Galicia

«Pachi» Vázquez acusa a sus colegas de Orense de estar dañando al PSOE

La edil de Democracia Ourensana a la que el alcalde pidió identificar por la Policía en un pleno asegura que sufre acoso de la concejala de Urbanismo

a. coco - Actualizado: Guardado en: Galicia

«Pachi» Vázquez sigue sin ser un elemento más en el PSOE. Menos aún en el de Orense. De ahí que se analicen siempre con especial detenimiento sus afirmaciones respecto a la guerra fratricida que los socialistas viven en esta ciudad en la que el grupo de gobierno —en minoría— está dividido precisamente entre los afines al ex secretario general del partido, los conocidos como «pachistas», y los partidarios del actual alcalde, Agustín Fernández. Diversos ediles orensanos del PSdeG acumulan varias imputaciones. Algunos como la de Urbanismo, Áurea Soto, tienen cinco causas abiertas.

Para Vázquez —a quien desde dentro del partido se señala como instigador de parte del conflicto entre compañeros— esta no es una situación más. Por eso este lunes, lejos de recurrir al habitual «respeto a la presunción de inocencia», acusó a sus colegas en As Burgas con procesos en curso de estar dañando al PSdeG. Preguntado sobre esta retahíla de imputaciones, declaró: «Perjudican mucho a la política y singularmente al PSdeG. Todos los que estamos en política tenemos la obligación de transmitir a los ciudadanos una sensación de que estamos para resolver los problemas, no para crearlos».

El de O Carballiño se expresó así tras una reunión con representantes del sector de la peluquería en una ciudad en la que sigue teniendo mucho poder y que es feudo hostil hacia el nuevo líder, José Ramón Gómez Besteiro. La fuerza de «Pachi», rodado de afines de la agrupación provincial —en liza con la municipal—, es tal que hace pocos días se colocó al frente del comité electoral provincial junto a amigos como Laura Seara, Carmen Acuña, María Quintas o Raúl Fernández, diputados en el Congreso o en el Parlamento autonómico. Sin noticias en él del sector opuesto.

Persecución para todos

Pese al recado que «Pachi» dejó este lunes a Fernández y a los suyos, instó no obstante a «normalizar» el encendido debate político en Orense, donde todos afirman sentirse perseguidos por algún tipo de conspiración, mientras sus situaciones judiciales no se clarifican. Hace escasas fechas era el regidor —a quien el PP ha denunciado por pagar supuestamente con fondos públicos las obras de peatonalización de la calle donde tiene una vivienda— quien hablaba de un intento de «aniquilamiento». En esa misma línea, este lunes era una concejala de Democracia Ourensana, Susana Gómez, la que hacía pública la «persecución» a la que —afirma— la socialista Soto la tiene sometida. El pasado viernes, el alcalde ordenó a la Policía identificarla y desalojarla del pleno por haber agotado su turno de palabra, que ejercía después de que se exhibiera en público, por parte del equipo de Fernández, su expediente laboral. Gómez entregó este lunes un escrito en el Ayuntamiento para exigir explicaciones al respecto y preguntar con qué finalidad se hizo, además de negar que comenzase a trabajar en el Concello a través de una asistencia técnica, algo de lo que los socialistas la acusan. «No es un hecho aislado. Es una sucesión de hechos. Es una persecución o un acoso. Esta señora —en alusión a Soto— me ha amenazado, consta en las actas de una comisión de investigación, diciéndome que me iba a acordar de lo que estaba haciendo», se defendió Gómez.

En medio de ese ambiente, mientras la capital continúa con los presupuestos prorrogados desde 2012, «Pachi», quien se ha dejado querer para poder ser candidato a la Alcaldía en los próximos comicios, reclamó «la búsqueda de acuerdos y consenso» para «concluir la crispación. Si en los lugares donde se tienen que resolver los problemas de los ciudadanos se habla de otras cosas, nos perjudica a todos».

Caamaño, con Besteiro

Besteiro no logra apagar este fuego tras medio año en el cargo. Transcurrido este periodo y preguntado sobre ello, el diputado y exministro de Justicia Francisco Caamaño afirmó ayer que mantiene su «confianza» en el lucense, informa Ep. Opina que seis meses es «un tiempo corto para poner en marcha todo un proceso de construcción de una alternativa política» y que no tiene razones para no apostar por él.

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