ARQUITECTURA
Antoni Gaudí, más allá del mito
El MNAC de Barcelona se acerca a la figura de Gaudí sin dejarse cegar por la fascinación del genio individualista, situando al autor en relación con sus coetáneos
Carlos Delgado Mayordomo
¿Podemos seguir aceptando que Antoni Gaudí (1852-1926) fue ese genio aislado e incomprendido que buena parte de su bibliografía ha relatado? A partir de esta espinosa cuestión, el MNAC despliega una muestra que quiere desterrar aquellas lecturas reduccionistas que ... orbitan en torno a la figura del arquitecto catalán . No es tarea fácil: Gaudí es, desde hace décadas, un emblema institucionalizado para el turismo de masas, cuyo atractivo se fundamenta precisamente en aquellos tópicos hagiográficos, formalistas, folclóricos y esotéricos que han perfilado su enorme popularidad. Los hitos de su personalidad mítica nos llevan desde el niño enfermizo hasta el arquitecto excéntrico de sus primeras obras; del genio esquivo disputado por sus clientes, burgueses o eclesiásticos, con los que siempre acabará litigando, hasta el visionario que ya solo puede trabajar para Dios, en un definitivo edificio, la Sagrada Familia , el monumento más retratado de Barcelona incluso ya en vida de su autor.
Conciencia social
La estrategia empleada por el comisario, Juan José Lahuerta , es situar a Gaudí en el entramado ideológico de su propio tiempo, es decir, como alguien comprometido con la vida de una Barcelona desgarrada por las confrontaciones sociales . Estaríamos, por tanto, ante una arquitectura que no se encuentra encerrada en las lucubraciones propias de un genio formalista, sino dentro de un proceso de afirmación simbólica del contexto social. Efectivamente, Gaudí fue el arquitecto preferido por la gran burguesía catalana con aspiraciones aristocráticas , sobre todo con las familias de los Güell y del marqués de Comillas , nuevos ricos provenientes del comercio colonial, que invirtieron su dinero en Cataluña y que ansiaban la visibilidad y representación pública. Esta legitimación social a través de la monumentalización de lo privado en forma de 'alta cultura' va a requerir un nuevo tipo de artista, ya no dependiente de las instituciones y las academias, sino liberal, sostenido por el incipiente mercado del arte que la burguesía misma tenía la obligación de crear. A partir de este contexto, el comisario explica la radical originalidad de Gaudí, pergeñada fundamentalmente a partir de la inspiración en la Naturaleza y la admiración por la artesanía.
Estos últimos elementos de inspiración no son exclusivos del arquitecto catalán, como han pretendido hacernos creer sus hagiógrafos. La cita también nos ofrece el perfil de un Gaudí que no era una figura aislada, fuera de su tiempo e incomprendido, sino situado en el contexto internacional, y para ello se pone en diálogo al catalán con obras de Auguste Rodin, Geoffroy-Dechaume, Violet-le-Duc, Thomas Jeckyll o William Morris . Una panorámica que nos permite apreciar que tanto la Naturaleza como la artesanía constituyen motivos esenciales, si no protagonistas, de la gran mayoría de las corrientes renovadoras del arte y la arquitectura de la segunda mitad del siglo XIX, empezando por , y acabando por todas las versiones posibles del Art Nouveau.
La exposición, que esta primavera viajará al Musée d'Orsay de París , reúne más de 650 objetos arquitectónicos, de diseño y mobiliario, obras de arte, documentos, planos y fotografías. Se trata de una revisión completa de la trayectoria de Gaudí, desde sus primeros años de formación hasta su muerte y su entierro multitudinario.
Traer del olvido
Uno de sus principales atractivos es la exhibición de importantes novedades y piezas olvidadas durante años, como el mueble recibidor del piso principal de la Casa Milà , que fue desmontado en los años sesenta y cuyas piezas se dispersaron; el busto de la Fuente de Hércules de los jardines del Palacio de Pedralbes ; los yesos que sirvieron para modelar las esculturas de la Sagrada Familia; las fotografías del Parque Güell que formaron parte de la exposición de París en 1910 y que no se han vuelto a exponer... Todo ello responde a una compleja labor de investigación y de restauración por parte del comisario y de los equipos del MNAC , institución esta última que reformulará la presentación de sus obras de Gaudí en las salas de la colección permanente para incorporar esta nueva visión.
Cuando Le Corbusier visitó por primera vez Barcelona en 1928, invitado por Josep Lluís Sert, consideró la Sagrada Familia «un drama». La racionalidad y funcionalidad del Movimiento Moderno siempre miró con perplejidad y extrañeza ese templo inacabado e inacabable, pero que tal vez ofrece la visión más compleja y completa de aquel arquitecto visionario que le dio forma.
Uno de los ejes discursivos de esta cita lo constituye el análisis de la doble fortuna de Gaudí: por un lado, su enorme popularidad en el contexto local y, más tarde, en el ámbito internacional ; por otro, la dificultad de encajar su producción en las líneas de vanguardia propias de su tiempo. Esta reflexión sobre su visibilidad, sus aportaciones y sus limitaciones lleva al comisario a meterse bajo la piel de un Antoni Gaudí cuyos pliegues más significativos habían permanecido sepultados por su popularidad.
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