UNA MIRADA ACADÉMICA
Zambrano y zambra
Al punto acude a mi mente María. Era como una sibila, adivinaba los puntos del discurrir mental del otro e iba a más, tocaba entraña e intelecto: era la gran Maestra
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Clara Janés
Paso una mañana cerca de la frutería y me sorprende una gran bandeja con un cartel que dice: «Uvas Zambrano». Al punto acude a mi mente María. Cuando volvió a España fui a verla con Rafael Martínez Nadal, y pronto sola. Nuestra filósofa inició ... su amistad conmigo de manera esotérica, hablaba con enigmas: de la luz, de la resurrección, de la voz, del alba. Era como una sibila, adivinaba los puntos del discurrir mental del otro e iba a más, tocaba entraña e intelecto: era la gran Maestra. Acerquémonos pues a la palabra en sí, «Zambrano», que abarca su apellido. No por azar deriva del árabe hispano, de zámra, y ésta, a su vez, del clásico 'zamr', «tocata», es decir, fiesta con regocijo y baile. De ahí pasó a los moriscos como zambra y luego a los gitanos del Sacromonte: algazara, jolgorio, juerga, jarana, jaleo, guasanga, samontana…
Y ¡qué curioso!, entre el abanico de sus significados, la voz remite a cierto tipo de barco que usaban antaño los musulmanes.
Con España llegó el «zambrano» a América y en El Salvador y Honduras dio en ser sinónimo de barajo y soroconti, sufriendo hermosa metamorfosis en un arbusto o árbol de la América tropical, de la familia de las leguminosas, de dos a cuatro metros de altura, con hojas compuestas de hojuelas peludas en el envés, flores en inflorescencias de cinco sépalos color naranja y cinco pétalos amarillos, fruto en vaina, y cuya raíz machacada y cocida se usaba en medicina tradicional.
Ahora bien, ¿por qué se empleó además como eufemismo de 'carajo', y para expresar rechazo o disgusto? Tal vez debido a que la palabra, durante el siglo XII, abarcaba el sentido de «pelearse». Pero volvamos a las uvas Zambrano, verdes por cierto, ya que «verde» viene del latín 'viridis', y en mi mente ese latín se une a Leo, el alquímico león verde que se come al sol, como aparece en 'Rosarium philosophorum', de Arnau de Vilanova (1240-1311), dos siglos posterior a la 'Tabula smaragdina', de Hermes Trimegisto.
Lancémonos a bailar con el color en la fiesta de los Verdiales de la provincia de Málaga, justo de donde María era oriunda
¿Por qué todas estas alusiones? Sencillamente: se trata de un color «semejante al de la hierba fresca o al de la esmeralda, y que ocupa el cuarto lugar en el espectro luminoso», dice el diccionario de la RAE.
Dejemos para otro día este aspecto, pero lancémonos a bailar con el color en la fiesta de los Verdiales de la provincia de Málaga, justo de donde María era oriunda.
Vengo de Los Verdiales
de Los Verdiales vengo
vengo de ver a una novia
que en Los Verdiales tengo
El término «Verdiales» remite a la mencionada comarca donde es común el cultivo de la aceituna denominada verdial por mantener el color aún madura. Responde, sí, al vigor de María, que hasta el final conservó su visión totalizadora.
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