate sin pies ni cabeza». Es verdad, reconoce, «que cuesta entenderla en una simple lectura... Pero no en la representación. Y ahí se demuestra el gran talento de Cervantes como dramaturgo».

El mayor enemigo de éste es el Cervantes novelista, asiente Ernesto Arias. «Como novelista es tan grande, tan inmenso, que como dramaturgo queda un poco tapado. Pero también tengo la sensación, y lo digo con toda la humildad, de que no se le ha estudiado ni se le ha entendido lo suficiente. Cervantes tiene un espíritu renovador, innovador, experimentador en cuanto a la escena. No se une a los preceptos impuestos por Lope de la 'Comedia nueva', sino que él trata de renovar. Y en esta obra se demuestra».

La puesta en escena de 'La casa de los celos' ha estado precedida de un período de investigación y estudio: «Hemos encontrado tres tesis sobre ella. Una dice que es una comedia de magia... pero éste es un género que apareció bastante después. Otro libro dice que debía de ser una comedia para representarse en Palacio... Pero no hay constancia de que se representara en este lugar, y sí la hay de que hasta años después no se representó la primera obra en Palacio. La tercera tesis defiende que es una comedia burlesca de las comedias de Lope de Vega... Pero nuevamente encontramos que el género de la comedia burlesca se desarrolló más tarde». La conclusión, dice Arias, es que Cervantes, «en cualquier caso, es un adelantado a su tiempo; es curioso, porque tiene una concepción dramatúrgica olvidada y apartada, con lo cual no ha influido en otras dramaturgias, pero que hizo cosas que más tarde hicieron otros».

Ha hablado de varias tesis, pero... ¿Cuál es la suya? «Creo que es un juego escénico para hablar de una constante en la obra de Cervantes, que es la tensión o la dialéctica entre la ilusión y la realidad. Cervantes parece defender que la ilusión es necesaria para sobrellevar las dificultades y la crueldad de la realidad, pero a la vez parece advertir de los peligros que supone dejarte llevar por la ilusión y despegar los pies de la tierra, porque la realidad te pega unas bofetadas increíbles».

Y para hablar de esto mezcla en 'La casa de los celos' dos universos. «Por un lado, el mundo caballeresco, con personajes típicos de la literatura carolingia, y por el otro el mundo pastoril, el mundo de la Arcadia; y los une a figuras alegóricas y mitológicas, creando un universo. Lo más parecido es el 'Sueño de una noche de verano', de Shakespeare, donde están esos tres universos mezclados en el bosque; aquí son las selvas de Ardenia». Continúa Arias: «Hay un juego de paralelismos entre dos personajes caballeros, que están hechizados por el amor de Angélica, y dos campesinos absolutamente enamorados de Clori. Cervantes habla de la ilusión del amor, de ese hechizo que supone despegarte los pies de la tierra por estar enamorado. Y lo hace utilizando la metatreatalidad, lo que nos ha permitido, en el montaje, hacer un homenaje al teatro y a sus técnicos».