ARTE
Rostros y fachadas reanimados en el CEART
FUENLABRADA (MADRID)
Santiago Ydáñez e Isidro Blasco son las dos últimas apuestas del CEART (fuenlabrada) por el arte español. Dos maneras muy diferentes de apresar la realidad circundante
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Fuenlabrada
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Iniciar sesiónEn el principio, valga el tono 'bíblico', fue el semblante: rostro o fachada, superficie que no puede ser vulnerada. Los 'autorretratos' con expresivos gestos de color blanco de Santiago Ydáñez, desde que consiguiera el premio ABC de Pintura en 2002, se convirtieron en ... marca identificatoria.
Sin embargo, este apasionado y veloz pintor tenía una iconografía mucho más amplia que ha desarrollado desde entonces. En el CEART de Fuenlabrada pude apreciarse el grado de maestría que tiene, lo que le permite sostenerse en el delicado filo de la barroquización y el manierismo.
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Obsesionado por la vida de la mirada, Ydáñez encuentra inspiración tanto en la iconografía religiosa como en un paisaje nevado por el que podría haber cruzado la carrera de 'Los odiosos ocho' de Quentin Tarantino.
En sus enormes cuadros de monjas, o hasta en un conejito, late una suerte de perversión si bien en sordina. No es propiamente la suya una actitud blasfema o provocadora; al contrario: lo que dinamiza la imaginación de este pintor es la admiración hacia lo visto.
'La enfermedad histórica'
Pero, ciertamente, no quiere situarse como un epígono o un devoto que está afectado por la 'enfermedad histórica'. Ydáñez se anima o, mejor, tiene motivos para divertirse gracias a las obras del pasado, que paladea, y también con los rostros, cuerpos y animales que salen a su encuentro.
Tal vez sean las obras que ha realizado con 'versiones' de cuadros de la Historia del Arte lo que más pueda perturbar; en ellas podemos disfrutar con apropiaciones o recreaciones de José de Ribera, de 'La libertad guiando al pueblo', de Delacroix, o incluso de un desnudo picassiano que chirría en medio del conjunto. Ydáñez caza en El Museo del Prado dos impresionantes fusilamientos: el de Torrijos y sus compañeros, pintado por Antonio Gisbert, que puntualiza en negro, y el de Goya, que deja 'inacabado'. Muy cerca tenemos constancia de que su mirada va de caza a otros prados y bosques donde encuentra ciervos, perros y caballos, como los de esa gran pieza que realizó titulada 'El milagro', en una medianera a veinte metros de la galería VETA que le representa.
Por su parte, los semblantes que seducen a Isidro Blasco son las fachadas metropolitas. Desde hace años realiza una espléndida obra foto-escultórica en la que pliega y repliega los muros en los que tenemos, precariamente, que sobrevivir.
Alejándose, afortunadamente, de la estética aséptica de conocidísimos fotógrafos alemanes que han convertido lo arquitectónico en tipologías o escenarios deshumanizados, Blasco vuelve tridimensional lo plano, fractura aquel 'poema del ángulo recto' de Le Corbusier.
Tanto en las piezas de pared como en las exentas, Blasco ofrece a nuestra mirada un recorrido que, en ocasiones, es vertiginoso. Secciona las casas, en cierto sentido, en la estela de Gordon Matta-Clark, pero sin detener su acción en lo deconstructivo, 'reconstruyendo' esos espacios de vida que no son 'no lugares' –valga la noción de Marc Augé– del anonimato.
Las obras que presenta en Fuenlabrada surgen a partir de recorridos por las calles de esa ciudad. Tal y como relata el artista, le intrigaba quién viviría tras las cortinas y persianas de los edificios que estaba fotografiando. Pudo entrar en algunas de esas viviendas, traspasar las fachadas y descubrir cómo estaban habitados esos espacios.
Llegamos a ser quienes somos, tal y como indicara Freud, sólo por la acción diferida: la subjetividad no queda nunca establecida de una vez por todas, sino que está estructurada como una alternancia de anticipaciones y reconstrucciones de acontecimientos traumáticos. Me permito sugerir que también el esquema de repeticiones y represión puede estar vinculado a placeres y alegrías. En el caso de las estéticas de Ydáñez y Blasco, interviene un proceso de desvelamiento que busca la potencia vital, sea a través de la mirada pictórica o de la recomposición fotográfica. Mientras en los cuadros encuentro un tono burlón incluso cuando lo representado es una sangrienta decapitación, en el caleidoscopio de instantáneas parece buscarse también una revitalización de las rígidas geometrías que nos confinan.
Recordemos aquella fórmula en la entrada de la Academia platónica de «aquí que no entre nadie que no sepa geometría». Lo emergente en Isidro Blasco es una suerte de geometría de las pasiones. En sus obras destaca la atención a las escaleras que no tienen ninguna connotación mística. Al contrario, revelan la cotidianeidad, invitan a subir al nivel de la toma de conciencia de lo que somos.
Santiago Ydáñez e Isidro Blasco en el CEART
Santiago Ydáñez. «Aquí esto sin temor y dela muerte no he pavor». Hasta el 26 de enero de 2025. Cuatro estrellas.
Isidro Blasco «Geometrías emergentes». Hasta el 7 de febrero de 2025. Cuatro estrellas.
Centro de Arte Tomás y Valiente. Fuenlabrada. C/ Leganés, 51
A su vez, la imaginación de Santiago Ydáñez sube y baja de lo sagrado a lo profano, esplendorosa 'pintura encarnada' que ocupa hasta las cajitas con cubertería. De la fachada al rostro, de los interiores a los cuerpos, siempre en el juego de las miradas que intentan atravesar lo obvio y lo obtuso.
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