Otro 8-M de perfil bajo en los pasillos de la feria

Donde no se ha puesto tanto esfuerzo es en conseguir un evento igualitario en cuestión de género: el informe de MAV (Mujeres en las Artes Visuales) este año señala la bajada estrepitosa de la participación de mujeres a valores inferiores a 2023, 35,2% (gracias a las artistas extranjeras), y sólo un 5,8% de españolas. Por eso, os propongo un recorrido escultórico (con algunas excepciones) y en femenino, sin concesión alguna.

Empezamos por el pabellón 9, siempre más denso, ahora que tenemos energía. Instituto de Visión, dentro del apartado 'Perfiles (Arte Latinamericano)', presenta a Ofelia Rodríguez (1946-2023), artista colombiana formada en París y Londres que creó un extenso corpus de trabajo donde los recuerdos de la infancia se combinan con las tradiciones populares y su vida cotidiana. Las inquietantes cajas de madera mezclan elementos variados (cuernos, cordón, botones metálicos o muñecos de plástico) en un estilo muy peculiar que la directora del espacio define como «Punk Tropical».

Menos mal que hay galerías como Rosa Santos que sube la media con un estand compuesto exclusivamente por mujeres artistas. Marina González Guerreiro despliega una magnífica obra instalativa a partir de la acumulación de objetos (plástico, piedra, cristal, bisutería, residuos…), que revisa el imaginario iconográfico en torno a la idea de felicidad, poniendo especial atención a las emociones y la construcción de una naturaleza idealizada; en una línea similar, orgánica e íntima, Sandra Mar presenta un 'Solo Project' con piezas de cerámica y hierro, hechas por partes para que ocupen más espacio y las percibamos como cuerpos.

Por otro lado, a través del dibujo y el texto en las superficies, resignifica ciertos símbolos asociados al amor romántico. En relación a esta temática, me salgo de lo escultórico para señalar 'Paraules d'Amor', de Núria Güell (ADN), un crudo vídeo ensayo que cuestiona los mandatos culturales en torno al 'amor' pasional a través de conversaciones con profesionales (criminóloga, detective privado, psicoanalista), fragmentos de canciones populares y textos solicitados a expresidiarios, víctimas de abuso, terroristas... Pelos de punta.

The Ryder Projects ha dividido su estand en torno a tres temáticas: el inconsciente ('Tentacular - One Loop', de Rosana Antoli), la tecnología ('Software/Q', de Suzanne Treister) y el gesto. En este último, Sahatsa Jauregi utiliza planchas de acero en negativo, en las que se identifican formas y perfiles, para componer arquitectónicamente a través de lo descartado.

Y es que, lo de comisariar estands cada vez está más de moda. El de Jorge López se suma al discurso del agua imaginando un periplo interoceánico a través de obras que crean una cartografía de rutas marítimas y culturales entre Occidente y América. En el levante fluían mercancías como el hierro, protagonista de las contundentes esculturas macizas de Amparo Tormo que contrastan con las ligeras cerámicas vidriada de María García Ibáñez, piezas que abordan el sentido de pertenencia y los desplazamientos en la serie 'Quien se aleja'.

Magníficos y equilibrados diseños de estands muestran también Set Spai D'Art, House of Chappaz o Alarcón Criado. El primero, con un dúo show instalativo fotográfico de dos artistas comprometidas: Diana Lelonek, con una cianotipia gigantesca sobre lona que captura el impacto devastador de la luz solar en un paisaje montañoso, y Laia Abril, que se traslada a Camboya para investigar los desmayos de miles de mujeres en fábricas textiles y hablar de 'histeria colectiva'.

En las paredes color rosa del segundo, destaca «Ríndete, ¡Dorothy!» de la canaria residente en Berlín, Eli Cortiñas, un dispositivo vídeo-escultórico que interroga los sesgos ocultos en los archivos digitales y la creciente feminización de la tecnología en sistemas de voz tipo 'Alexa' o en la inteligencia artificial. En el caso de Alarcón Criado, llaman la atención las 'Superficies neutras' de cera de abeja de Mercedes Pimiento y las piezas del dúo Alegría&Piñero, que someten el material escultórico a un exquisito ejercicio palindrómico para explorar el equilibrio y la reversibilidad entre materiales, formas y palabras. Compartiendo espacio, aluden a la maternidad las telas de Belén Rodríguez ('I danced myself out of the womb') y el círculo fotográfico objetual de Ira Lombardía que simboliza la fertilidad y la naturaleza cíclica de la vida.

El potencial escultórico de la imagen enmarcada es explorado con acierto por varias autoras: la eslovaca Petra Feriancova (Gilda Lavia) que ha dispuesto enormes fotos a modo de fichas de dominó desplomadas; la checa Eva Koťatkova, con su serie 'Biografía paralela'; la mexicana Alicia Paz (Bendana-Pinel) a través de su recopilación de personalidades femeninas históricas relevantes en la instalación «Juntas» o la japonesa Kei Takemura, con sus delicados dibujos en marcos antiguos dentro del gigantesco espacio de anonymous art project.

En el apartado 'Opennig' hay importantes aciertos con obras que dan protagonismo a lo matérico y lo textil: las piezas viscosas de látex colgantes de Maya Pita-Romero (El Chico); las realizadas con suero de leche, madera y barro de Juliana Góngora (Espacio Continuo) o los trajes que revisan el legado colonial de Theresa Weber(Hatch).

Ya fuera de la sección, el elemento textil es clave en las esculturas de Núria Fuster (Juan Silió), que interviene con flecos tuberías recuperadas de un edificio demolido de la Stasi, o las creaciones artesanales de la precursora Aurèlia Muñoz (José de la Mano).

Aunque sin duda, el material que está marcando la escultura los últimos años es la cerámica, base indiscutible de muchas artistas. Paloma de la Cruz (T20), la utiliza esmaltada, generando cuerpos expansivos que se transforman en arquitecturas y paisajes; Sandra Val (Espacio Valverde), en su forma más fina, la porcelana, crea escenarios objetuales y liminales que recuerdan a tableros de juego y estrategia; Claudia Fontes (Nora Fisch) agujerea sus delicadas piezas blancas antropomorfas no aptas para tripofóbicos; Mar Ramón(Nordes), construye una fuente funcional entendida como un cuerpo que supura emociones. Por último, Abigail Wirth (Ani Molnár Gallery) pinta a mano, sobre las superficies pulidas, narrativas críticas en torno a la conciliación de la maternidad y la práctica artística.

Por último, la perspectiva de carácter crítico es fundamental en las esculturas de dos de las creadoras de Freijó Gallery: Olalla G. Valdericeda apunta a los excesos del productivismo capitalista con una cadena hecha a partir de monedas de dos euros ('Smile') y Rocío Garriga, con tres piezas de gran formato y exhaustividad procesual ('La ley del espejo' está hecha con cientos de plumas clasificadas de paloma), muestra desde distintos ejes, la actualidad de la guerra y las tensiones entre naturalezas (la animal y la humana) erróneamente diferenciadas.