Nicolás Osuna o cómo se hace con 350 millones de euros el hijo de un carpintero de Granada

Osuna es de los pocos empresarios que, aún perdiendo 250 millones de euros en un año, puede estar satisfecho. Ha conseguido salvar su inmobiliaria tras el pinchazo (reventón, más bien) del sector tras años de burbuja. No pueden decir lo mismo otros -el otrora gigante Martinsa-Fadesa, por ejemplo, está en liquidación -. Pero la historia de este empresario granadino no empieza con esta reestructuración de deuda. Ni tan siquiera con el ladrillo. Empieza cuando a los 14 años suspende todas las asignaturas de cuarto de Bachillerato adrede para que su padre viera que no quería seguir estudiando.

En vez de dos tortas (era otra época), el padre de Osuna le dio a su hijo voz y mando en el almacén de madera que tenían en Albote (Granada), de donde es la familia. Y poco tardó en abrir una sucursal en Huétor Tajar. Dos años después, con 16, Nicolás se casa (hay que repetirlo: era ora época) y se suceden los acontecimientos: fallece su único hermano, se lleva a sus padres a vivir con él y tiene dos hijos. De remate, le llaman para hacer la mili, que además le toca en Ceuta.

La solución a este problema de los Osuna dice mucho de cómo viven de intensamente la familia: Nicolás se traslada a Ceuta con su mujer, sus hijos y sus padres. «Puede decirse que servimos todos juntos», ha llegado a decir el empresario. Dos años después, la familia se licencia y los Osuna vuelven a Granada. La madera se les queda chica (y tiene poco margen de beneficio para el trabajo que supone), así que deciden empezar a construir. Primero en Albote (la tierra tira); luego, en Granada. Pronto, en toda Andalucía y España.

La burbuja inmobiliaria de los primeros años del milenio coge a los Osuna construyendo a toda máquina. Aprovechan la ola y hacen muchísimo dinero. Tanto como para, según Forbes, tener un patrimonio de más de 600 millones de euros. Osuna diversifica sus inversiones y entra en empresas eléctricas, bancos y otros sectores estratégicos. Y se hacen con mucho suelo. Muchísimo. Las explotaciones agrícolas y cinegéticas también son objetivo de Osuna. La última inversión destacable, su división de hoteles (Hoteles Center).

Volviendo al inicio de esta historia, el descalabro inmobiliario desde el año 2007 hace mucho daño en el sector. Pero el Grupo Noga (que engloba la inmobiliaria Osuna, Hoteles Center y las explotaciones agrocinegéticas) consigue refinanciar su deuda y salvar los muebles. Y hasta los ladrillos. De más de 600 millones, Nicolás Osuna pasa a tener unos 350 gracias a desinversiones, retiradas a tiempo y negociaciones con los bancos. Con 75 años (Nicolás Osuna nació en 1940), este hombre incansable sigue al frente de sus empresas y amenaza con seguir dando guerra.