Richard Serra: «Krens no es el Papa, ni yo Miguel Ángel»
MADRID. Mañana comienza el ensamblaje de las siete monumentales esculturas de Richard Serra que, durante al menos 25 años, se verán desde el 8 de junio en la Sala Fish (ahora llamada Arcelor) del Guggenheim bilbaíno junto a su célebre «Snake». El proyecto, en el ... que lleva embarcado dos años y que cuenta con un presupuesto de unos 16 millones de euros, promete ser espectacular. Como sus piezas, de cuatro metros de altura y muchas toneladas de peso, que han obligado a poner refuerzos en el museo. El artista norteamericano, de 66 años, para muchos el escultor vivo más importante del mundo, tiene una presencia imponente: una fuerza intensa en su voz, su mirada y sus gestos; una fina ironía y una cabeza privilegiada. Un buen cóctel.
-Se ha llegado a decir que la futura Sala Fish del Guggenheim de Bilbao, con sus ocho monumentales esculturas, será una especie de moderna Capilla Sixtina.
-Thomas Krens no es el Papa, ni yo Miguel Ángel. Aquella fue una cita de Krens, pero es una falsa premisa.
-El suyo es un proyecto de una gran envergadura para el arte contemporáneo. ¿Dónde ha radicado su mayor complejidad?
-Es un desafío enorme y una gran responsabilidad. He hecho el trabajo más importante de mi vida con este encargo. Me siento muy honrado porque me lo hayan hecho. Desde el momento en que comencé con las torsiones elípticas el trabajo ha ido evolucionando. En los últimos diez años he podido ampliar mi vocabulario con todas estas formas, que empecé a desarrollar desde la exposición que hice en el Guggenheim de Bilbao en 1999. Ahora puedes entrar en mis esculturas, caminar por ellas, salir... Me interesa que cada uno tenga una diversidad de experiencias a través de mis obras: experiencias privadas, personales, psicológicas... en un espacio común social. Todo el entorno se convierte en el campo de la escultura. No he creado una única dirección; el espectador podrá escoger su propio camino. Dependiendo de cómo te muevas en ese campo escultural vas elaborando tu propia experiencia de la escultura, que será diferente de la del resto de las personas. Está lleno de pasajes transversales, lineales... Se puede circular libremente e ir configurando tu propio espacio. Todavía no he comenzado a ensamblar las piezas, pero tengo la impresión de que el arquitecto previó el espacio de una manera y, cuando se coloquen las planchas como las tengo concebidas, el suelo se transformará. La escultura va a influenciar todo el entorno. Hay muchos tiempos dentro de la escultura; tú no puedes anticipar cómo vas a experimentar el tiempo.
-¿De qué materia está hecho el tiempo?
-La materia de la escultura no es lo importante, sino la materia del tiempo. Las planchas van a tener un proceso dentro de sí mismas, se van a oxidar. Pero eso no es la materia del tiempo, sino la experiencia que tú tengas cuando transites la escultura. La experiencia de la pintura, por ejemplo, es narrativa. Hay un tiempo narrativo dentro de los objetos que representas en los cuadros. Éste, en cambio, es un tiempo no narrativo. Tú eres el propio sujeto de ese tiempo.
-Sus esculturas habitarán en el País Vasco, tierra de dos maestros del acero, Chillida y Oteiza. ¿Supone para usted un desafío? ¿Se reconoce heredero de ellos?
-A estos dos escultores los veo como una extensión de Picasso y Julio González. Yo represento una cosa totalmente distinta. Creo que ambos han contribuido muchísimo al mundo de la escultura, pero yo propongo algo completamente diferente. Mi escultura tiene como base otro concepto. Cuando ves una escultura de Chillida no entras en ella. Hasta ahora las esculturas estaban fuera, no dentro de ti mismo. En mis obras, el espectador es lo más importante.
-Usted propone no admirar la obra de arte, sino transitarla, vivirla.
-Quiero que la gente se experimente a sí misma dentro de mis esculturas, que para mí es lo más interesante. Experimentar el tiempo de forma discontinua, fragmentada y encontrarte a ti mismo. Casi todas las eculturas te suelen llevar a un centro. En las mías no lo hay. El contenido es el ritmo de tu propio cuerpo, que lo impones tú mismo, no el acero de las esculturas, ni la forma de éstas. Espacio y tiempo es lo importante, aquí no hay forma, porque no puedes memorizar la forma de la escultura. Cuando caminas por dentro de mis espirales podrás hablar de tu experiencia, pero no dibujar cómo era el espacio por el que has caminado.
-¿Se establece un diálogo entre el sinuoso titanio de Gehry y el no menos sinuoso acero cortén de Serra?
-Toda la arquitectura es tiempo cronológico. El problema del edificio de Gehry es que todo el mundo ve un espacio arquitectónico como artístico. Ha hecho formas rectilíneas de acero y luego las cubrió de placas, como la estatua de la libertad. Es como una gran escenografía. Es lo mismo que las esculturas del siglo XX, bueno del XIX. El edificio, en el fondo, es falso.
-¿Es verdad que usted fue el «culpable» de que el Guggenheim recalara en Bilbao?
-Krens y Gehry hablaron de San Sebastián y Santander. En 1975, Bilbao era el corazón de la revolución industrial. Había algo mágico que estaba sucediendo en ese momento. Si quieres entender lo que significa el País Vasco tienes que ir a Bilbao. La verdad es que la idea fue de Carmen Giménez, ella insistió y yo lo corroboré. Krens y Gehry vieron el potencial que había en esta ciudad. El problema es que esta gente siempre está con un pie en un helicóptero; no se enteran mucho de lo que pasa en la tierra. Cuando aterrizan siguen un poco en el aire.
-¿El traslado ha sido problemático? ¿Cómo se prevé el montaje?
-Hasta ahora no hemos tenido dificultades. Si empiezas mal es difícil sobreponerte, pero si empiezas bien normalmente vas a mejor. Estoy seguro de que todo irá sobre ruedas.
-¿Cómo valora que dos españolas dirijan este año la Bienal de Venecia?
-A Rosa Martínez no la conozco. María Corral ha hecho una gran contribución en la cultura española. Es muy competente y profesional.
-Bush no es santo de su devoción.
-(Pone caras raras) Está dirigiendo un régimen criminal. Es mucho peor que Nixon. Los Estados Unidos se han derechizado con Bush muchísimo. Es el país más secreto y arrogante. Las libertades civiles se están recortando día a día. Toda su política exterior está basada en la voluntad de Dios. No hay división entre la política y la religión. La iglesia evangélica es la que dicta lo que es la ley en Estados Unidos.
TEXTO: NATIVIDAD PULIDO FOTO: ERNESTO AGUDO
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