La nueva corrección política del 'trumpismo'

No hay que forzar tanto el término para encontrar en Trump su vertiente 'woke' de cuño conservador. Varias de las iniciativas del multimillonario neoyorquino en la Casa Blanca muestran que, en lo que tiene que ver con ser illiberal y limitar la libertad de expresión, el 'trumpismo' y la izquierda identitaria se juntan, como los polos opuestos.

Después de una década en la que esa izquierda impusiera su dictadura sobre lo que se puede y no se puede decir, Trump está haciendo incursiones en el mismo territorio, pese a abrazar la bandera de la libertad de expresión en campaña. Poco después de jurar su cargo, impuso la eliminación de referencias lingüísticas relacionadas con los programas de DEI (diversidad, equidad, inclusión) o con ideología de género en las agencias gubernamentales. Según 'The New York Times', esto llevó a algunas agencias a borrar referencias en sus web que pudieran entrar en conflicto con esas directivas: por ejemplo, 'equidad', 'género', 'transgénero', 'antirracista' o 'multicultural'. Además, se han eliminado la mayoría de las versiones en español de las webs gubernamentales, empezando por la de la Casa Blanca, que desapareció dos días después de la llegada de Trump al poder.

Uno de los borrados que provocó más atención es el de la web de Servicio de Parques Nacionales en su referencia al Monumento Nacional Stonewall, la plaza neoyorquina frente al bar con ese nombre al que se considera la cuna del movimiento de derechos civiles LGBTQ. La semana pasada, los textos de la web fueron editados para quitar la 'T' de 'transgénero' y la 'Q' de 'queer', que no encajan con la ideología de la Administración Trump.

La corrección política también es geográfica. Como el cambio de nombre del Golfo de México por 'Golfo de América', que impuso Trump a través de orden ejecutiva. La agencia Associated Press se ha resistido al cambio -tiene un público global, con clientes en todo el mundo, y fuera de EE.UU. se seguirá conociendo con el mismo nombre que se ha utilizado desde el siglo XVI y la llegada de los exploradores españoles- y el presidente ha respondido con la expulsión del Despacho Oval y del Air Force One.

Trump no puede -por el momento- imponer la programación de las grandes instituciones culturales del país. Excepto en una: el Kennedy Arts Center, el centro de la vida cultural de Washington, bajo control del Gobierno federal. De un plumazo, se ha puesto a él de presidente de su junta, ha expulsado a la responsable del centro con los últimos tres presidentes de EE.UU. -Barack Obama, el mismo Trump entre 2017 y 2021 y Joe Biden-, ha puesto en su lugar a un acólito y ha purgado a todos los consejeros. Como bonus, el centro de artes escénicas ha cancelado un musical y un concierto sinfónico relacionados con la comunidad LGBTQ.