La rueda, el invento del alfarero que movió el mundo

CIencia por serendipia

Un ejemplo paradigmático de cómo la serendipia y la búsqueda intencionada se entrelazaron de forma perfecta

El paseo con 'Milka' que dio origen a uno de los inventos más prácticos de la Historia

Representación sumeria de un carro del 2500 a. C. Archivo

La historia de la rueda es, en muchos sentidos, la historia misma de la creatividad humana. Su invención no fue solo un avance técnico: fue un salto conceptual que transformó para siempre la relación del ser humano con el espacio, el tiempo y la materia. ... Pero, ¿cómo pudo surgir la rueda en la antigua Mesopotamia? ¿Fue acaso fruto de la serendipia, ese hallazgo afortunado e inesperado que ocurre mientras se busca otra cosa? Reflexionar sobre este proceso nos invita a explorar no solo el ingenio de nuestros antepasados, sino también la naturaleza misma de la invención y el azar.

Mesopotamia, cuna de la civilización, era un mosaico de ciudades-estado, canales, templos y mercados bulliciosos. Allí, hace más de cinco mil años, los sumerios desarrollaron algunas de las primeras formas de escritura, arquitectura monumental, sistemas legales y, por supuesto, tecnología aplicada al día a día. En este entorno dinámico, la necesidad de transportar materiales pesados —piedras, ladrillos, productos agrícolas— era constante. El ingenio humano, acicateado por la necesidad, encontró en la experimentación y la observación el terreno fértil para la innovación.

Antes de la rueda, los mesopotámicos ya habían ideado formas de reducir la fricción al mover objetos pesados: colocaban troncos cilíndricos bajo los objetos, permitiendo que estos rodaran sobre el suelo. Este método, aunque efectivo, era laborioso y requería recolocar los troncos continuamente. Imaginemos a un grupo de trabajadores observando cómo un tronco, al rodar, facilita el movimiento de una enorme piedra.

Quizás, en algún momento, uno de ellos notó que el contacto entre el tronco y la carga era mínimo, y que el movimiento era más fluido cuanto más redondo y uniforme era el tronco.

El torno del alfarero

Aquí es donde la serendipia pudo haber jugado su papel: tal vez, mientras intentaban mejorar la eficiencia de este sistema, alguien se dio cuenta de que, si se cortaba el tronco en discos y se les insertaba un eje, el movimiento sería aún más suave y continuo. No buscaban inventar la rueda, simplemente querían mover cosas con menos esfuerzo. Pero el hallazgo, inesperado y revolucionario, cambió la historia.

Curiosamente, la primera aplicación de la rueda no fue en el transporte, sino en la cerámica. Los alfareros mesopotámicos, siempre en busca de perfeccionar sus técnicas, experimentaron con plataformas giratorias para moldear el barro. El torno de alfarero, que ya existía hacia el 3500 a. de C., es considerado el antecesor directo de la rueda de transporte. Es posible que, al observar el movimiento constante y uniforme de este torno, algún artesano o ingeniero pensara en trasladar ese principio a otros ámbitos.

La serendipia, en este caso, consiste en la transferencia de una solución de un campo a otro: lo que servía para dar forma a una vasija, ¿por qué no podría servir para mover un carro? Así, la rueda, nacida en el taller del alfarero, encontró su lugar en los caminos polvorientos de Mesopotamia.

De un círculo a un vehículo

El verdadero salto conceptual fue comprender que el círculo, unido a un eje, podía soportar peso y permitir el movimiento de cargas pesadas. No bastaba con tener la forma: era necesario dominar la carpintería, el ensamblaje y el diseño de ejes que permitieran el giro independiente de las ruedas. Este proceso requirió ensayo y error, observación y, sin duda, momentos de descubrimiento fortuito.

Imaginemos la escena: un carpintero prueba diferentes formas de unir dos discos de madera a un eje. Al principio, las ruedas se traban, el eje se rompe, la carga se vuelca.

Pero, poco a poco, la experiencia y la casualidad se combinan. Quizás un día, al usar una madera más flexible o un tipo de ensamblaje diferente, el carro rueda con una suavidad inesperada. Ese momento, mezcla de perseverancia y azar, es el instante serendípico que marca el nacimiento de la rueda funcional.

Una vez inventada, la rueda se difundió rápidamente por Mesopotamia y más allá. Las primeras representaciones de carros con ruedas aparecen en el famoso Estandarte de Ur, datado hacia el 2500 a. de C., donde se muestran vehículos tirados por animales, utilizados tanto en la guerra como en el transporte. La rueda no solo facilitó el comercio y la movilidad, sino que también transformó la agricultura, la construcción y la vida cotidiana.

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