Latidos de Pierre Gonnord

Y aquí hay que destacar la doble dimensión, colectiva e individual, de su forma de proceder. Porque, en el plano social, a Pierre Gonnord siempre le atrajo detener el tiempo, congelar, antes de que desaparezcan, determinadas realidades y tradiciones abocadas a una supervivencia dependiente de unos pocos resilientes. Y de ahí su labor con el pueblo gitano, su trabajo con los monjes del Athos, los mineros o los 'harrijasotzailes' (levantadores de piedras vascos).

Es en el cara a cara, en la relación a dos fotógrafo-retratado, que Pierre Gonnord buscó en la masa a aquellos individuos que merecían un trato especial porque sus cualidades personales, su historia, demandaban una página aparte. El fotógrafo supo dignificar al olvidado, levantar al repudiado. Sus resultados sitúan a marginados, infravalorados e invisibilizados a la altura de los grandes personajes de los cuadros de Historia.

Y nadie como él, pese a su origen, para conectar con la tradición cultural española, nuestros grandes pintores, la literatura del Siglo de Oro: 'María' es la Celestina, 'Rogiero II', el Lazarillo de Tormes...

Queremos dar las gracias a José Luis Maroto, marido y albacea del legado de Pierre, y a la galería Juana de Aizpuru -donde el artista expuso desde el arranque de su carrera hasta el cierre de la firma- por su implicación y generosa entrega, lo que nos permitió acercarnos de forma más íntima a un trabajo que ya es de por sí sensibilidad a flor de piel. Latidos y aliento de Pierre Gonnord.