Los planes de Europa para ir a la Luna

De momento, la ESA contribuye al programa Artemis con seis módulos de servicio, la tecnología que proveerá de energía, agua y oxígeno a las próximas misiones humanas a nuestro satélite

Cápsula Orion junto con el módulo de servicio europeo (ESM) orbitando la Luna en una recreación ESA

Que la nueva carrera espacial hacia la Luna ha comenzado es un hecho: Estados Unidos ya tiene calendario de fechas previsto para el nuevo programa Artemis , sucesor del Apolo, cuyo objetivo final es volver a pisar nuestro satélite , pero esta vez ... para «quedarse»; China quiere seguir sumando éxitos tras aterrizar una sonda por primera vez en la cara oculta y recoger muestras lunares en casi medio siglo; Rusia tiene como objetivo aterrizar una sonda de exploración el próximo año como paso previo para enviar cosmonautas al final de esta década; y Japón , India e Israel no se quieren quedar fuera de juego y también contemplan sus propias misiones a nuestro satélite. Todo esto sin contar con las iniciativas de empresas privadas. ¿Y Europa ? La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene también sus propios planes y tres asientos en primera fila asegurados para astronautas europeos en la nave Orion . Así será el nuevo papel del viejo continente en la carrera espacial.

«No es un secreto que el principal socio de Europa en el espacio es Estados Unidos, pero tampoco nos cerramos a colaborar con China o Rusia y, de hecho, lo hacemos», decía Jan Wörner , director general de la ESA, durante una rueda de prensa online en la que la agencia espacial europea sacaba pecho por su aportación al programa Artemis de la NASA. Wörner, que dejará el puesto en junio para cederle la batuta al austríaco Josef Aschbacher , quiso insistir en que los tiempos han cambiado y que ahora la clave no es la rivalidad, sino la cooperación.

Es por ello que la ESA ha sido la encargada de construir los módulos de servicio (ESM) para la cápsula de tripulación Orion , el vehículo que llevará a los astronautas estadounidenses (de momento) de nuevo a la Luna. En concreto, Europa ha diseñado algo así como la « locomotora» de la nave: se trata de unos cilindros de cuatro metros de diámetro y altura acoplados a la «parte trasera» de la sonda y que proveen tanto de propulsión y energía eléctrica , amén de «despensa» del soporte vital básico: agua y oxígeno . Además, regulará el control térmico mientras el módulo de servicio esté acoplado al módulo tripulado. Sus componentes corren a cargo de empresas en diez países: Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Noruega, España, Suecia y Suiza.

«Nos permitieron contribuir a sabiendas de que, si fracasamos, el programa fracasará. Y eso es un gran cumplido. Significa que la industria espacial europea ha demostrado ser confiable», afirmaba Alexander Gerst , uno de los últimos astronautas de la ESA en visitar la Estación Espacial Internacional (ISS) y también presente en la rueda de prensa online, ya que su cometido fue el de hacer de «cicerone» en la visita virtual a las instalaciones de Airbus en Alemania para mostrar el prototipo ESM-2 . De hecho, la agencia espacial europea desvelaba durante la rueda de prensa que había firmado con Airbus la construcción de otros tres módulos de servicio (es decir, seis en total) para dar apoyo desde la primera misión Artemis hasta la sexta (al menos, de momento). El contrato con el fabricante aeroespacial Airbus supone un valor de más de 650 millones de euros.

Tres asientos para la ESA en Orion

En cuanto al acuerdo entre la ESA y la NASA , de momento no hay planes de que ningún efectivo humano cruce el charco , solo el hardware . Sin embargo, según explicó David Parker , director de exploración humana y robótica de la ESA: « Ya se han asegurado tres asientos en Orion a través de nuestra participación en la construcción de Gateway . Y si podemos hacer más contribuciones a Artemis, por ahí se abre una puerta a los astronautas europeos para que pisen la Luna». La nueva plataforma orbital lunar Gateway será la avanzadilla permanente de la NASA en nuestro satélite, algo parecido a la ISS, pero que se moverá entre diferentes órbitas y ofrecerá apoyo para las misiones tanto a la Luna como a Marte, facilitando la recogida de astronautas y suministros de la Tierra en un viaje de cinco días. La ESA ofrecerá apoyo durante su construcción , que tendrá lugar durante la presente década.

Concepto de estación Gateway ESA / NASA

A las preguntas acerca de si Europa tenía pensado iniciar su propio programa lunar , Wörner fue tajante: «Ahora no es una competición, y aunque nos acordemos de lo que pasó en el pasado, ahora estamos ante un escenario cooperativo . Además, un programa de este tipo exige de un tremendo presupuesto , y no olvidemos que la ESA está formada por varios países europeos». Los representantes europeos también quisieron recordar que la agencia espacial tiene planeadas varias misiones con robots sobre la Luna. «Después nos podremos plantear llevar astronautas», afirmó Walter Pelzer , director del Centro Aerospacial Alemán (DLR).

En cuanto a los plazos que se ha marcado la NASA para volver a la Luna, desde la ESA son excépticos. «Todas las voces parecen indicar que los tiempos están muy ajustados», afirmó el director de la ESA. De hecho, a finales de enero, la propia NASA retrasaba la elección de proyectos de empresas privadas que participarán en la misión, por lo que la fecha para que la primera mujer llegue a la Luna se podría retrasar al menos hasta 2025 o 2026 . Eso sin contar con posibles cambios en los presupuestos tras la llegada del nuevo presidente, Joe Biden . «Confiamos en que el programa no tenga grandes interrupciones ni afecta a lo acordado entre Europa y EE. UU. Mi sensación es que Artemis es en gran medida un programa que cuenta con el apoyo de ambas Cámaras, y tiene enormes beneficios industriales y científicos que la administración entrante va a analizar muy de cerca. Y, por supuesto, ahora hemos firmado comprometiendo acuerdos internacionales con la NASA para nuestra participación en el programa Artemis», afirmó Parker.

De la forma que sea, parece claro que Europa no quiere volver a ser un mero espectador en la nueva carrera espacial. ¿Podrá esta década mostrarnos al primer europeo o europea que deje su huella en la Luna?

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