«Felipe VI, Rey», anunciaba el pasado viernes la portada de ABC. Un hueco que han ocupado todos los monarcas de España en el día de su proclamación durante los últimos tres siglos, ya fuera en este periódico o en otros antes que éste. Carlos IV, Felipe VII, José Bonaparte, Isabel II, Amadeo I, Alfonso XII, Alfonso XIII o Juan Carlos I… todos aparecieron en las páginas más importantes de los diarios de cada época, independientemente de las líneas editoriales. Mucho antes incluso del nacimiento de la fotografía o de la Revolución Francesa, cuando los periódicos eran cosa de cuatro lectores y no contaban con más de cinco páginas.
En el caso del nuevo Rey de España, ABC destacaba tanto en su portada como en su contraportada algunas de las palabras del discurso de Don Felipe, con una gran fotografía en la que podía verse a la Familia Real al completo saludando, desde el balcón del Palacio Real, a las miles de personas que se habían congregado en la Plaza de Oriente: «Nada me honraría más que los españoles se sintieran orgullosos de su nuevo Rey» o «estas son, señorías, mis convicciones sobre la Corona que, desde hoy, encarno: una Monarquía renovada para un tiempo nuevo».
Pero, ¿quieren saber cómo ilustraron e informaron algunos periódicos de la llegada al trono de todos los nuevos Reyes de España desde la proclamación de Carlos IV en 1788?
Juan Carlos I «habla a su pueblo» (1975)
Portada del 23 de noviembre de 1975- ABC
En 1975, ABC no optó por incluir en la portada ninguna declaración del nuevo Rey sobre la imagen del histórico fotógrafo de este diario, Teodoro Naranjo Domínguez, en la podía verse a Don Juan Carlos en el momento en el que pronunciaba su discurso tras la proclamación. Tampoco incluyó en portada ninguna referencia al entierro de Franco, que se celebraba ese mismo día en el Valle de los Caídos.
«Hoy comienza una nueva etapa de la historia de España. Esta etapa que hemos de recorrer juntos se inicia en la paz, el trabajo y la prosperidad, fruto del esfuerzo común y de la decidida voluntad colectiva», decía el Rey Don Juan Carlos en su discurso de proclamación, según recogía ABC, sobre este momento de gran incertidumbre política para la historia de España.
Tras la abdicación de Alfonso XIII con la instauración de la Segunda República, y después de casi 40 años de régimen franquista, llegaba a su proclamación sin que muchos de los allí presentes sospecharan que, en realidad, estaban a punto de vivir, además de la restauración monárquica en España casi medio siglo después, el primer paso del restablecimiento de la democracia.
El «periodo memorable» que recogió Alfonso XIII (1902)
La proclamación de Alfonso XIII, el bisabuelo de Felipe VI, se produjo el 17 de mayo de 1902, menos de un año antes de la aparición de ABC. En realidad, fue rey de España desde su nacimiento, en 1886, ya que su padre, el Rey Alfonso XII, murió durante su embarazo. Sin embargo, no asumió el poder hasta los 16 años de edad, y no lo abandonó hasta la proclamación de la II República, el 14 de abril de 1931, momento en el que partió hacia el exilio, produciéndose la famosa entrevista con el director de este diario, Juan Ignacio Luca de Tena.
Tras subir al trono, al cumplir los 16 años, la revista «Pluma y Lápiz» ilustró sus páginas con un dibujo del nuevo monarca a toda página, donde podía leerse en el pie «S.M. El Rey Don Alfonso XIII». La revista «Blanco y Negro», fundada en 1891, también incluyó en el número siguiente a la proclamación, edición del 24 de mayo, varias páginas con imágenes de la ceremonia de celebrada en el Congreso de los Diputados.
La revista mensual «Nuestro Tiempo» dedicó 25 páginas de su número de mayo a hacer un «Balance de la Regencia» anterior, según rezaba el titular de la portada, en donde se incluía otra fotografía con el retrato del nuevo monarca de 16 años. «Cuando por la muerte de Don Alfonso XII fue encargada de la Regencia del Reino su augusta viuda, la situación de la política exterior española era muy crítica», comenzaba diciendo la primera página, para añadir poco después: «La Regencia ha terminado. Acaba hoy este periodo memorable que ha durado 16 años, 5 meses y 22 días. La Reina ha entregado a Don Alfonso XIII la corona que en el lecho mortuorio de Don Alfonso XII recogió, y ahí están los hechos que permiten hacer balance de la época concluida».
Alfonso XII «El Pacificador» (1874)
Alfonso XII fue proclamado Rey el 29 de diciembre de 1874, con 17 años. El hijo de Isabel II accedió al trono tras la Restauración borbónica y no lo abandonó hasta su muerte prematura en El Pardo, a los 27 años, el 25 de noviembre de 1885, víctima de la tuberculosis.
