ARTE
Guillermo Martín Bermejo: Vamos a contar historias
DIBUJO
Primera individual de Guillermo M. Bermejo en la madrileña galería Fernández-Braso: un archivo vital de experiencias artísticas y espirituales
Entrevista con Guillermo Martín Bermejo
Madrid
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Iniciar sesiónQuien haya visto un Martín Bermejo alguna vez es capaz de reconocerlo para toda la vida: sus característicos personajes abstraídos con cabezas prominentes y rasgos clasicistas conforman un inconfundible imaginario homoerótico y dibujístico que se almacena con eficiencia en algún lugar de nuestro horizonte ... mental. Quizá por ello, varios críticos que han escrito sobre la presente cita rememoran la primera vez que vieron una individual del artista; porque registraron con claridad su peculiar e identificable obra, no por ello menos innovadora.
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La exposición de la galería Fernández-Braso consiste en una extensa galería de figuras alegóricas y retratos de personajes de la cultura occidental, sobre hojas de libros antiguos rescatados, entre los que predominan los de compositores (Gabriel Fauré, Schubert, Kurt Weill, Hildegard Von Bingen) o referidos a piezas musicales ('Adagietto', 'Motete'...). De aquí el título, 'Música de cámara', perfecto para aludir a un trabajo intimista que, a pesar de ocupar un amplio espacio, conduce al reducto mínimo e interior de las emociones privadas. La temática de la muestra, al igual que la de los dibujos, no estaba predeterminada: Martín Bermejo comienza a trazar líneas de manera intuitiva, sin bocetos, como si estuviese escribiendo un poema o componiendo una cantata.
Lo hace de izquierda a derecha, cubriendo lo realizado para no ensuciarlo por su condición de zurdo y redescubriendo algo nuevo cuando lo destapa. La sorpresa se acentúa en los papeles apaisados, novedad en su producción, compuestos por figuras que se amontonan y conviven de forma aparentemente arbitraria.
En estos frisos, como en muchas composiciones, algunos personajes rompen la ordenación hegemónica con su horizontalidad e insinúan una continuación o redondeamiento de la escena. Hay algo de la multidimensión cubista y de las figuras volátiles de Chagall, pero sobre todo tienen una intención cuasi mística: ampliar las perspectivas para dar una visión esférica, la del ojo de Dios que todo lo ve.
La presencia de episodios religiosos es clave en una muestra que combina un buen puñado de referentes artísticos, musicales y literarios con espirituales. En ocasiones, los personajes se mezclan en una especie de teatrillo con paisaje de la Sierra de Guadarrama de fondo. Es el caso de 'Resurección del hijo de Teófilo', donde la figura de San Pablo es interpretada por Rilke. El dibujo se basa en la pintura homónima de Masaccio en la Capilla Brancacci, pero llevada a su terreno.
Guillermo Martín Bermejo
'Música de cámara'. Galería Fernández-Braso. Madrid. C/ Villanueva, 30. Hasta el 10 de junio
«No me interesa tanto reivindicar la fe como el mito. Vivimos en una sociedad cada día más abstracta y existe la necesidad de volver a contar historias».
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