ENTREVISTA al presidente de las cortes

Juan Cotino: «No creo que apartar a los imputados contribuya a regenerar la vida política»

«Si en el PP seguimos unidos, los ciudadanos nos percibirán como la mejor opción para seguir gobernando frente a otras que serían desastrosas»

ISAAC BLASCO /MANUEL CONEJOS - Actualizado: Guardado en: Actualidad

El discurso directo de Juan Cotino (Xirivella, Valencia, 1950) solivianta habitualmente a los grupos de la oposición. Por su cargo en las Cortes, Cotino no está ahora entre los elegidos en el PPCV para llevar la iniciativa política, pero continúa siendo un referente que Alberto Fabra no desaprovechará con vistas a la preparación de la estrategia electoral.

—¿Agotará usted la legislatura como presidente de las Cortes?

—Nunca he pedido, deseado o rechazado un cargo. El expresidente Francisco Camps entendió en su día que era la persona idónea para presidir la Cámara y, aunque mi trayectoria no ha estado volcada especialmente en la vida parlamentaria sino más bien en la gestión, acepté el puesto y procuro llevarlo con la mayor dignidad posible. Es cierto que siempre me he planteado si terminaré mi vida dedicado a la política a tiempo completo y ahora, con casi 64 años, entiendo que estaré en ella mientras resulte útil. Las duras circunstancias actuales no cambian nada. Este planteamiento de dejar la vida pública lo he tenido siempre, y lo he compartido con gente como Rita Barberá, Jaime Mayor Oreja o Mariano Rajoy.

—¿Cómo le gustaría ayudar al PPCV para remontar su actual coyuntura?

—Haciendo lo que me pidan, pero no estoy en la estructura del partido, estoy en las Cortes. No puedo llevar iniciativas como hacía antes.

—¿Se ha sentido maltratado personalmente por la oposición en esta legislatura?

—Ofende el que puede, no el que quiere, y quienes han intentado hacerlo con falsedades, calumnias y difamaciones acreditan poco nivel. Es obvio que nadie lo pasa bien cuando te montan un programa de televisión para desprestigiarte. La oposición confunde su tarea con los ataques personales; ya le pasó a Camps y ahora parece que me toca a mí.

—¿Tiene algo de lo que arrepentirse?

—Todos los días, pero en mi gestión política y personal nunca he metido la mano en nada ni he permitido que nadie que estuviera a mi lado lo hiciera. La pata sí la he metido muchas veces, pero nunca la mano.

—¿Comparte la decisión de Fabra de que los imputados no vayan en las listas electorales?

—Necesitamos una reforma legal. Imputado no es condenado. Hay una gran diferencia. Si alguien está condenado, no debe estar en las listas, pero no tengo claro que, para los imputados, la solución sea apartarlos. No creo que contribuya a regenerar la vida política.

—Fabra dijo que no todos los casos son iguales.

—Uno puede estar en política, ser honesto y cometer un fallo administrativo, y otro puede llevarse el dinero. El caso más notorio que hemos vivido en la Comunidad es Gürtel y puedo afirmar, como he dicho siempre, que ni un solo político del PPCV se ha llevado un euro a su bolsillo. Absolutamente nadie.

—Si esto es así, ¿por qué no pueden continuar los imputados en ese caso en las listas electorales del partido?

—Yo no soy el que va a hacerlas.

—El que ya fue declarado inocente es Francisco Camps.

—Camps entendió que el presidente de la Generalitat no podía estar sentado en el banquillo y ningún político en España tuvo la valentía que él tuvo marchándose. Los valencianos y el PP deberemos estarle siempre agradecidos porque antepuso los intereses de la Comunidad a los propios.

—¿Ya está tardando su restitución?

—No lo sé, pero él tuvo una gallardía por encima de lo común. Otros presidentes han dimitido y se han ido al Senado para que no les imputen en su provincia.

—¿Está preparado el PPCV para hacer frente a un eventual tripartito o sigue ocupado en el debate interno?

—El PP está preparado ideológicamente. No hay debate dentro del partido, ni en la Comunidad ni en el conjunto de España. El PP agrupa al centro-derecha, a las grandes familias liberales de la economía, a otros de ámbito conservador, procedentes de Alianza Popular, y a otros muchos que hemos llegado al partido desde UCD. No veo ninguna división en cuanto a formas de entender la sociedad.