La prensa de la época también se ocupó ampliamente del ascenso al poder del nuevo monarca, dedicando sus editoriales de portada a criticar o alabar este acontecimiento histórico, en una época en la que aún no se habían incluido las fotografías en la prensa.
El diario político «La Época», en su edición del 31 de diciembre de 1874, dos días después de su proclamación, comenzaba sus páginas con las siguientes palabras: «En un solo día la nación española ha pasado de la negación de todo gobierno regular a la afirmación de la Monarquía constitucional, vínculo que enlaza el pasado con el presente y garantía preciosa y universal de la moderna libertad». Y poco después se incluía un editorial titulado «¡Viva Alfonso XII! ¡Viva la Monarquía constitucional regenerada!».
Un mes antes de la ceremonia, Alfonso, como Príncipe, había hecho público el «Manifiesto de Sandhurst», en el que se presentaba a los españoles como un católico, español, constitucionalista y ferviente liberal que tenía el deseo de servir a la nación. El 29 del mismo mes se produjo la restauración de la Monarquía al pronunciarse el general Martínez-Campos en Sagunto (Valencia) a favor del acceso al trono de éste, mientras el general Serrano era el jefe del Estado. Su reinado consistió principalmente en consolidar a la Corona.
Amadeo I, Rey por dos años (1870)
También la proclamación de Amadeo Fernando María de Saboya fue protagonista en las páginas de muchos periódicos, y eso que solo estuvo en el trono menos de tres años, entre 1870 y 1873. Diarios como «El Imparcial», de ideología liberal, o periódicos con fuerte tendencia monárquica, como «La Época» o «La Esperanza», dedicaron sus primeras páginas a analizar la nueva época que se iniciaba con Amadeo I, «El Rey Caballero».
«La monarquía revolucionaria, la monarquía armonizada con los principios democráticos, la monarquía restaurada con un príncipe completamente desligado de la tradición borbónica barrida por el cañón de Alcolea, esa monarquía quimérica, ideal, irrealizable, es ya un hecho cumplido, es una verdad práctica con la elección del príncipe de la esclarecida casa de Saboya», podía leerse en el primer párrafo de la portada de «El Imparcial», el 17 de noviembre de 1870, un día después de la proclamación. Una edición en la que se plasmaba al completo la sesión de las Cortes en las que Amadeo I quedó proclamado Rey.
Su corto reinado estuvo marcado por la inestabilidad política y en él se sucedieron hasta seis gabinetes que no fueron capaces de solucionar la crisis, agravada por el conflicto independentista en Cuba, iniciado en 1868, y por una nueva Guerra Carlista, comenzada en 1872.
Isabel II, la de «los Tristes Destinos» (1833)
A diferencia de Amadeo I, el Reinado de Isabel II fue largo. Nada menos que 35 años, entre 1833 y 1868. Pero la nueva Monarca tenía solo tres años cuando murió su padre, Fernando VII, por lo que reinó bajo la regencia de su madre, María Cristina de Borbón, en primer lugar, y del general Baldomero Espartero después.
Su turno llegó cuando alcanzó la mayoría de edad, el 23 de julio de 1843. Dos días después de su proclamación, «La Revista Española», dedicada «a su Magestad la Reina Gobernadora», como decía el subtítulo, ocupó gran parte de la edición de ese día a analizar el nuevo periodo sobre el que se cernían luchas de poder por la Corona. En su portada incluía un Real Decreto firmado por María Cristina de Borbón, en el que podía leerse: «A las tres menos cuarto de la tarde de hoy ha sido Dios servido de llamar para sí el alma de mi muy caro y amado esposo, el Rey Don Fernando, que está en gloria. Y como Reina Gobernadora, durante la minoría de edad de mi augusta hija la Reina Doña Isabel II, lo participo al Consejo con todo el dolor que corresponde a la ternura de mi natural sentimiento, para que se tomen las providencias que en semejantes casos se acostumbran».
A Isabel II le tocó reinar durante un período de transición en el que la Monarquía cedió más poder político al parlamento, pero puso continuas trabas a la participación de los ciudadanos en asuntos del Gobierno. En el terreno de la lucha por las libertades democráticas, estos años no fueron muy fructíferos. Se falsearon las instituciones, se extendió la corrupción electoral y los pocos cambios en este sentido se produjeron por la interferencia de una casta militar que no hacía más que protagonizar pronunciamientos y golpes de estado.
