ARTE

La máquina española: aquellos sevillanos guapos

La donación que Pepe Cobo ha hecho al CAAC de las obras de algunos artistas de su galería en los 80 es el centro de esta muestra junto a otras piezas documentales

Rafael Agredano. 'Art? Where´s the party?', 1989

Jesús Alcaide

«Son guapos, ricos y famosos», escribía Victoria Combalía en el año 1988 sobre la exposición que Pepe Espaliú y Guillermo Paneque habían inaugurado en la galería Carles Taché en una crítica titulada ‘Otros sevillanos guapos’ . «Hablan idiomas, ... algo bastante singular en las latitudes sureñas -continuaba escribiendo- y hasta han tenido la suerte de emparentar, con mayor o menor éxito, con importantes personalidades del Ministerio de Cultura. Son ambos listos y arrebatadoramente simpáticos. Les une en la vida una estrecha amistad, y en el arte, una similar desfachatez». Si hablamos de desfachatez, podríamos pensar que comenzar hoy una crítica así podría ser algo parecido.

Esos «otros» de los que hablaba Combalía eran aquellos que desde comienzos de los años ochenta se fueron reuniendo en torno a la revista ‘Figura’ , y, más tarde, desde 1984, a la que sin duda fue una de las experiencias clave en la construcción de la internacionalización del arte contemporáneo en nuestro país: La Máquina Española . Dirigida por Pepe Cobo en sus sucesivas etapas y cambios de lugar, se arremolinaron en torno a ella una serie de artistas que desde el contexto sureño fueron introduciendo aquella posmodernidad cálida que en su caso fue una renovación de la pintura desde el sur, con mucha ironía, inteligencia y sentido del humor.

Pepe Espaliú. 'Arma blanca II', 1987

Seis eran seis

Partiendo de la donación de obras que recientemente Pepe Cobo ha realizado al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo , la exposición ‘La Máquina Española’ , comisariada por Laura Revuelta , se organiza en torno a seis grupos de obras de cada uno de los artistas presentes en dicha donación ( Ricardo Cadenas, Patricio Cabrera, Rafael Agredano, Federico Guzmán, Antonio Sosa, Guillermo Paneque y Pepe Espaliú ) y un más que interesante itinerario cronológico con material documental procedente del archivo de la galería, cuyo marco temporal comprende desde 1984, fecha de la inauguración de la sala en Sevilla con la exposición ‘Tres pintores y un marchante’, hasta 1988, el traslado de la misma a Madrid inaugurando con la primera exposición individual de Cindy Sherman en España.

Tal y como refleja esta cronología, eran años en los que las exposiciones se convertían en eventos de sociedad y la crítica de arte se mezclaba con la crónica rosa, mientras algo empezaba a cambiar en el panorama del arte español con la celebración de la primera edición de ARCO en 1982 y la presencia de artistas españoles fuera de nuestras fronteras en eventos como ‘Europalia’ (1985), la participación en el ‘Aperto’ de la 42º Bienal de Venecia (1986) o la muestra ‘Dynamiques et interrogations’ (1987) en París.

Años en los que las expos se convertían en eventos sociales y la crítica de arte, en crónica rosa

Unidos por la ‘desconexión’ y también el rechazo al grupo de pintores que hasta ese momento habían constituido la hegemonía de la pintura en Sevilla, tal y como se encargaba de escribir Mar Villaespesa en el texto para la exposición ‘Sevilla: Ohne Title’ (1986), cada uno fue encontrando en estos años una interpretación propia de tamizar las influencias de las transvanguardias italianas y los expresionistas alemanes junto al imponente peso de la pintura barroca en el contexto sevillano , que se convirtió en seña de identidad del arte que venía desde Andalucía frente a los modos de hacer de otros focos geográficos en España.

«Dos columnas desiguales, que no en grandeza tales, ha de ser la de menor tamaño, la que ha de soportar, el peso de la Máquina Española». Es de esa sátira política de Quevedo de la que Pepe Cobo toma el nombre para esta experiencia desigual, tal y como vemos en las obras de la exposición, donde descolgadas de los peines del almacén y vueltas a colgar en las paredes de un museo, las pinturas recobran la juventud de aquellos momentos y nos preguntan qué os lo que ha cambiado en el arte español en todos estos años.

Todas las formas

Un itinerario que nos lleva desde ‘los símbolos vacíos’ de Rafael Agredano y sus incisivas preguntas sobre el oficio del arte a la visión expresionista del paisaje de Ricardo Cadenas , pasando por la interpretación de las figuraciones religiosas en Antonio Sosa , la amalgama de referencias iconográficas en Patricio Cabrera , la lúdica relación de la pintura con la realidad alterada en el trabajo de Federico Guzmán y los juegos con la objetualidad y el lenguaje en trabajos como ‘Fuera de foco’, de Guillermo Paneque , para finalmente terminar el recorrido con la inagotable estela de Pepe Espaliú.

Presente en la exposición con piezas que abarcan un recorrido por su producción artística, desde las fotografías en el contexto de Barcelona en 1975 hasta polípticos fundamentales para entender su relación con el psicoanálisis como ‘Rey, dama valet’ (1987), o la siempre inquietante relación con el dolor, el tabú y lo negro en trabajos como ‘Arma Blanca II’ (1987), la obra de Espaliú se convierte en la coda perfecta para una experiencia de apenas cuatro años. Una exposición necesaria para que aquellos que hoy apenas tienen treinta años y aquellos otros que vivieron esos años con dicha edad.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios