Que es broma, joder

Ya se habían intentado con el mismo éxito en los 50 en filmes como 'Cuatro páginas de una vida' . Y Scorsese , Coppola y Allen o 'Four Rooms' . Todas ellas en la saca del olvido de sus respectivos directores. No funciona, la fórmula en una pantalla de cine se convierte en una amalgama incómoda de visiones diferentes y una lógica ida y venida de la calidad de las historias que acaba insatisfaciendo a casi todos.

Y no funciona probablemente porque el medio ideal para repartir un concepto en varios episodios y varias visiones es la televisión , que, por esencia, permite ese tipo de consumo parcializado y el espacio necesario entre episodios como para percibir la intención de cada uno.

Se ha estrenado en Amazon Prime hace muy poco el remake de las míticas historias para no dormir de Narciso Ibáñez Serrador que cuatro directores españoles han reinterpretado cada uno a su estilo. Rodrigo Sorogoyen ha llevado su desesperanza en el ser humano a la suya, Paco Plaza su amor al terror más puro y esencial y Paula Ortiz ese don que tiene para entrar en un lugar muy hondo del alma humana donde el miedo se confunde con la más profunda de las tristezas. Cada uno ha hecho, con las magistrales pero inevitablemente televisivas rápidas y, por tanto mejorables, ideas de Chicho, de su capa un sayo elegantemente bordado de sus obsesiones más que televisivas, profundamente cinematográficas.

Me van a permitir que me centre en 'La Broma' episodio de mi, lo confieso con orgullo, amigo Rodrigo Cortés . En ella un hombre con un sentido del humor denso y molesto como un pedo en un ascensor, sufre, como si de un rela¡to de James M. Cain se tratase, la conspiración de su esposa y el amante de esta para acabar con su vida y quedarse, por supuesto, con su fortuna.

Pero esto es sólo el principio, la excusa, el hilo del que Cortés tiende una película en la que, como en el buen cine, más allá de que la historia nos atrape, la cámara no para de darnos información extra , datos que, incluso, no llegamos a percibir pero sí a sentir, como esas abejas que zumbaban de fondo en la banda sonora de 'El Exorcista' para, sin saber que las escuchábamos, generarnos la ansiedad de que están.

Rodrigo y su broma condensan más cine que muchas de las series puramente narrativas que vemos en plataformas y que se limitan a transportarnos de un giro sorprendente de guion a otro aún más sorprendente para que aguantemos entre uno y otro sin darle a stop. Rodrigo ha hecho cine, cine de episodios , pero su cine y los otros tres directores han completado un homenaje perfecto a Chicho Ibáñez Serrador.