Fernando VII, Rey por dos veces (1808)
El padre de Isabel II fue Rey de España en dos ocasiones, las cuales coincidieron con la presencia francesa en España. De ahí que todos los periódicos españoles que informaron sobre sus dos proclamaciones, una el 19 de marzo de 1808 y otra el 11 de agosto del mismo año, fueran absolutamente críticas con los invasores y su Rey José I Bonaparte, al que finalmente se conseguió expulsar a favor de Fernando VII.
El 13 de agosto de 1808, dos días después de recuperar la Corona, «La Gazeta de México» incluía un bando oficial en el que se anunciaba «la proclamación de nuestro amado Monarca Fernando VII», y en el que podía leerse: «En este día y en los dos siguientes deben hacerse las demostraciones de júbilo y regocijo consiguientes a un acto tan plausible por todo el público fiel a Su Majestad».
Y en la «Colección de Papeles Interesantes» podía leerse un llamamiento a la reorganización para evitar que Bonaparte volviera a usurparles el trono: «Provincias y pueblos de España, nuestros pensamientos son uniformes. Nuestra voluntad se ha explicado de modo maravilloso y nada equívoco. Nos apresuramos a la defensa de la patria y a la conservación de los augustos derechos de nuestro amable y deseado Fernando VII […] Formemos un Gobierno sólido y central a donde todas la provincias y reynos recurran por medio de representantes, y de donde salgan las órdenes y pragmática baxo el nombre de Fernando VII» [sic].
Sin embargo, el Monarca ha merecido por parte de los historiadores un unánime juicio negativo de su Reinado, que –exceptuando un breve intervalo en 1823, en el que fue destituido por el Consejo de Regencia– duró hasta el mismo día de su muerte, haciéndole pasar a la posteridad como «el Rey Felón».
Jose I Bonaparte, odiado por la prensa (1808)
La proclamación de José I Bonaparte, el 6 de junio de 1808, fue precipitada por el incremento de la violencia que siguió al levantamiento del 2 de mayo. Como era de esperar, al Rey francés tan solo recibió las más duras críticas, improperios y descalificaciones por parte de la presa de 1808, por haberle «arrancado» la Corona española al «Rey Felón».
«El enemigo universal del hombre ha sido el pérfido que ha arrancado de nuestro seno a nuestro amable Fernando VII y toda la Real Familia. Su atrevimiento llega al extremo de ofendernos la felicidad, quando desola nuestros campos, atropella nuestros templo y sacrifica asesinamente a nuestros hermanos» [sic], aseguraba la «Colección de Papeles Interesantes» tras el advenimiento del Bonaparte.
Su Reinado, que apenas duró seis meses, fue un periodo de convulsiones e intrigas políticas instigadas por la estrategia del emperador Napoleón I para obtener la abdicación del trono de la dinastía reinante de Carlos IV. El objetivo era incrementar la dependencia española de los intereses bonapartistas, pero no solo no obtuvo el apoyo de la opinión pública, sino que contó con el rechazo de varios órganos de poder autóctonos, tales como el Consejo de Castilla o la Junta Suprema Central.
Carlo IV, a la sombra de la Revolución Francesa (1788)
Incluso si nos remontamos a la proclamación de Carlos IV de Borbón, el 14 de diciembre de 1788, también encontramos referencia en las publicaciones de la época a su proclamación. Quizá con carácter menos extenso y de manera más inocente, pues la prensa de finales del siglo XVIII era tan solo para una élite aristócrata y, a menudo, movida por la moda de los romanticismos.
En su edición del 20 de diciembre de 1788, seis días después de la proclamación de Carlos VI, «El diario de Madrid», nacido ese mismo año como continuación del fundado en 1758 por Francisco Mariano Nipho, y considerado como el primer diario español de la historia, incluía en su portada un soneto por «el dolor de la nación española en la muerte del Rey Nro. Sr. y consuelo en su Sucesor amado hijo, nuestro Augusto Monarca Carlos IV» [sic].
Este soneto decía: «Ya muerto tu furor despiadado / se podrá lisonjear de que al violento / impulso, que le da tu atrevimiento / Muchas vidas en una ha devorado: / Ya aquel héroe que había despreciado / tantas veces tu rostro macilento, / victoria viene a ser de tu sediento / Hidrópico tesón mal pagado: / Ya se ofrece de cerca el lamentable / espectáculo triste cara a cara / Ya después de este golpe formidable / Para que todo de una vez faltara / La pérdida sería irreparable / Si Carlos Quarto no la reparara» [sic].
El Reinado de este Monarca homenajeado en «El Diario de Madrid» –diario que continuó imprimiéndose con privilegio real, como el resto de la prensa española del XVIII– estuvo marcado por el impacto que de la Revolución Francesa, que iba a triunfar un año después de la proclamación de Carlos IV.