'La suela de mis zapatos', de Gonzalo Suárez: cuando periodismo es literatura

Pero Martín Girard es un genial heterónimo, a la manera pessoana o machadiana. Es otro. Alguien que, como se exhibe en este volumen, hizo del periodismo un género híbrido que combinaba como le venía en gana la entrevista con la crónica, el reportaje y la semblanza, en diversos medios barceloneses de mediados de los sesenta.

ENSAYO

'La suela de mis zapatos'

• Autor Gonzalo Suárez
• Editorial Random House
• Año 2025
• Páginas 280
• Precio 19,90 euros

Periodista deportivo pero era mucho más que eso. Lo cierto es que Martín de fútbol sabía lo que no está escrito, bajo la sabiduría especial del granHelenio Herrera: «Fíjate en aquello que suceda donde no esté el balón». Martín, como los buenos y discretos, descubrió que sólo sabe de fútbol el que sabe de algo más que de fútbol. Son 53 textos, tan heterodoxos como memorables.

La prosa periodística de Girard es soberbia, la «conversación efervescente», la ironía cervantina, los títulos que asigna a cada artículo, desbordantes, su encuentro con Di Stéfano, con Buñuel («Es un abuso de confianza, pero la entrevista es buena», le dijo cabreado), Aznavour, Dalí, Galiana, Bergamín, Mihura (y los cuernos), Rabal, Fernán-Gómez, y un momento especial, Pelé.

Pero esto es una mínima reseña de lo que el lector gozará. Este libro es una enciclopedia en la que aparece la vida en un instante. Es un clásico contemporáneo. Se lee como si las cosas, los personajes, los hechos, los ambientes fueran de ahora mismo. El tiempo felizmente detenido. Cada artículo es el guion de una posible historia. ‘Smith el silencioso’, la serie de ‘Noches en la ciudad’, ‘Nocturno para dos’, ‘La noche mil y dos’, el ritmo que brilla en cada página, la intención, lo inesperado (qué modelo de entrevistas), la inteligencia que sale a borbotones del Girard periodista. Todo se resume en «el desgaste natural de la suela de los zapatos».

Es un maravilloso vaivén, que viaja del deporte (fútbol, boxeo) al teatro, la música, la literatura, el cine y, lo más conmovedor, las gentes anónimas e invisibles a las que Girard rescata para el lector (ese señor centenario que sigue con los cigarrillos y las copas, por ejemplo), una manera de contemplar la realidad y los sueños con una mirada única, singular, excepcional. Un lujo para el periodismo y la literatura en español. Así que solo le cabe a uno alzar la copa en honor de Martín Girard junto a Gonzalo Suárez en su querida Taberna del Alabardero.