«¿No al transgénico y sí al transgénero? Pero eso, ¿cómo se come?»

Una presencia que no siempre está exenta de polémica, sobre todo cuando algunas actos o palabras se sacan de contexto. Lo que no quita que algunas banderas arcoiris se paseen por las las calles de Lisboa con normalidad, entre el medio millón de jóvenes que ya llenan la ciudad. Aunque es cierto, que son testimoniales y es más fácil encontrar una bandera de Andorra, Liechtenstein o Tuvalu que la enseña LGTBI.

Algunas polémicas parecen forzadas, como la del joven que se paseaba con una bandera trans entre los grupos de peregrinos, mientras grababa la reacciones con el móvil. «Puedes estar aquí, no te decimos que no, solamente no lleves la bandera», le decía una joven participante en la JMJ, mientras quien le grababa les espetaba si, acaso, «eran los organizadores».

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En otra, este jueves por la tarde, se evidenciaban dos sensibilidades distintas de afrontar la cuestión dentro de la Iglesia católica. Mientras en la iglesia parroquial de Nossa Senhora da Encarnação, en Ameixoeira (Lisboa), un centenar de jóvenes celebraban la eucaristía con católicos LGTBI, una decena rezaba el rosario de rodillas a las puertas del templo. «Individualmente, no tenemos nada contra esta gente. El enemigo es esta ideología y algunos sacerdotes que la defienden», explicaba más tarde al canal de televisión portuguesa, Rafael da Silva, uno de los organizadores del rosario.

También unas de las palabras del obispo de Orihuela-Alicante, en una de las catequesis que cada mañana ofrecen a los jóvenes, rebautizadas este año como «Rise up», han llegado a ocupar algún titular. La temática, marcada por la organización, trataba sobre la «Ecología integral», un concepto promovido por el Papa en su encíclica 'Laudato Si'. En sus palabras a los jóvenes, Munilla incidió en el adjetivo, «clave», según les dijo, «porque una ecología si no es integral no es cristiana. Y hoy hay mucha ecología que es en realidad una ideología» Desde esa perspectiva, les ha propuesto la austeridad, «frente a un consumismo que corrompe el alma».

En ese contexto criticó que se confundan «lo sentimientos con el amor», y lo ejemplificó con «el drama de la existencia de los 'perrijos' en nuestra cultura». «Estamos viendo en las calles de carritos de coche que uno esperaba ver un bebé y ahora vemos a un perrito. Por Dios, déjele al perro ser perro, déjele que corra».

Desde esa perspectiva también entró a denunciar una de las «contradicciones flagrantes» del ecologismo, que por una parte «denuncia los transgénicos», por la «preocupación de si la producción de estos alimentos están suponiendo un respeto a la naturaleza». «Pero al mismo tiempo se promulga se promulga el transgénero, el que uno pueda cambiar de repente de ser hombre a ser mujer». «Pero vamos a ver ¿no al transgénico y sí al transgénero? Pero eso ¿cómo se come? Eso deja patente una contradicción que evidencia una ecología que es una ideología», añadió.

Así, el obispo de Orihuela-Alicante explicó que «la verdadera ecología tiene que comenzar por el respeto a nosotros mismos, hacia la propia naturaleza. Dios nos ha creado y nos ha creado bien. Nadie nace en un cuerpo equivocado, que es el título de un conocido libro». «Nadie nace en un cuerpo equivocado», ha repetido, una frase que los jóvenes asistentes han recibido con aplausos.

En definitiva, las palabras de Munilla recogen la doctrina oficial de la Iglesia con respecto al tema, incluso del propio Papa Francisco, como el obispo se ha encargado de recordar, al leer un párrafo de su encíclica 'Laudato Si'. «La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común, mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación», señalaba Francisco en la encíclica sobre el cuidado de la casa común publicada en 2015.

«Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su feminidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente», afirmaba el Papa en el punto 155 que Munilla ha leído a los jóvenes. «Por lo tanto, no es sana una actitud que pretenda «cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma», concluyen las palabras de Francisco en su encíclica.