Traidores

Su única excusa es que lo hizo por ser partidario de Witiza, frente a don Rodrigo; o porque éste deshonró a su hija, Florinda la Cava, al sorprenderla en el baño. (En otra versión, ella le quitaba al rey la sarna con una aguja de oro). Jamás se dice que actuara don Julián por llegar al poder ni por mantenerse en él.

Ha quedado como símbolo de los mayores traidores de nuestra Historia. Pero no todos lo denigran. Juan Goytisolo se identifica con él, en su novela ‘Reivindicación del conde don Julián’ (1970). El propósito de la obra es defender la destrucción de lo que ha sido España: su cultura, su Historia, su religión, sus creencias y hasta su lengua. Son constantes los ataques feroces a Séneca, al estoicismo, a Isabel la Católica (una inmensa vagina), a Castilla, al Cid Campeador y, por supuesto, a Franco. Resume Carlos Fuentes: «La más monumental puesta en duda de España, su Historia y su cultura que se haya escrito».

Años después, en 2014, Juan Goytisolo recibió el Premio Cervantes. Con chaqueta y camisa marrón, tuvo que pasar el mal trago de escuchar nuestro Himno Nacional, antes de que se lo entregara Felipe VI, en la solemne ceremonia de Alcalá de Henares. Era entonces ministro de Cultura Wert, en el primer gobierno de Mariano Rajoy.

En aquel discurso, no llegó Juan Goytisolo a decir que Don Rodrigo actuó «en nombre de España, para favorecer la convivencia democrática». No le hizo falta. Siempre se han encontrado, se encuentran hoy y se encontrarán mañana voluntarios para defender a los que actúan como el traidor conde don Julián.