CRÍTICA DE:
'Photocubism', de Vik Muniz, en la galería Elba Benítez: el brasileño se vuelve pintor cubista
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No es la primera vez que el brasileño aborda la Historia del Arte. Pero en Elba Benítez su proceder casa a la perfección con sus referentes
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Madrid
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Iniciar sesiónEn más de una ocasión, Vik Muniz (Sao Paulo, 1961) ha merecido el calificativo de iconoclasta, debido a sus aparentemente irrespetuosas versiones de algunas de las obras más célebres de la Historia del Arte, realizadas con materiales extra artísticos sumamente variados e inusuales ( ... mermelada, kétchup, basura, caviar…). Insólito proceder que se halla asimismo en la base del resto de su trabajo no relacionado con este ejercicio de reinterpretación.
A tamaña excentricidad se añade el hecho de que sus hipotéticas pinturas son, estrictamente hablando, fotos: la condición matérica y objetual no se traslada a las obras, sino que se encuentra reproducida fotográficamente; esa primera codificación icónica forma parte intrínseca de su peculiar proceso de elaboración.
Podría decirse que se trata de un artista que pinta a través de la fotografía, ya que este es, en definitiva, el medio del que se sirve para materializar sus propuestas. La iconoclasia en nuestros días, lejos de reducir cuantitativamente el mundo de las imágenes, lo que provoca es su multiplicación, de la misma manera que cualitativamente favorece su consideración crítica. Paradójico fenómeno del cual Muniz es uno de los más agudos exponentes.
En esta nueva individual en la galería Elba Benítez, el artista se ha centrado en la interpretación de algunos cuadros emblemáticos del Cubismo, de autores tales como Picasso, Gris, Léger, Dalí o Vassilieff. El propósito cubista de captar la realidad con un mayor número de consecuencias, sumando puntos de vista alternativos, supuso la ruptura de la tradicional sujeción a la perspectiva cónica del arte occidental y, con ello, la profunda reestructuración del espacio pictórico. Dado el manifiesto interés de Muniz por la creación de estrategias que le lleven a problematizar los términos de la representación, no resulta extraño, sino hasta natural, su atracción por el Cubismo.
Al contemplar las obras que integran esta exposición advertimos que su trabajo ha supuesto un complejo ejercicio de relectura, pero esta vez de manera muy próxima o equivalente a sus definiciones originales; texturas y planos que él ha reformulado a través de sucesivos registros fotográficos que después ha ido montando, puntualmente sobrepuestos en ocasiones, de modo que logra aumentar el alcance volumétrico que presentan las obras de referencia.
Volúmenes que unas veces lo son y que en otros casos se trata de simples trampantojos, gracias a lo cual genera una sensación plástica expansiva, espacial y estéticamente muy acorde con los planteamientos de aquellos artistas, que encontrarían bastante acertada esta inesperada extensión de sus propósitos.
Vik Muniz
'Photocubism'. Galería Elba Benítez. Madrid. C/ San Lorenzo, 11. Hasta el 9 de noviembre. Cuatro estrellas
Quienes juzguen algo superficial el trabajo de Muniz, por su efectismo, pueden ahora apreciar el sorprendente rigor e indudable interés de su discurso.
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