—¿Quién enfatiza esa presunta división?

—Hay medios de comunicación que apoyan a los grupos de izquierda y que alientan esa distinción de corrientes. La creencia de que el PP es el centro-derecha en España es global y nos quieren dividir porque saben que si seguimos unidos, los ciudadanos nos perciben como la mejor forma de gobernar frente a otras que son desastrosas.

—¿Está defendiendo Fabra adecuadamente los intereses de la Comunidad?

—Fabra defiende a la Comunidad Valenciana. La lástima es que la oposición quiere derribar al PP pero no ayudar a esta región.

—¿Qué inquietudes le transmiten los militantes?

—El PPCV es el partido de más alta militancia y las inquietudes de los afiliados son las mismas que las de la sociedad: la falta de trabajo, el cierre de empresas, el banco que no presta dinero. Lo que esperan de los políticos es que resolvamos sus problemas y en este partido no hay más problemas que los reales, los que sufren los ciudadanos. También perciben que la situación, poco a poco, gracias a las políticas del partido, va mejorando. El PSOE dejó este país en estado de ruina y ahora estamos reconstruyéndolo. Hay gente capaz de hacerlo.

—Las encuestas no son alentadoras para el PPCV. ¿Hay tiempo para darle la vuelta a los sondeos?

—No podemos estar pensando en tiempos sino en trabajar cada día, no con la vista puesta en las próximas elecciones. Sería un engaño a los que depositaron su confianza en nosotros. Las estrategias electoralistas las puede hacer la oposición, y de hecho las practica, pero no ofrecen soluciones para los problemas de la gente.

—Usted conoce como pocos a Rita Barberá. ¿Cree que tiene ánimos para volver a presentarse a la Alcaldía de Valencia?

—En mi vida, las personas a las que he admirado en política se cuentan con los dedos de la mano y el primero de esos dedos se corresponde con Rita Barberá. Me llamó en 1991 para que fuera con ella al Ayuntamiento de Valencia y allí descubrí a una mujer con ilusión, empuje, empeño y carácter. Esa Rita que conocí entonces mantiene ahora todas esas características y además mucha experiencia, lo que en política ofrece una enorme ventaja.

—¿Optará entonces a un séptimo mandato?

—Sin ninguna duda, por supuesto. Rita Barberá es un activo, no del PP de la Comunidad sino del PP de toda España. Está en perfecto estado de ganas, ilusión y experiencia. La política es para jóvenes porque suponen savia nueva que regenera, pero es muy importante que la gente con experiencia también esté en primera línea.

—¿El PP valora a sus referentes?

—Eso es muy relativo, porque cuando uno desempeña un cargo deja su impronta. La de Mariano Rajoy no tiene por qué ser la de José María Aznar, ni la de Alberto Fabra la de Francisco Camps o la de éste la de Eduardo Zaplana. La valoración es relativa.

—¿Están algunos políticos desprestigiando con su comportamiento instituciones como las Cortes?

—Nos lo ganamos a pulso, aquí y en otros parlamentos, como se vio con el aplauso de algunos diputados a las mujeres que se desnudaron en el Congreso el pasado 9 de octubre.

—¿Comparte lo que dijo el ministro García-Margallo, buen amigo suyo, sobre que era conveniente dotar a Cataluña de un estatus especial para atajar la vía soberanista abierta por Mas aunque para ello haya que reformar la Constitución?

—Todos pedimos la revisión de la financiación y José Manuel García-Margallo no dijo nada en contra de la Constitución ni del Gobierno. Fue un padre constitucional y sabe de lo que habla. El modelo hay que revisarlo juntos en la misma mesa y para todos.

—¿Entendería la bilateralidad en las negociaciones?

—Eso de si me das más dinero, ya no reivindico es algo que no se puede permitir. El Estado somos todos y hay que aplicar la justicia distributiva. Debe financiarse por igual, viva el español donde viva, la educación, sanidad, atención social, seguridad y justicia. Luego, si cada región quiere hacer algo más en función de sus impuestos, adelante, pero lo básico son los ejes que he citado, porque no es normal que un valenciano tenga una financiación de novecientos euros para sanidad y un asturiano 1.600.

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