ARTE
Revelaciones y relatos sin fin desde el último Picasso
MADRID
En el 50 aniversario de la muerte del artista, La Casa Encendida recoge 50 obras de su último periodo, el más prolífico, y las de 50 artistas contemporáneos que actualizan la lectura del pintor malagueño
Lea otros textos sobre el autor del 'Guernica'
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Iniciar sesiónPuede que Pablo Picasso, en una de aquellas tardes en las que contemplaba embobado 'Bonanza' en la tele, comprendiera que su reino ya no era de este mundo. Tras décadas de homenajes, el 'camarada comunista' estaba, en cierto sentido, más solo que la una. ... Encarnaba el anacronismo vanguardista, y las formas artísticas contemporáneas le habían sobrepasado. l nonagenario de ojos 'gorgónicos' soportaba lo que había tratado de exorcizar en su obra: la impotencia. El rey de los burdeles, reencarnación visceral de Frenhofer, sentía que la pasión del modelo le había llevado a camuflarse patéticamente como la Celestina.
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Mujer contra mujer: ¿Se merece el genio malagueño la ira del feminismo?
Javier Díaz-Guardiola -
Los últimos días de Picasso
Natividad Pulido
Uno de los últimos cuadros en los que trabajó Picasso y al que volvió muchas veces en las últimas semanas fue 'Un hombre con espada', verdadera alegoría de vitalismo o testimonio de que no pensaba dejar de participar en la batalla. Este pintor, incontinente y frenético, declaraba: «Yo no puedo hacer otra cosa que lo que hago».
Verdadero maestro de lo inacabado, consciente de que en el arte no se termina nunca, parecía, desde la adolescencia, saber todo lo necesario, dominando el dibujo de forma increíble. «Mis cuadros –le dijo a Françoise Gilot–, una vez terminados, son las páginas de mi diario y como tales son válidas. Luego el futuro elegirá las que prefiera. No soy yo quien debe hacer la selección». En Picasso siempre está presente lo autobiográfico, capaz de encontrar el fondo oscuro del deseo, atrapando emociones vagas, excita- ciones que pueden llevarnos hacia las regiones de lo feo.
La mirada de la muerte
El autorretrato fechado en 1972 no es otra cosa que la mirada de la muerte: lo que contemplamos ya no es un rostro, sino que tiene la atmósfera de una vánitas. Quería pescar todos los días y seguía el precepto de 'nulla dies sine linea', aunque al final el cuerpo de la 'Odalisca' estuviera a punto de convertirse en algo grotesco.
En nuestro mundo 'freak', el dionisismo picassiano está climatizado como el exvoto de una época pretendidamente vanguardista; sus 'monstruosidades' ya no escandalizan a nadie y solamente genera revuelo su comportamiento misógino o ese 'donjuanismo' que anticipaba la desertificación del placer. La 'duchampitis' se cronificó y 'lo picassiano' terminó por ser casi sinónimo de 'viejunismo'.
Por más que se contextualizara políticamente el 'Guernica' en el MNCARS, para lo que ha terminado sirviendo es para que ahí puedan hacerse todo tipo de estupideces, ya sea abrirse de capa o generar un fondo para los llamados 'líderes del mundo'. No es extraño que algunos añoren la 'pecera' del Casón del Buen Retiro con los números de la Guardia Civil custodiando la reliquia.
La Casa Encendida propone una revisión de las obras de Picasso realizada en sus últimos diez años, unas pinturas que fueron recibidas en su momento con cajas destempladas. La comisaria de la muestra propone una 'reescritura' o, mejor, una 'retitulación' de las obras. Y eso es lo que hacen 50 artistas contemporáneos entre los que están Cabello/Carceller, Muntadas, Camille Henrot, Erwin Wurm, Isabel Coixet, Orlan, Sara Ramo, Trevor Paglen, Esther Ferrer o El Niño de Elche. En esa extraña nómina, de 'para' o 'anti' picassianos, brillan por su ausencia artistas como Rogelio López Cuenca, que se ha preocupado de la 'picassización' de Málaga, o José Ramón Amondaraín, que atendió a la urgencia de repintar las fotos que Dora Maar realizó del proceso del 'Guernica'. Obviamente, el cadáver incorrupto de Picasso de Eugenio Merino ni está ni se le espera.
'Picasso: 'Sin título'
La Casa Encendida. Madrid. Ronda de Valencia, 2. Comisaria: Eva Franch i Gilabert. Desde el 18 de mayo hasta enero de 2024
Lo que se busca es, literalmente, atravesar los velos y, al tiempo, tomar en cuenta la función del velo. Las reacciones narrativas están dispuestas como si fueran espejos más que especulaciones de esos cuadros pintados por Picasso con una desenvoltura casi gamberra. Esos espadachines o vaqueros intempestivos nos invitan a contar historias. El misterio Picasso retorna a través de la cancelación y el apropiacionismo para provocar otras lecturas. Esta escritura plural nos anima a atrapar el deseo por la cola.
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